“Si no asumimos que es la sociedad la que padece y avanza, la crisis nos llevará a un individualismo atroz”
El Banco de Alimentos de Navarra, entre las naves de Pamplona y Tudela, cuenta en la actualidad con 154 voluntarios, la mayoría jubilados que buscan solidarizarse y mantenerse activos con esfuerzo físico, y cuatro trabajadores. Ellos son los responsables de mover unos 10.000 kilos al día, que llegan a través de 257 entidades colaboradoras a unas 37.000 personas. El banco mantiene en activo, y creciendo, sus tres programas, que consisten en unas ayudas europeas para la compra de alimentos para personas en reinserción social, un sistema para recoger los excedentes de frutas y verduras (que ahora, con la crisis rusa, puede aumentarse) y, por último, el banco tradicional, que también recoge alimentos que antes no se ponían a la venta. De ahí que el nuevo presidente del banco, Gregorio Yoldi, muestre sus dudas cuando las instituciones hablan de los brotes verdes de la economía: “Si algo me queda claro de estos años de crisis es que nos han estado engañando”. Y, ante todo, pide “realismo”. Por ejemplo, para ver las situaciones de necesidad de las familias, también en Navarra.
¿Esa cifra de unas 37.000 personas atendidas se ha disparado con la crisis?
Lo que más ha cambiado con la crisis es el perfil de las personas atendidas. Antes había bastantes asociaciones de inmigrantes, pero esas entidades han desaparecido o se han trasladado a otros países, y ahora hay más personas autóctonas. Gente que, seguramente, jamás pensó que tendría que pedir ayuda. Me pongo en su situación y la verdad es que tiene que ser un paso muy duro: porque tienen que reconocer que no tienen para comer.
¿Cree que la sociedad navarra es consciente de estas situaciones difíciles?
Es un tema sociológico: a menudo parece que es la persona, como individuo, la que tiene la culpa de estar en la situación en la que está.
¿Se tiende a juzgar a quien solicita este tipo de ayuda?
Si no somos capaces de romper esa forma de pensar, de asumir que somos una sociedad la que padece y avanza, esta situación nos va a llevar a un individualismo atroz. El otro día me llamaba la atención que una delegada del Gobierno [se refiere a la madrileña Cristina Cifuentes] se vanagloriara de cómo había descendido el número de manifestaciones y las personas que acudían a ellas. Y a mí esto me recordó a un reportaje que vi sobre Grecia y cómo la gente ya no salía a protestar por estar en una desesperanza total.
El Banco de Alimentos colabora con diferentes empresas navarras para recoger alimentos. ¿Hay interés por parte del mundo empresarial en hacerlo?
Las empresas se están transformando por el tema de la responsabilidad social corporativa: hay que vender una imagen. Algo así como ‘Contamino al Ebro pero doy mis tomates’.
¿Están, de verdad, convencidas?
En la mayoría de las ocasiones depende más de las personas al frente de esas empresas. Pero sí, hay ganas de colaborar. Se nota, por ejemplo, en la gran recogida de final de año: hay empresas cuyos trabajadores donan los lotes de Navidad o hacen recogidas de alimentos entre los trabajadores.
Entonces, ¿cómo se entienden esas muestras de solidaridad con el individualismo que mencionaba usted antes?
Puede haber una empresa, porque tiene un comité muy activo que se vuelque, y otra al lado que no haga absolutamente nada. Que diga aquello de ‘Mientras a mí no me toque…’.
En Navarra pesa la sensación de que la crisis no nos ha afectado como al resto del país. ¿Eso es regodearse en la tranquilidad?
No soy un experto economista, y que un dirigente nos quiera dar mensajes de ánimo me parece correcto, pero eso no quita para que se puedan ver nuestros puntos débiles. Nos falta realismo. ¿Te imaginas que cierra Volkswagen? ¿Tenemos un tejido empresarial como para decir ‘Qué bien estamos’?
Este lunes se anunciaba que Madrid tendrá que repartir a domicilio comida para atender a más de 1.600 niños con riesgo de malnutrición. En Navarra, sin embargo, el Gobierno Foral ha insistido en que no se han detectado este tipo de casos. ¿Usted lo diría con esa contundencia?Madrid tendrá que repartir a domicilio
No. Ya hay una entidad [se refiere al proyecto Gosariak] que se dedica a recoger alimentos y repartirlos en los colegios. Basta hablar con los maestros en las escuelas, sobre todo en Infantil y Primaria que es cuando los niños son más sinceros, y te cuentan que les preguntan si han desayunado y responden ‘Hoy no, pero ayer cenamos’. Es una realidad que está ahí, aunque no sepa las cifras. Pero si los maestros detectan estos casos y esos niños solo hacen una comida caliente en el colegio… igual no diría que abran los comedores escolares en verano, porque puede ser un estigma, pero si no se les ocurre una idea mejor, ¡hagámosla!
Usted ha hablado del carácter estigmatizador de abrir los comedores en verano. Precisamente es lo que alegó el consejero de Políticas Sociales, Íñigo Alli, tras descartar esta medida.consejero de Políticas Sociales
Puede ser, pero tendríamos que haberle echado más imaginación. Algo tendríamos que haber hecho. Como inventarse unas colonias en verano para que los niños puedan tener esas comidas aseguradas.