“Los extranjeros ... bien; pero reciben mucha ayuda social”
La sociedad vasca es cada vez más tolerante con los inmigrantes, pero aún persisten en su imaginario algunas ideas como la de que los extranjeros reciben muchas ayudas sociales. La última encuesta del Observatorio Vasco de la Inmigración-Ikuspegi, refleja ese aumento en el nivel de tolerancia, lo que demuestra que “no ha calado” el debate político impulsado el pasado año por el PP que relacionaba a los inmigrantes con el cobro irregular de ayudas.
Las opiniones contrarias a ese fenómeno se han reducido este año hasta el 12,4 %, el porcentaje más bajo desde 2008, y las encuestas manifiestan que los inmigrantes “siguen sin ser un problema para los vascos y eso se ve reflejado en la convivencia y en el día a día, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países y en otras zonas del Estado”, según el director de Ikuspegi, Gorka Moreno.
Como en años anteriores, los datos presentados insisten en que la población vasca presenta una actitud ambivalente ante la inmigración extranjera: en ella conviven rasgos abiertos y tolerantes (que han repuntado con relación al anterior estudio) con otros que denotan posturas más reacias. Uno de los aspectos que genera mayor incertidumbre y mayores recelos ligado a la llegada de personas inmigrantes extranjeras es el mantenimiento del estado de bienestar de la sociedad vasca o el acceso a ciertos derechos y prestaciones sociales. Aunque se detecta un descenso en algunos de estos prejuicios, un 54,2% de vascos cree que los inmigrantes se benefician excesivamente del sistema de protección social.
La ambivalencia también se muestra en aspectos como el modelo de integración. Frente a opiniones que subrayan la riqueza social de la diversidad cultural también aparecen posiciones asimilacionistas, que se han consolidado y aumentado en el último periodo. Por ejemplo, un 80,5% piensa que las personas inmigrantes deben esforzarse en adoptar las costumbres y tradiciones de las autóctonas, mientras que hasta un 63,8% declara que la plena aceptación exige la renuncia de aquellos aspectos de la religión o de la cultura que entren en conflicto con la legislación local.
Por otra parte, el 63,9% piensa que las personas autóctonas no deben esforzarse por conocer y adaptarse a algunas costumbres y tradiciones de las personas inmigrantes (en 2013 eran un 59,9 % y en 2014 un 61,2%).
De hecho, mientras que en la mayoría de cuestiones se detecta un cambio de ciclo, en esta se mantiene la tendencia iniciada en el periodo de crisis, apunta Moreno. “En términos comparativos y, como conclusión, los datos de 2014 y 2015 son mejores que los del año 2013 y precedentes. Por lo tanto, parece que el impacto de la crisis económica disminuye en las percepciones negativas hacia la inmigración y que los barómetros relativos a los años 2014 y 2015 establecen el inicio de una etapa más normalizada en el ámbito de las opiniones y actitudes de la sociedad vasca ante la inmigración”.