Barcina confirma su marcha y apuesta por decidir la Presidencia de UPN en un congreso
Yolanda Barcina se va. La presidenta de UPN no optará a la reelección en el congreso de la formación, como ya se había anunciado y como se preveía después de renunciar primero a encabezar las listas regionalistas al Parlamento de Navarra, de no figurar en la plancha y de adelantar que volvería a la docencia en la Universidad Pública de Navarra. La que ha sido referente de UPN, tanto en el Ayuntamiento de Pamplona primero como en el Gobierno de Navarra después, ha anunciado a los afiliados y afiliadas, en la asamblea ordinaria de la formación, que es el momento de dar un paso a un lado y termina su carrera política.
Barcina ha confirmado que se celebrará un congreso extraordinario como parte de la “recreación” del partido. Y, para ello, ha apostado por celebrar unas Primarias con la fórmula de un afiliado, un voto, una de las posibilidades que ya se habían exigido durante la última elección de la cabeza de lista al Parlamento foral y que no salió adelante, pero que en el caso de la elección de la Presidencia ya venía produciéndose. Y ha asegurado que será “neutral” en ese proceso y, “para que no haya dudas, no me voy a presentar a ser la próxima presidenta, ni a ser senadora ni diputada”. “Llevo 19 años en política activa, en primera línea, y es tiempo suficiente”, ha justificado. Y, pese a las diferencias evidentes entre ambos, Barcina ha agradecido públicamente a Miguel Sanz, expresidente del Gobierno Foral, que la animara a dar el primer paso en la vida pública.
Diario de Navarra ya había avanzado esta decisión, pese a que en principio el cargo de la Presidencia de UPN no debía renovarse hasta 2017. Sin embargo, la convocatoria de un congreso extraordinario se daba por hecha como parte del proceso para regenerar el partido regionalista, una opción reforzada por los resultados electorales del pasado 24M, tras los que UPN, pese a ganar los comicios, previsiblemente perderá las dos principales instituciones de Navarra, además de ceder el poder municipal en la Comunidad Foral, que ahora encabeza EH Bildu.
Barcina también ha hecho balance ante los afiliados y afiliadas de lo ocurrido en las urnas y del futuro que se presenta para Navarra. “¿Qué pasa con los resultados electorales? Hemos sido la lista más votada en la mayoría de las instituciones, pero al formar gobierno las consecuencias son nefastas. Hemos perdido el Gobierno de Navarra, los principales ayuntamientos y hemos pasado de 44 alcaldías a 25”, ha afirmado. “Se han unido muchos partidos, les daba la suma, para que UPN no gobernase”, ha añadido. Y, a ese resultado, Barcina ha asegurado que ha contribuido la demanda de cambio, la crisis, las medidas duras “que hemos tenido que afrontar” y la sensación generalizada de corrupción “pese a que en Navarra no la habido (ha negado cualquier muestra de ello en la CAN)”.
La recta final
Esa ha sido la autocrítica, con sus peros, de la que ha sido presidenta de UPN desde 2009. Su carrera política empezó como independiente y, tras su paso por la consejería navarra de Medio Ambiente, ocupó la Alcaldía de Pamplona durante tres legislaturas (de 1999 a 2011) y, en su primera candidatura a la Presidencia de UPN, fue la única que optó al cargo. Entonces el respaldo que obtuvo fue mayoritario, nada que ver con la reñida votación de 2013, en pleno escándalo Caja Navarra, cuando Alberto Catalán le disputó la Presidencia. Barcina ganó entonces con el 51% de los votos, pero la separación del partido se hizo evidente.
Además de ese proceso interno, que le ha acabado pasando factura, la marcha de Barcina también está marcada en buena parte por la última legislatura, con los escándalos de las dietas de la CAN (que ella devolvió, eso sí) y un gobierno en minoría que rompió su alianza con el PSN y se quedó sin posibles puertas a la que llamar. Fue Sanz, precisamente el presidente de UPN anterior a Barcina, quien reavivó unas tensiones internas nunca apagadas al pedir un candidato a la Presidencia del Gobierno Foral con mayor capacidad de llegar a pactos. Barcina alegó en noviembre de 2014 que (frente a lo que había asegurado apenas tres meses atrás) no optaría a encabezar las listas del partido, para así recuperar tiempo para su vida privada, fuera de la política. Así, Javier Esparza se convirtió en el cabeza de lista del Parlamento foral, como parte de una lista en la que, finalmente, sí hubo hueco para varios de los pesos pesados de UPN pero no para la propia Barcina.
Otros partidos, de hecho, acusaron a UPN de ocultar durante la campaña a la presidenta, pero esta finalmente sí estuvo presente durante la recta final y, sobre todo, tras los resultados electorales. Su intervención en Los desayunos de TVE, en los que comparó el panorama post-electoral a la Alemania previa a Hitler (luego matizó esas palabras) se interpretó como una última llamada de atención sobre Navarra, donde UPN ha visto cómo dos fuerzas nacionalistas, EH Bildu en Pamplona y Geroa Bai en el Gobierno Foral, pueden dejarle en la oposición.
El congreso, cuanto antes
Ante esta situación, la presidenta de UPN ha asegurado que hay que hacer “de las dificultades, oportunidades”. “Haremos la mejor oposición; vamos a adaptarnos a tanto cambio trascendente que se está dando en España”, ha adelantado. Y, para “poner el partido a punto”, ha hablado de la necesidad de “renacer”. “Este momento tan difícil me ha hecho pensar, y he coincidido con el Comité Ejecutivo con unanimidad, de celebrar un nuevo congreso extraordinario lo más pronto que sea posible”, ha confirmado. Pero no ha concretado fechas.
¿Y cuál será su destino? Barcina aseguró el pasado 12 de junio que el día que dejara de ser presidenta volvería a la UPNA (es catedrática de Nutrición y Bromatología), y ahora se reafirma en en esa decisión: “Algunos no se lo creían, pero vuelvo a donde salí”.
(Edición actualizada).