“Nos dan lecciones de esfuerzo los expertos en palos de golf”
Ángel Gabilondo (Donosti, 1949) es un apasionado defensor de la educación, a la que considera “la mejor política social y económica”. El ex ministro de Educación entre 2009 y 2011 en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, cree que el sistema educativo ha hecho por España “más que nada y que nadie” y arremete contra los que exigen más esfuerzo, pero no parten desde la misma línea de salida. “Nos dan lecciones de esfuerzo los expertos en palos de golf”. Gabilondo, quien en la actualidad es catedrático de Metafísica en la Universidad Autónoma de Madrid, ha hecho estas reflexiones durante su intervención esta semana en una conferencia organizada por la Escuela de Formación ‘Tomás y Valiente’.
Javier Nogales, responsable de Educación del PSE-EE de Álava, introdujo la conferencia de Gabilondo y tachó el proyecto de ley orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE) promovida por el Gobierno central de “contrarreforma” y “recentralizadora”. Gabilondo eludió pronunciarse sobre aspectos concretos, aunque dejó caer inquietudes sobre el nivel de consenso con el que cuenta el proyecto y si es la ley del acuerdo. “El acuerdo es el único camino”, aseveró.
El ex ministro se centró en la imperiosa necesidad de buscar consensos antes de plantearse cualquier tipo de reforma. “La LOMCE carece de visión global. Primero hay que sentarse para hablar de los objetivos y construir a partir de esas bases. Implicar a toda la comunidad educativa. El acuerdo educativo debe estar vinculado a la comunidad y a los agentes sociales. Puedes hacer todas las leyes que quieras y no cambiará nada si no participan todos los agentes. Se cambia la ley y con un juego de cintura volvemos al momento anterior”.
Gabilondo enfatizó que “la educación es la mejor política social y económica” y que ha hecho “por este país más que nada ni nadie”. “Este país ha luchado mucho por contar una clase media y ahora resulta que unos están muy arriba y otros abajo. Hay que recuperar los valores de la Revolución Francesa de libertad, igualdad y fraternidad. Poniendo la equidad por delante de todo y hacer bandera de la igualdad de oportunidades. Y la educación es lo que permite creer que la igualdad de oportunidades es posible”.
“La socialización de la educación”, añadió, “es una de las grandes conquistas del país” y recalcó que “sin equidad la calidad es elitista y es exclusión”. En este punto, rechazó la vinculación de la calidad de la educación a los resultados escolares. “La calidad es una relación entre objetivos, medios, medidas y resultados”. Según lo que se proponga, indicó, será diferente la noción de calidad. “¿O no es calidad conseguir la escolarización en un barrio con un 80% de inmigración y que todos los niños acudan al colegio aunque los resultados escolares no sean superbrillantes? ¿Sólo hay que tener en cuenta las notas?”.
Querer a los alumnos
Así, siguió interpelándose: “Sin un chico va todos los veranos a Inglaterra es posible que sepa más el que no puede ir. Pero, ¿el que no va se esfuerza menos? Nos dan clase de esfuerzo los expertos en palos de golf”.
Si sólo se valoran los resultados, se reproduce la clasificación social: estás arriba o abajo. Rechazo rotundamente el resultadismo porque de lo contrario se desmembra la comunidad al grito liberal de sálvese quien pueda“. De esta forma, el ex ministro reivindico la excelencia educativa, pero ”siempre que todos salgan desde la misma línea. Que no vaya uno en moto y otro a pie y después nos hablen de esfuerzo“.
Gabilondo criticó a las voces que culpan al sistema educativo del paro juvenil (alcanza un 57% en España). “Esta acusación es perversa. No se educa solo en horario escolar. La educación debe responder a las demandas sociales, no al mercado. Las necesidades sociales son las que no pueden defenderse”.
El mejor método educativo pasa, según Gabilondo, por “querer a los alumnos, hablar bien de ellos, esperar algo de ellos”. También demandó reconocimiento social para los profesores. Y además, abogó por una estabilidad normativa, lo que transmite confianza a todos los agentes que intervienen en el sistema educativo. “En Finlandia (uno de los países punteros en educación) tardaron 25 años en implantar modelo y otros 15 en evaluarlo. En España. El modelo se quita antes de evaluarlo”.
“La educación”, concluyó, “es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos”.