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Juicio por la violación de Sanfermines

La víctima de 'la manada' ofrece un relato coherente durante su declaración

La sala de vistas donde se celebra el juicio por la violación grupal de San Fermín.

N. Elia

No fue sexo consentido, fue una violación en grupo. La joven que acusa a los cinco miembros de ‘la manada’ de violarla, grabarlo con sus móviles, y después robarle el suyo para que no pudiera pedir ayuda, se ha ratificado ante el tribunal en su versión de los hechos.

La sala había autorizado que durante el interrogatorio pudieran exhibirse en la sala los vídeos que grabaron los procesados durante la presunta agresión, pero finalmente la joven no ha tenido que presenciar las imágenes de su propia violación.

Ninguna de las defensas ha pedido acompañar sus preguntas del testimonio gráfico y sonoro que aporta la principal prueba de cargo. Sí han preguntado, en algunos casos con mucho grado de detalle, por momentos concretos de la presunta violación.

Según fuentes presentes en el interrogatorio, la joven ha ofrecido a la sala un relato coherente de los hechos con el que mantiene que fue violada por los cinco procesados.

La joven ha tenido que desplazarse desde Madrid hasta Pamplona para prestar declaración, ya que el tribunal le negó la posibilidad de hacerlo por videoconferencia.

Ha entrado a la Audiencia por un garaje trasero, en un furgón de la Policía. Ha sido acompañada hasta las puertas de la sala por sus padres y una tía, a través de un acceso interno para que nadie pudiera verla, y sin tener que volver a ver las caras de los cinco procesados.

Éstos han seguido su interrogatorio en otra sala a través del circuito cerrado de televisión de la Audiencia. La joven ha afrontado sola las casi cuatro horas de preguntas planteadas por las partes.

A los pocos minutos de comenzar la vista, el tribunal ha planteado un receso para deliberar sobre si, como pedían las defensas, los vídeos que grabaron los procesados podían exhibirse como apoyo durante el interrogatorio de la joven. La fiscal se ha opuesto a esta petición de las defensas.

Tras su deliberación, el tribunal ha considerado que los vídeos son la principal prueba de cargo del juicio, por lo que iban a permitir su exhibición en la sala durante el interrogatorio a la joven; pero sólo para mostrar a la denunciante algún momento concreto sobre el que se le quisiera plantear alguna pregunta, y siempre que se hiciera con la debida consideración hacia la denunciante.

Como denunciante y testigo, la joven estaba obligada a responder a las preguntas que le plantearan todas las partes. Finalmente, las defensas han dirigido un interrogatorio en el que no han considerado necesario mostrar a la joven las imágenes de su supuesta violación.

Según fuentes presentes en la sala, los abogados defensores de los cinco procesados han tratado, con sus preguntas, de desmontar el relato de la joven basándose en varias premisas: la joven incurrió en contradicciones entre sus primera declaraciones a la Policía y las posteriores durante la instrucción del juicio; que no se trató de una violación, sino de sexo consentido; y que la joven denunció los hechos porque se sintió herida debido a la forma en que los jóvenes se marcharon del portal, sin despedirse de ella.

En cuanto a las contradicciones entre su denuncia inicial y lo que relató la joven durante la instrucción del juicio, las defensas recuerdan que inicialmente habló de cuatro agresores y después reconoció que eran cinco. También se ha señalado que la joven afirmó que uno de los procesados le tapó la boca para impedir que gritara, cuando supuestamente en ninguno de los vídeos de la presunta agresión se ve que le tapen la boca.

El momento más delicado

El momento más delicado del interrogatorio, y también el más largo, se ha producido mientras las defensas han intentado demostrar que la supuesta violación fue, en realidad, sexo consentido en grupo. Las citadas fuentes explican que el abogado defensor de tres de los procesados ha reiterado preguntas encaminadas a presentar ante la sala esta versión de los hechos. Se ha centrado en varios aspectos que ya recogía su escrito de defensa, aunque las mismas fuentes señalan que la joven ha respondido sin incoherencias con su denuncia por violación.

Según los escritos de acusación y defensa, mientras que ella mantiene que, tras su encuentro fortuito en la madrugada del 7 de julio con el grupo en la Plaza del Castillo, les dijo que se retiraba a dormir a su coche, la defensa pretende, por el contrario, que la conversación que mantuvieron versó sobre sexo, que fue subiendo de tono, que la joven llegó a afirmar que “podía con los cinco” y que, incluso, “les incitó” a mantener relaciones sexuales.

Para reforzar su versión, la defensa hace hincapié en el hecho de que la joven y uno de sus presuntos agresores se besaron durante el trayecto a pie entre su lugar de encuentro y el portal en el que se cometió la presunta agresión. La joven ha reconocido que se produjo ese beso, según las fuentes.

De acuerdo con la versión de la joven, cuando ella anunció que se retiraba se ofrecieron a acompañarla, pero, puestos en camino, buscaron con insistencia un lugar donde poder agredirla sexualmente: primero en el acceso a los baños de un bar, después en un hotel en el que preguntaron si había disponible una habitación que se alquilase por horas, porque “queremos follárnosla” y, finalmente, en el portal número 5 de la calle Paulino Caballero, donde se consumó la agresión que ahora se juzga.

Mientras que la denunciante mantiene que se mantuvo ajena a esta búsqueda, la defensa ha querido hacer ver que ella fue consciente de qué estaban buscando sus acompañantes y con qué objetivo lo buscaban. De hecho, la defensa afirma que la joven entró por voluntad propia al portal en uno de cuyos rellanos se cometió, presuntamente, la violación grupal.

A partir de este punto del relato, la defensa ha basado su estrategia en interpretar las imágenes recogidas en los seis vídeos que grabaron los acusados con sus móviles mientras, presuntamente, violaban a la joven. Se trata de seis archivos de vídeo y dos fotografías en los que se recogen 96 segundos de lo que ocurrió en el pasillo de acceso al cuarto de contadores durante los aproximadamente 15 minutos que duró la presunta violación grupal.

Agustín Martínez, abogado de tres de los procesados, ha señalado tras la vista que “no ha sido necesario” exhibir los vídeos a la joven porque “no hacía falta hacer una recreación sobre los hechos, ha quedado suficientemente claro bajo nuestro punto de vista”. Un punto de vista que se resume afirmando que la presunta violación fue “relación consentida” en la que “todos”, incluida la joven,“tienen una actitud activa y participativa”.

Para esta defensa, las imágenes más reveladoras de los vídeos son las que recogen cómo la chica toca a uno de sus presuntos agresores y la parte de audio en la que se escucha una especie de jadeos emitidos por una voz femenina. Según las citadas fuentes, la joven ha negado con sus respuestas esta versión de los hechos ofrecida por la defensa.

Los abogados defensores de ‘la manada’ han concluido sus interrogatorios intentando arrojar luz sobre el motivo que podría haber tenido la joven para denunciar como violación una relación sexual que, según sus tesis, fue consentida.

Para ello, han preguntado a la joven si se sintió ofendida o despechada por la manera en que los procesados abandonaron el lugar de los hechos, de forma brusca y sin despedirse de ella, dejándola sola y desvestida en el rellano en el que habían tenido lugar los hechos.

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