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Una multa por subir a la estatua del encierro ronda los 150 euros

El monumento al encierro, visto desde Carlos III.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

Subirse al monumento al encierro puede sancionarse, con la Ordenanza municipal sobre promoción de conductas cívicas en la mano, con más de 150 euros. Acceder pese a la prohibición a este espacio público se considera una infracción leve, que puede conllevar multas de hasta 750 euros, aunque la cuantía más habitual, según apuntan fuentes municipales, sea la primera.

Esta es una cifra a tener en cuenta tras los comportamientos registrados durante estos sanfermines, cuando decenas de niños, turistas y viandantes en general se han apuado al conjunto escultórico de Rafael Huerta a pesar de que tres placas advierten de que está prohibido subirse a la peana de la obra. Esta situación generó críticas en redes sociales como Twitter, donde ciudadanos exigieron una mayor vigilancia policial en la zona.

Preguntado ayer sobre esta posibilidad, el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, reconoció que “no hay previsto hacer nada” puesto que, en fiestas, esto supondría desviar recursos de otras zonas donde la actuación policial es más prioritaria. El primer edil descartó, además, tomar otras medidas, como el seto alrededor del monumento que se barajó en su día, tras los desperfectos sufridos por algunas de las figuras (como grietas en las patas) y el accidente vivido por un joven peregrino, que en agosto de 2011 se resbaló y resultó corneado por una de las estatuas de bronce.

La obra de Huerta, una de las más fotografiadas de la capital navarra, se sitúa en la céntrica avenida de Roncesvalles, junto a Carlos III. En su tamaño actual, se instaló en 2008. Al principio, se llegó a barajar colocarla a ras de suelo, pero finalmente se situó sobre un pedestal que, en principio sirviera para proteger al conjunto e impedir comportamientos incívicos. Sin embargo, desde el principio hubo quien se subió al encierro para simular que formaba parte de la carrera. Así, tras el famoso accidente del peregrino, se valló el entorno desde octubre de 2011 hasta febrero de 2012, cuando se colocaron las tres placas advirtiendo de la prohibición (estas pueden verse en tres lados de la peana) y finalmente se descartó la posibilidad de plantar un seto.

Con todo, Maya consideró que las placas han logrado el efecto deseado, puesto que a lo largo del año no se ve a tantos paseantes subidos al monumento. Sin embargo, sí admitió que en San Fermín, ante el desbordamiento de visitantes que afronta la ciudad, es normal que estas situaciones se produzcan con más frecuencia. Y, por el momento, no hay visos de que eso suponga que se adopten nuevas medidas.

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