Mas: “El posible acuerdo con España está más lejos que la cima del Everest vista desde Katmandú”
“Nunca he visto un aula con 1.800 alumnos”, se ha sorprendido el lehendakari Juan José Ibarretxe (el título es vitalicio) al entrar acompañado del “president” catalán Artur Mas a una conferencia organizada por su ‘lobby’ académico, el Agirre Lehendakaria Center, y por la plataforma Gure Esku Dago que ha conseguido colmar la sala principal del Kursaal de San Sebastián, la misma que se emplea para conciertos de gran formato. Mas, jaleado en más de media docena de ocasiones por el auditorio presidido por cuadros de EH Bildu y del PNV, ha dejado este miércoles por la noche varios titulares en Euskadi, como que “el posible acuerdo [con España] está más lejos que la cima del Everest vista desde Katmandú” o que, aunque el Estado tendiera la mano, sería tarde para detener un referéndum independentista. “Si es así, si hubiera una oferta de más autonomía, que la gente escoja, o independencia u oferta del Estado español […]. Pero no hemos hecho todo esto para en el último momento tirar la toalla”, ha dicho Mas, que ha intercalado guiños en euskara en sus palabras en castellano.
Largas colas de gente se agolpaban a las puertas del Kursaal donostiarra más de una hora antes de la charla. Con mucha antelación, los 1.800 asistentes han aguardado a Mas y a Ibarretxe, que han comparecido con algunos pocos minutos de retraso. Les esperaban en las primeras filas rostros muy conocidos de la política, como el líder de Sortu, Arnaldo Otegi, y varios de sus colaboradores, o la candidata que no lo fue de Podemos a lehendakari, la magistrada Garbiñe Biurrun. También ha hecho acto de presencia el portavoz del PNV en el Parlamento Vasco, Joseba Egibar, que ha comentado a los periodistas que “la causa catalana es la causa vasca” porque “enfrente” está el mismo Estado.
El partido nacionalista, histórico aliado de la extinta Convergència (ahora Partit Demòcrata Català) que dirige Mas, ha enviado una nutrida delegación a la conferencia, incluidos el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, varios dirigentes del Euzkadi Buru Batzar y parlamentarios. Pero la noticia estaba en las ausencias. En la del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que acudía a la misma hora en Bilbao a la presentación de un libro pero que recibirá a Mas este jueves en Sabin Etxea, el cuartel general peneuvista. Y, sobre todo, en la del lehendakari, Iñigo Urkullu, cuya apuesta pasa por negociar con el Estado una reforma estatutaria y que ha dado la vuelta al discurso soberanista que en su día abanderó Juan José Ibarretxe y que hoy repite desde su tribuna universitaria del Agirre Lehendakaria Center.
Ibarretxe ha abierto el fuego. Lo ha hecho de pie, sin papeles y con un ‘power point’. Ha trufado su mensaje soberanista de metáforas deportivas. Ha dicho con una fotografía del antiguo equipo ciclista Euskaltel Euskadi que en su día Euskadi (“me duele cuando en ETB dicen Euskadi y Navarra, para mí Euskadi es Vasconia o Euskal Herria, es lo mismo”) tiró del pelotón y que ahora el “relevo” se lo ha dado Cataluña. Ha asegurado también que ni “toda la NBA” podrá taponar una canasta del pueblo si está unido. Y, sobre todo, ha indicado que él llevó el concepto de “derecho a decidir” (que no “derecho de autodeterminación”) al “campo base” del Everest y que ahora le toca a Cataluña, que ya está en el “campo 3”, hollar la cima. Su última comparativa, con imágenes de Las Ramblas llenas de independentistas, ha sonado a recado al PNV y al plan de Urkullu: “Alguien puede pensar que la sociedad vasca está en punto muerto, pero sólo hace falta mirar a La Concha. Hubo una ola y luego vendrá otra”.
Sin citar el final de Convergència ni la corrupción
Mas, efectivamente, le ha dado el relevo, aunque él en un atril y con un botellín de agua de apoyo. El expresidente catalán ha resumido cronológicamente las “claves” del ‘procès’. Sus claves. Ha citado el portazo al Estatut, el ‘no’ al pacto fiscal, la Diada multitudinaria de 2012, la consulta del 9-N de 2014, las elecciones plebiscitarias de 2015 y hasta los “vetos” de la CUP a su presidencia y la llegada de Carles Puigdemont. Ha omitido los recortes sociales en Cataluña, la implosión de la alianza con Unió, la desaparición de Convergència y los casos de corrupción descubiertos en los últimos años, que salpican directamente a sus Gobiernos.
Pero más que en el pasado, el dirigente soberanista –que ha asegurado seguir en primera línea del proceso- ha aludido al presente y al futuro de Cataluña. Ha hablado de “agresiones” de España y de que el pueblo catalán y su clase política están “reaccionando” en “defensa propia”. En el momento más duro de su intervención, ha calificado de “guerra sucia” de elementos “más o menos controlados” del Estado la denominada ‘operación Cataluña’ y ha garantizado que España “no se va a quedar de brazos cruzados” ante el desafío independentista. Pero ha pronosticado que más que “desprestigiar” a los líderes independentistas es una máquina de crear nuevos adeptos a la causa.
Según los datos de Mas, del 20% de apoyo a la independencia se ha pasado en “sólo cuatro años” a una mayoría soberanista clara en el Parlament. Sólo queda, a su juicio, probar si es posible también ese 50% en un referéndum independentista. “Votar ya sería ganar”, ha enfatizado Mas, en la línea de un Ibarretxe que ha sugerido que no tienen nada que temer los Estados ya que los dos ejercicios del derecho a decidir conocidos en Occidente, el de Escocia y el de Quebec, han reforzado la “unión” en Reino Unido y Canadá.
En todo caso, ha augurado “pasos” decisivos en 2017. Ha asegurado que de aquí a septiembre estarán listas las denominadas “leyes de desconexión” para dar un paraguas legal (catalán) al nuevo Estado. También ha dado por sentado que habrá referéndum sí o sí.
“Sin quemar un solo contenedor”
Mas, durante su exposición sobre la “Dinamarca mediterránea” que persigue, ha repetido en varias ocasiones que todo el proceso es escrupulosamente democrático. Pero en un momento ha lanzado un mensaje que adquiere especial significado en el contexto vasco: “Todo esto se ha hecho sin quemar un contenedor y sin romper ni un solo cristal”. A pesar de las fuertes ovaciones que se ha llevado, en este caso los dirigentes de la izquierda abertzale, incluido Arnaldo Otegi, han optado por no aplaudir a Mas.
Tras la conferencia, los organizadores han colocado en la puerta del Kursaal un par de “urnas” para captar socios para Gure Esku Dago y para el Agirre Lehendakaria Center. Mientras, un sonriente Ibarretxe se hacía fotografías con todo aquel que se lo solicitaba. Los operarios, entretando, han comenzado a desmontar el escenario porque espera un concierto el fin de semana, el de Dani Martín, exlíder de El Canto del Loco.