La incidencia de las emociones en el aula
¿Hasta qué punto las emociones y los sentimientos de los alumnos pueden afectar a su rendimiento escolar? Los resultados de las investigaciones realizadas en torno a la incidencia de las emociones en el aula demuestran que muchos de los problemas surgidos en el ámbito escolar tienen origen emocional. “Dicho origen está fundamentalmente en la incapacidad para gestionar debidamente las emociones”, explica Aitor Aritzeta, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco (UPV), quien ha dirigido una investigación sobre lo que se conoce como inteligencia emocional.
“Las emociones ofrecen información relevante sobre el ser humano, sobre los deseos y necesidades de individuos y colectivos, sobre qué aspectos inciden en los demás o las razones que guían el comportamiento de las personas”, apunta. La investigación de Aritzeta certifica que si se gestionan debidamente las emociones en las aulas se logra que el rendimiento académico sea mayor. Es decir, “la educación emocional facilita el trabajo para procesar información y hace más comprensible lo aprendido”.
“La inteligencia emocional”, añade, “es la capacidad del ser humano para detectar, comprender y regular emociones y sentimientos de forma apropiada y específica. A nivel individual es muy importante para comprender y poder predecir el comportamiento en la escuela, pero el comportamiento de los alumnos se da en un contexto y no está desligado de dicho contexto”. Así, resulta imposible explicar un suceso basándose únicamente en las características del individuo. “Es imprescindible tener en cuenta las variables contextuales y variables sociales que han podido incidir en dicho suceso; es decir, tener en consideración la inteligencia emocional grupal. En un aula alumnos y alumnas comparten experiencias emocionales y dichas experiencias pueden incidir, en mayor o menor medida, sobre el comportamiento de los individuos”.
En la actualidad, el análisis emocional es clave para comprender las interacciones en el aula e indagar los patrones de la motivación para aprender de alumnos y alumnas. “En el contexto del aula alumnas y alumnos son especialmente sensibles ante el significado emocional de las experiencias académicas y ante las experiencias emocionales de sus amigas y amigos, ya que estos están muy cerca y son importantes socialmente”, explica Aitor Aritzeta.
Aulas analizadas
Aulas analizadasSu investigación tenía dos objetivos: por un lado, desarrollar un cuestionario que fuera capaz de medir la inteligencia emocional grupal; y, por otro, analizar la relación entre aulas con inteligencia emocional alta y rendimiento académico.El cuestionario mide con cuántas destrezas cuentan los miembros del grupo para centrar su atención en las emociones del grupo, expresar y comprender debidamente las emociones y gestionar y reemplazar situaciones emocionales positivas o negativas.
El equipo investigador analizó 59 aulas de la comunidad autónoma, que abarcaban a un total de 794 adolescentes de 13 a 19 años de edad, con el fin de descubrir si hay una relación positiva entre inteligencia emocional alta y rendimiento académico.“Hemos detectado que en las aulas con inteligencia emocional alta [aulas que han logrado puntuación alta al responder al cuestionario] el rendimiento académico [nota media] es mayor.Ello no significa que no haya alumnos o alumnas con malos resultados, pero la nota media de todos los alumnos y alumnas del aula es más alta”.
¿Por qué ocurre?“Porque los alumnos y alumnas de las aulas con ambiente emocional positivo, quienes están muy identificados con dichas aulas, muestran una mayor versatilidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje y logran mejores resultados académicos que quienes no se sienten identificados con el aula y están en clases de ambiente emocional negativo.En definitiva, facilita el trabajo de procesar información y hace más comprensible lo aprendido”, afirma el investigador de la Facultad de Psicología.