“Ser hombre de otra forma significa ser mujer, ponerse en su lugar”
¿Qué es la paternidad positiva? Un término que se ha acuñado hace ya unos años, pero que ahora empuja con fuerza como una cuña más que introducir en el muro de la cultura machista. Es lo que piensa Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quien advierte de que “la igualdad por si sola no evita la violencia machista”. Lorente, quien ha participado en Vitoria en unas jornadas sobre ‘paternidades positivas’ organizadas por el Gobierno vasco y la Universidad de Deusto, ha recalcado la idea de que ni la paternidad ni la violencia machista son “accidentes”. “No. Es el resultado de una estrategia”.
El concepto de paternidad positiva que trata de abrirse camino se refiere a la implicación del padre en el cuidado de los hijos de la misma forma y al mismo nivel que la mujer. Los datos reflejan que la mayor implicación del padre en el proceso de crianza actúa como un factor protector del desarrollo psicológico y de la salud mental de los niños. Lorente destacó la importancia de la paternidad positiva para terminar con el papel del hombre tradicional, que ha asociado la sociedad al varón generación tras generación. Y dentro de ese rol de hombre tradicional subyace la violencia machista en algunos casos. “La paternidad no sirve para evitar la violencia de género”, asegura Lorente.
En España, 840.000 niños (el 10% de los menores españoles) vive en hogares con padres maltratadores. “Los hombres utilizan la violencia con unos objetivos, como una forma de mantener el control y su posición”. Esa paternidad tradicional se define por el control o supervisión del papel de la madre; la imposición de la disciplina (“ya verás cuando venga tu padre”); respeto en lugar de amor y un modelo crítico con todo lo femenino en los niños (como llorar, mostrarse sensibles, vestir algo con tonalidad rosa).
Cada vez más violencia
Frente a ese escenario, la paternidad positiva irrumpe como algo transformador y una esperanza de conseguir una implicación igualitaria de los hombres en la crianza de sus hijos. “Ser hombre de otra forma diferente al tradicional significa ser mujer. Es decir, ponerse en el lugar de la mujer, compartir la maternidad desde el cuidado, el amor y la igualdad”.
Pero a pesar de sos esfuerzos, el panorama no resulta muy alentador al comprobar que queda machismo para rato. La masculinidad está en crisis. Las mujeres cambian la sociedad y consolidan esas modificaciones, pero los hombres no. Por eso, cada vez hay más casos de violencia de género. Los hombres recurren a la violencia para resistirse al cambio. No se trata de ningún accidente, es algo deseado y voluntario. El problema es que entre los adolescentes también ha crecido el machismo“.
“Pensar”, añade Lorente, “que la única alternativa seria para salir de la violencia de género pasa por la denuncia judidical es equivocarse. Es una medida, pero la respuesta debe ser diferente: incidir en campañas activas de detección en sanidad, educación.....Los profesores ven a los niños tristes en una clase, sospechan que en su casa hay malos tratos, pero no hacen nada”.