“Hay que consultar más y escuchar a la ciudadanía”
Aitor Urresti (Bilbao, 1975) fue en 2012 el candidato a lehandakari por el partido de nuevo cuño Equo y portavoz hasta el pasado año de esta formación que tiene la ecología política y la horizontalidad como señas de identidad. Un partido que cumple tres años de vida en Euskadi.
Pregunta. ¿Qué posibilidades se abren para su partido en unas elecciones europeas en las que el cabeza de lista, Floren Marcellesi, es de aquí?
Respuesta. Por primera vez vamos a tener un eurodiputado verde para el conjunto de España. Son unas elecciones importantes por las nuevas organizaciones de tipo progresista que están naciendo, hay una movilización de la ciudadanía bastante positiva.
P. ¿Qué es Equo ahora mismo en Euskadi?
R. Es el partido de la ecología política, un movimiento que parte de la conciencia de que vivimos en un mundo que es el único que tenemos y debemos cuidar. Pero hablamos de ecología en la relación norte-sur, en solidaridad pensando a futuro, reivindicamos la horizontalidad y la democracia participativa. Es un partido del siglo XXI.
P. Esa horizontalidad os hace más fácil conectar con las nuevas generaciones que quieren participar en política entendida de otra manera.
R. Exactamente. No creemos en un modelo de partido en el que depositas un voto cada cuatro años y si te he visto no me acuerdo. La política hay que hacerla día a día, escuchando las preocupaciones de la ciudadanía para darles respuesta y haciendo las cosas de otra manera. La lista a las europeas se ha hecho a través de un sistema de primarias abiertas, en la que se han podido presentar hasta simpatizantes, y podía votar cualquiera y sin pagar, ahora que el PSOE tanto habla de sus primarias.
P. ¿Acabarán los partidos tradicionales transitando por ese camino?
R. Lo vemos muy deseable. No entendemos cómo siguen poniendo pegas a unas primarias abiertas. El no admitirlas o poner límites es una forma de entender la política interna de un partido como un juego de poder, limitando la libre expresión de sus propios militantes.
P. Su presencia en las redes es importante, no así en los medios tradicionales. ¿Tienen dificultades para llevar su mensaje a la ciudadanía?
R. Sin duda. No entendemos las redes como una herramienta de partido, sino como herramienta de expresión personal. Twitter y Facebook no son meros voceros de lo que nosotros decimos, sino herramientas de debate. La mayoría de los políticos no responde en sus cuentas y solo las activan cuando se acercan las elecciones. Pero para mucha gente, si no abres el telediario, no existes, y para esa gente, Equo no existe. Somos muy activos en movimientos sociales, pero no nos gusta monopolizarlos.
P. ¿Eso suena a crítica a algún partido que hace años vampirizó movimientos sociales?
R. Podría tomarse como una crítica, sí. Yo he pasado por los movimientos más diversos; empecé con 14 años en Gesto por la Paz y tengo 39. Mi relación con un partido es de hace tres años y sé lo que a mí no me ha gustado nunca que hagan los partidos con un movimiento social.
P. ¿Qué propone Equo para salir de la crisis?
R. La crisis actual es mucho más que una crisis económica o financiera. Es también una crisis ambiental, una crisis energética y una crisis social evidente. La respuesta o es global o no servirá más que para parchear. Y ahí entra la economía verde: renovables -con creación de más empleo, de calidad y más barato- el sector de los cuidados (la dependencia), la rehabilitación energética de edificios…
P. A la izquierda del PSE hay una amalgama de siglas a las que ahora se suma Equo. ¿Abogan ustedes por un trabajo conjunto que pueda derivar en una coalición electoral?
R. Aquí no se trata de ver quién es más verde. Compartimos espacio político con otros partidos que se mueven en la ecología política y en la izquierda. Podría tener sentido trabajar de manera conjunta, antes o después. Y ya lo estamos haciendo: en Navarra con Batzarre e IU Nafarroa, aquí con Ezker Anitza. Cualquier coalición debe asentarse en un trabajo previo, no puede ser que a las puertas de unas elecciones nos juntemos para repartir los puestos de una lista y ya está.
P. Cómo se sitúa Equo en el tiempo post-ETA. ¿Desarme, disolución, acercamiento de presos, memoria?
R. El trabajo que estamos haciendo en Navarra lo llamábamos “Con un paz con memoria”. Víctimas son todas aquellas personas que han sufrido algo con respecto a este llamémoslo conflicto y tienen derecho a la memoria, al reconocimiento y a la reparación. Entrar en el debate de quién tiene que moverse ahora, qué debe ser prioritario, creo que es un planteamiento revanchista de quién está ganando y quién está perdiendo.
P. ¿No creen que debe haber vencedores y vencidos en el final del terrorismo?
R. Vencedores… no sé si hay alguno. Hay vencidos, que ha sido toda la sociedad y todas las víctimas, eso es innegable. Hay que construir un relato en el que no se pude dejar a nadie fuera, hay muchos crímenes que están sin resolver y hay que darles respuesta. Y no solo de ETA, también del GAL, torturas, hay muchos silencios en esta sociedad que hay que ir llenando de luz. Y todo con la participación activa de la sociedad, para que sienta este proceso como propio. No se puede hacer solo entre cuatro asociaciones y cinco partidos.
P. Hay una creciente desafección a la clase política.
R. Hay mucha gente en la sociedad que se ha visto engañada por los partidos en los que confiaban, sobre todo en la izquierda. Es el momento de efervescencia del 15-M, y una parte de la ciudadanía cree que ha llegado el momento de cambiar las cosas también desde la política de otra manera. Y en ese momento, mucha gente hemos encontrado Equo. La política del futuro no puede ser algo como que se junten cuatro personas y tomen una decisión, algo que ha pasado mucho en los partidos de izquierda. La gente se encontraba con las decisiones tomadas. Hay que participar en la tomas de decisiones y los partidos tienen miedo a que la gente participe. La ciudadanía dice que los partidos no les representan porque están tomando decisiones con las que no están de acuerdo. Hay que consultar más, escuchar a la ciudadanía.