Las obras de la incineradora de Gipuzkoa comenzarán ya
La incineradora de Zubieta ha salvado ya todas las trabas judiciales, políticas y legales -tras desestimarse el recurso de FCC contra la adjudicación- para ser una realidad en poco más de 30 meses. El presidente del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa y diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, y la directora de la UTE que lidera Urbaser, María Jesús Ramírez, han firmado este lunes el contrato para la construcción, gestión y explotación de la planta de valorización energética de Zubieta, que incluye la incineradora, y cuyas obras se iniciarán “en breve”, según han confirmado sus responsables.
En el acto de la firma este lunes, en el que han estado representes de la UTE formada por Urbaser y las empresas guipuzcoanas LKS, Moyua, Murias y Altuna y Uría, Asensio ha asegurado que este es “un día importante” para los guipuzcoanos porque se da “un paso definitivo para la resolver el problema de los residuos en Gipuzkoa”. El plazo para la puesta en marcha de la planta, cuya concesión ganó la UTE liderada por Urbaser por 768 millones de euros, es de 30 meses. “Vamos a contar con el complejo medioambiental más avanzado de Europa”, ha reiterado el diputado Asensio. La planta, además, generará energía suficiente para abastecer a más de 45.000 hogares, según las previsiones oficiales.
La UTE deberá hacerse cargo de una inversión de 217 millones de euros para la construcción y puesta en marcha del complejo, con sus plantas de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) y de Valorización Energética (PVE). En el momento en que el complejo comience a funcionar, el contratista recibirá 24 millones anuales (en concreto por la inversión realizada y por la gestión de la instalación), lo que hace un total de 768 millones durante los 32 años de vigencia del contrato. Además, está previsto que se creen 80 puestos de trabajo directos y 100 indirectos.
María Jesús Ramírez ha explicado que el objetivo de la UTE es “dotar a Gipuzkoa de la instalación más moderna y eficiente para el tratamiento de residuos”. “La instalación que vamos a construir responde perfectamente a las condiciones del Consorcio de Residuos y se han implementado en el proyecto todas las medidas de prevención y protección necesarias para evitar cualquier impacto medioambiental”, ha subrayado la directora de la UTE.
Limpieza de gases en dos etapas
El complejo medioambiental tendrá dos líneas de tratamiento mecánico “totalmente automatizadas y dotadas con el equipamiento más avanzado” lo que permitirá alcanzar una recuperación superior al 7,6%. Habrá también una planta de tratamiento biológico en la que se hará una preparación de los residuos para su posterior valorización. Por último, habrá dos líneas de valorización energética en las que se producirá energía eléctrica a partir del combustible generado en las etapas anteriores.
Para garantizar el control de emisiones, la incineradora tendrá un sistema de limpieza de gases en dos etapas “absolutamente innovador, que no dispone actualmente ninguna instalación en España y que está comenzando a instalarse en alguna planta del norte de Europa”. “Este sistema de limpieza representa una parte muy importante del presupuesto”, ha explicado Ramírez, al tiempo que ha señalado que tampoco habrá ningún vertido de aguas de proceso y la generación de residuos será mínima.
El diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, ya aseguró en una entrevista en este periódico que ponía “la mano en el fuego” por la seguridad de la planta: “la incineradora no afectará a la población”, aseguró el verano pasado.
Desde el punto de vista energético, se aplica una tecnología “muy eficiente y de gran rendimiento” que evitará 94.000 toneladas de CO2 en emisiones al medio ambiente, generando energía para abastecer a 45.000 hogares. El sistema de depuración permite una reducción del 70% de las emisiones máximas de dioxinas que fija la normativa europea. “En partículas totales, las emisiones del centro serán 15 veces menores que las que la normativa permite para una cementera, 10 veces menor que las autorizadas para la siderurgia o 75 menores que las aplicadas a la industria química”, explican.