El rugby suma el trofeo más valioso: la inclusión
“La diversidad y la diferencia entendidas no como un límite sino como una riqueza”. Con esta frase sintetiza Iosu Isuskiza, presidente de la Asociación Síndrome de Down Isabel Orbe, el espíritu que ha llevado al Gaztedi a lo más alto del Rugby Mundial Inclusivo. En el primer torneo de esta modalidad celebrado en Inglaterra, en la localidad de Bradford, los de Vitoria han brillado con luz propia no tanto por sus ensayos, sus melés o placajes sino por buen hacer y sintonía dentro y fuera del terreno de juego con sus recientes fichajes, un grupo de chavales con Síndrome de Down.
En el mundial se disputan dos trofeos. Uno, estrictamente deportivo, que lo ha logardo el equipo vencedor de los partidos jugados entre los doce equipos participantes. El ganador ha sido el equipo irlandés de los Sunday's Well Rebels.
El segundo, el “Spirit of Mixed Ability Rugby Trophy” que se ha traído la alineación del Gaztedi a la capital alavesa, tiene una valor muy significativo, reconoce al rugby como herramienta inclusiva nos sólo en el deporte, sino en todos los ámbitos de la vida. La forma de entender la inclusión del Gaztedi Club Taldea ha sido distinguida como la mejor entre los aspirantes al galardón, otras formaciones de Inglaterra, Francia, Escocia, Irlanda, Gales, Italia, Serbia, Argentina y España.
“Puede resultar sorprendente que sea con el rugby, un deporte considerado brusco, cuando no violento, mediante el que se haya conseguido este premio. Sin embargo, los verdaderos valores del rugby, la solidaridad, disciplina, integridad, pasión y respeto, son una base excelente para lograr que cualquier persona disfrute del mismo. Precisamente esos valores son los que permiten que, con actitud, confianza y esfuerzo, en el rugby la diferencia se convierta en un valor y no en una limitación, que cualquiera que quiera pueda participar”, celebran los responsables de la asociación de Down Araba en su blog.
Los chavales de la asociación se incorporaron a las filas del Gaztedi, cuyo nacimiento se remonta año 1977, hace dos años escasos. Desde entonces la satisfacción que supone para unos y otros compartir glorias, derrotas, entrenamientos o el tercer tiempo es incomparable. Ahora la iniciativa, que desde sus inicios ha llamado la atención de otros clubs, se ha convertido en un referente a nivel mundial al fomentar la diversidad en el deporte. “Todo esto nos está demostrando que si la inclusión es posible en el rugby… ¿Por qué no lo puede ser en cualquier otro ámbito de la vida”.
Los organizadores del campeonato mundial de rugby inclusivo pretenden que este trofeo se otorgue cada dos años y se convierta en un icono de la igualdad y la inclusión. “La diversidad de colores que suman los doce equipos participantes se queda pequeña al lado de la variedad de jugadores que hay en este campeonato.Los hay de todos los tamaños, alturas, formas de correr o de gritar. Los hay más o menos fuertes, más o menos rápidos, buenos y peores placadores o pateadores… pero todos disfrutando de la posibilidad de practicar el rugby. Las diferencias que puede haber entre los jugadores tampoco son determinantes. O mejor dicho, lo son pero porque aportan matices al juego que de otra forma no se podrían disfrutar.Eso es lo que tiene este campeonato de rugby inclusivo y es lo que debería de tener una sociedad realmente inclusiva: que más allá del respeto por la diferencia, ésta sea valorada por lo que permite enriquecer a quien está dispuesto a aceptarla”,concluye Iosu Isuskiza.