Euskadi defiende la financiación pública de los colegios segregadores
El colegio de Leioa en el que impartía clases el maestro procesado por abusos sexuales a un alumno, Gaztelueta, es un centro privado concertado (financiado con dinero público) aunque admite exclusivamente a niños en sus aulas. Quedan muy pocos colegios diferenciados en Euskadi, el grueso de ellos vinculados a la prelatura del Opus Dei. El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, manifestó ayer que Educación “no tiene previsto introducir modificaciones en su política de concertación” a corto plazo y que “un incidente aquí o allá no es hoy por hoy motivo suficiente” para reabrir el debate sobre la enseñanza segregada.
La pervivencia de este tipo de centros escolares en el marco de un modelo educativo que prima la igualdad “forma parte del marco establecido” y de los “consensos” autonómicos y estatales en torno a uno de los pilares del Estado social, ha valorado Erkoreka. “Y ese marco normativo también tiene sus propios mecanismos para controlar y, en su caso, corregir las disfunciones”, ha abundado Erkoreka a nivel general y sin entrar a valorar el caso de abusos sexuales investigado en Gaztelueta.
No es la primera vez que el PNV defiende la enseñanza segregada. En 2013, cuando estalló el caso del centro de Leioa, la consejera de Educación, Cristina Uriarte, manifestó que “esos colegios cumplen la normativa y tienen todo el derecho a recibir financiación pública. ”Ofrecen una alternativa educativa. Ni la educación diferenciada ni la educación mixta son 'per se' discriminatorias [por lo que] este Gobierno está a favor de mantener los conciertos“, indicó en el Parlamento. En el Congreso, asimismo, el diputado Aitor Esteban indicó también que no supone discriminación que haya colegios exclusivamente masculinos y femeninos.
La patronal Coas, que agrupa a varios centros de este tipo en Euskadi (pero no a Gaztelueta), ha editado un documento informativo sobre las ventajas de la “educación diferenciada”. Este colectivo, apoyado en distintos estudios, defiende que existen diferencias cognitivas entre niños y niñas y que es oportuno aportarles una instrucción separada para optimizar sus capacidades. Apuntan también a un mejor comportamiento de los estudiantes en general e incluso a que ellos acaparan más la atención de los docentes dificultando el desarrollo de ellas. También destacan como en valor la mayor empatía que se genera con el maestro cuando es del mismo sexo que el alumno.
Finalmente, entran también en juego las diferencias físicas: “Para muchos chicos los deportes de contacto físico —fútbol, rugby, etc.— pueden no sólo ser divertidos sino que de hecho ponen la base para una duradera amistad. Para las chicas la agresividad no construye amistades, más bien las destruye. En los colegios mixtos ambos modos de vivir la agresividad chocan”.