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El TAV seguirá “en suspenso” en Navarra al menos hasta después de las generales

Un tren de alta velocidad.

Garikoitz Montañés

El Tren de Alta Velocidad, ahora conocido como Tren de Altas Prestaciones, no avanzará en Navarra hasta que se aclare cuál es la apuesta que se realiza desde Madrid. Esta postura carga la presión sobre el Ejecutivo central y ha motivado que, por el momento, el asunto quede “en suspenso”, según apuntan fuerzas que apoyan al Gobierno Foral, hasta que se aclare cuál es la postura del Gobierno central y su compromiso de una solución para esta vía. De lo contrario, se avanzaría en un tren sin conexión, y de ahí que las voces más críticas con la infraestructura hablen de una línea a ninguna parte, mientras que otras, como UPN, PSN y PPN, critiquen las decisiones del Ejecutivo.

La postura del Gobierno Foral, en cualquier caso, sigue las líneas recogidas en el acuerdo programático, donde se apuesta, en esta materia del tren, por una solución compatible con los estándares internacionales, que responda a las necesidades del transporte de mercancías y de personas y que Navarra no quede fuera del llamado corredor Atlántico-Mediterráneo. No se habla, por tanto, del TAV, aunque tampoco se le cierra la puerta del todo.

Desde entidades contrarias al Tren de Alta Velocidad, como la fundación Sustrai Erakuntza, insisten en que no tenía sentido seguir avanzando en las obras “sin un estudio de viabilidad”, según apunta uno de sus portavoces, Pablo Lorente. La entidad, entre otras contrarias al TAV (como, por ejemplo, AHT Gelditu), ya se reunió con representantes del área foral de Desarrollo Rural para trasladarles su malestar porque no se ha cerrado la puerta al TAV. De hecho, el acuerdo programático es abierto (o ambiguo, según se mire) en este sentido. El Tren de Alta Velocidad era uno de los escollos que afrontaron las negociaciones del acuerdo programático, porque únicamente Geroa Bai defiende su impulso (como el PNV ha hecho en Euskadi), mientras que EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra han sido críticos en esta materia. De hecho, las tres formaciones advirtieron a Geroa Bai de que no tenía sentido que buscara apoyos fuera del acuerdo programático (en el Parlamento navarro, la Alta Velocidad sí es apoyada por UPN, PSN y PPN), porque eso supondría romper el acuerdo.

Fuentes del Departamento de Desarrollo Económico del Gobierno Foral, de quien dependen obras públicas, insisten en que la solución ferroviaria dependerá de los estudios que empiecen a activarse si sale adelante el nuevo presupuesto foral para 2016. De esta forma, también se espera a que se aclare el panorama en Madrid y cuál es la apuesta estatal.

Otros pasos por resolver

Eduardo Santos, parlamentario de Podemos, defiende que la solución más lógica, independientemente de si se apoyaba la Alta Velocidad o no, es que el Gobierno de Navarra no siguiera adelantando dinero, y asumiendo el coste de los intereses, por la realización de más obras si el Gobierno central no ofrecía soluciones para tres de las incógnitas que quedaban por resolverse: si no se garantizaba su conexión por el sur, hacia Zaragoza, si tampoco se ha aclarado por el norte si conectará con la Y vasca por Vitoria, y sin que se solvente qué ocurre en la comarca de Pamplona, donde la pretendida nueva estación de tren en Etxabakoitz también ha generado debate por venir acompañada de lo que entidades contrarias al TAV han descrito como “un nuevo pelotazo urbanístico”, ya que por ejemplo en 2008 se habló de impulsar la construcción de unas 9.000 viviendas. Y, además de estas razones, el debate de fondo es si se apoya la Alta Velocidad o no. Por ejemplo, el portavoz de Izquierda-Ezkerra, José Miguel Nuin, insiste en que ahora es necesario esperar hasta después de las elecciones, que por el momento “todo queda en suspenso” y que, en cualquier caso, la apuesta de su partido es por un ancho europeo, más barato que la Alta Velocidad.

Estas posiciones, más las críticas abiertas de EH Bildu a la Alta Velocidad, convirtieron y convierten al tren en uno de los proyectos sensibles con los que tiene que lidiar el Gobierno Foral. Y la postura ahora es la de no avanzar, a pesar de que eso suponga quedarse por el momento con un corredor Castellón-Villafranca construido pero si equipar (cuestión que corresponde a Adif). Y a la espera de si, finalmente, tendrá una función.

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