“El tratamiento que se hace de la familia sigue siendo patriarcal y heteronormativo”
Cuando encendemos el televisor u ojeamos una revista, las familias que aparecen en los anuncios suelen estar compuestas por padre y madre, personas de distintos sexos. Sin embargo, la realidad es bien distinta: cada vez más familias están constituidas por progenitores del mismo sexo. Estas son las denominadas familias LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). Estos denuncian que el tratamiento familiar aún sigue siendo patriarcal y heteronormativo. Por ello, piden un cambio en el modelo educativo, la legalización de la gestación subrogada (lo comúnmente denominado como vientre de alquiler) o una ley de igualdad para personas LGTB, entre otras cosas. Con motivo del Día Internacional de las Familias, Estibaliz Egidazu Ugaldea, presidenta de la Asociación Sehaska, de padres y madres homosexuales, aborda estas y más cuestiones.
¿A qué dificultades se enfrentan todavía hoy en día las familias LGTB con hijas e hijos?
Las familias LGTB hacemos un enorme esfuerzo por educar y preparar a nuestros hijos para la sociedad en la que han nacido ya que la falta de visibilidad de nuestras familias en todo el tejido social, a pesar de que cada día crecemos en número, conlleva que el tratamiento que se hace de la familia siga siendo patriarcal. Seguimos en un modelo heteronormativo de institución familiar.
Demandáis que desde las instituciones se desarrollen medidas para trasladar a la ciudadanía un concepto de familia real. ¿Qué medidas son esas?
Solicitamos que se participe activamente en la concienciación y difusión de la diversidad familiar en la sociedad, que lo considere verdaderamente un valor social, una riqueza. Pedimos transversalizar la diversidad familiar en todas las políticas, sean familiares o no, así como integrar la diversidad familiar en el modelo educativo.
¿Qué cambios reivindicáis en esa educación escolar?
La escuela debe ser un entorno en que niños y niñas tengan la oportunidad de ver reflejadas, reconocidas y apreciadas sus propias experiencias familiares, donde todas las familias se sientan acogidas, respetadas y apreciadas. Debemos fomentar en la educación primaria la enseñanza sobre la diversidad de modelos familiares, permitiendo que los alumnos comprendan desde su corta edad la variedad existente en la vida familiar. Se deben revisar los libros de texto y otros materiales escolares para que recojan transversalmente la diversidad familiar, la diversidad afectivo-sexual y la diversidad de identidad de género. Asimismo, se debe formar al profesorado en prevención del bullying en toda su amplitud.
Según una encuesta del CIS en 2010, el grado de aceptación de matrimonios homosexuales entre los jóvenes es del 76'8%. ¿Se trata de una cifra elevada?
No parece elevado considerar que una cuarta parte de la sociedad del futuro no aceptará nuestro modelo familiar, a pesar de todo lo que eso puede suponer. Sin duda, es un dato que ha mejorado en las últimas décadas. Sin embargo, cuando se trata de respeto entre personas, de vivir en tolerancia en una sociedad, esos resultados no son aceptables. Tenemos que trabajar por una sociedad más tolerante y respetuosa.
De hecho, seguimos teniendo unos indicadores muy alarmantes de homofobia en nuestros colegios. Según la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en el año 2012, el 91% de las personas LGTB de la UE han presenciado comentarios y conductas negativas hacia alumnado LGTB. Según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), el 65% de los jóvenes LGTB ha sufrido algún tipo de discriminación y el 2,6% ha recibido palizas.
Una de las funciones clave que desempeña la familia es la paternidad y la maternidad. ¿Qué problemas se presentan en este ámbito para las familias LGTB?
La paternidad y la maternidad como relación familiar interpersonal no es un hecho simplemente biológico, no es simplemente generar un bebé, sino que también es una acción voluntaria. Pero, ¿qué pasa con la filiación? La filiación no se identifica necesariamente con la procreación porque puede darse sin ella, como en el caso de la adopción. También puede darse la concepción con rechazo de la paternidad o de la maternidad, como lamentablemente ocurre en el caso de las hijas e hijos no reconocidos o abandonados.
Lo que queremos son paternidades y maternidades responsables y para ello planteamos una reelaboración de toda la legislación de familia: proponemos el concepto jurídico de filiación como el vínculo de responsabilidad que se establece entre el/los adulto/s que forman la familia, sea cual sea su estado civil, nacionalidad o sexo y sus hijos e hijas, pudiendo concebirse biológicamente o de forma asistida.
Sin embargo, la gestación subrogada no está legalizada en España. ¿Qué reivindicáis en este aspecto?
Es una elección a la que acuden muchas familias españolas, tanto homosexuales como heterosexuales. Pero claro, tienen que desplazarse hasta EEUU para ello, donde sí es legal. Hasta hace poco, se denegaba la inscripción en el Registro Civil a los hijos de las familias homosexuales, lo cual ha supuesto tener a nuestros hijos en una situación ilegal o incluso apátrida.
Desde hace unos meses, los niños nacidos por maternidad subrogada en el extranjero pueden ser inscritos de forma automática en el Registro Civil. Lo que pedimos es la legalización de gestación subrogada en España.
Ya son 10 años desde que se aprobó el matrimonio igualitario en España. A pesar de ello, ¿creéis que queda mucho por hacer?
Sí. Una ley no implica una conciencia social, aunque ayuda. Desde la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, tanto las políticas familiares como la propia sociedad ha dado un gran paso hacia adelante, pero sigue habiendo muchas desigualdades: las parejas heterosexuales pueden adoptar conjuntamente un hijo sin tener que casarse o registrarse como pareja de hecho por la Ley de Adopción de 1987. Sin embargo, las parejas homosexuales tendrán que casarse si quieren adoptar conjuntamente.
Además, mientras que una mujer puede inseminarse con semen de un banco y obtener el reconocimiento legal de paternidad directamente para su pareja varón, que no es el padre biológico, aunque no esté casada con él, una mujer lesbiana no podría hacer lo mismo con su pareja mujer. Por si fuera poco, en agosto del pasado año, el gobierno español firmó el convenio bilateral con Rusia para regular las adopciones. Con la aprobación de este convenio, nuestro gobierno otorga legitimidad a una legislación homófoba que está en contra de los derechos humanos básicos de las personas LGBT. ¿Cómo se entiende esto?