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Radiografía de la generación 'ni-ni' en Navarra

Una oficina de empleo / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

Entre 5.000 y 6.000 jóvenes navarros, de 16 a 24 años, ni estudian ni trabajan. Son los llamados ni-ni, que en su gran mayoría sigue viviendo con sus progenitores y depende de su ayuda económica para subsistir. Pero, ¿por qué se encuentran en esa situación? ¿Pesa más el desinterés o el hartazgo? Un estudio, realizado por el sindicato Comisiones Obreras, ha ayudado a hacer una radiografía de este sector de la población, a menudo asociado al pasotismo. Pero, según explica una de las integrantes del equipo de investigación, Marta Lasterra, esta situación es, ante todo, el reflejo de una “coyuntura económica” que les arrebata oportunidades.

No es fácil detectar el número de población actualmente afectada, porque apenas el 60% de los encuestados y encuestadas aseguró, por ejemplo, estar apuntado al Servicio Navarro de Empleo. Por ello, para concretar este baremo, CCOO se ha guiado tanto por los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2014 (hablan de 6.021 personas) y de los demandantes de empleo registrados en las oficinas en abril de 2014 (5.175). No obstante, la novedad de este estudio es que, a través de una muestra aleatoria, se contactó en verano con 1.000 jóvenes para analizar los porqués de esta situación.

Sus resultados han generado revuelo. El propio consejero navarro de Políticas Sociales, Íñigo Alli, aseguró, tras conocerlos, que el Gobierno Foral “no descansará” hasta rebajar el paro juvenil. Y reconoció que llega a rondar el 50%. Apenas una semana antes, el Observatorio Navarro de la Juventud apuntó que, a través de una encuesta, un 28% de los jóvenes ve muy probable irse al extranjero y otro 25%, bastante probable. Entonces, el Gobierno explicó que la tasa de desempleo, que en este caso incluía a la juventud de 16 a 30 años, era del 31,4%.

En cuanto al estudio de CCOO, se enmarca en conocer los posibles destinatarios del Plan de Garantía Juvenil de Navarra, un proyecto en realidad financiado por Europa e impulsado por cada comunidad autónoma que, sin embargo, la juventud navarra apenas conoce. Para mejorar su eficacia, se decidió estudiar sus posibles beneficiarios. Y esta fotografía de los llamados ni-ni arroja estos resultados: que un 60% de los encuestados son varones, el 59% tiene más de 20 años, solo el 10,5% se ha independizado, un 14% trabajó sin contrato y un 69%, con un trabajo temporal. Lasterra reconoce que, al hablar de este sector de la población, a menudo se utiliza el término ni-ni “de forma peyorativa”, algo que en su opinión “no tiene sentido” porque son la consecuencia de la situación económica actual. El integrante de Gazte Komunikak e IUN-NEB Carlos Guzmán precisamente lamentó, a través de un artículo de opinión, cómo prácticamente se ha “satanizado” a este sector de la población.

Una pista para entender a la generación ni-ni es su nivel formativo. La propia Lasterra reconoce que, de entrada, y guiados por los datos de los demandantes de empleo del Servicio Navarro de Empleo, se podía pensar que estos jóvenes que ni estudian ni trabajan tienen un nivel formativo inferior a los de otros compañeros y compañeras de su generación. Pero, según el estudio de la central, no es así: un 35,5% tiene estudios básicos, un 12,2% el Bachillerato, un 34,8% ha realizado Formación Profesional y un 15,8% tiene estudios universitarios. Muchos de estos últimos, por ejemplo, son los que, según las conclusiones del estudio, no se apuntan a la búsqueda de empleo, sino que intentan encontrarlo por otras vías, como “los servicios de intermediación en sus propios centros formativos”.

¿Por qué, entonces, no se animan a seguir estudiando? Otro de los datos destacables del estudio es que el 71% asegura que sí quiere hacerlo, aunque, un 33% admite que dejó los estudios por falta de interés. En realidad, advierten desde CCOO, la encuesta se llevó a cabo en verano, una época en la que se reduce la oferta educativa y de ahí que eso haya podido afectar a los resultados. No obstante, también es cierto, recuerda, que ahora los jóvenes compiten con una mayor demanda de formación de todo tipo de solicitantes.

Desánimo, pero no desinterés

Porque, según explica esta técnico, lo que hay que tener claro es que estos jóvenes quieren trabajar: “No tienen un empleo porque no quieran, no se trata de desinterés”. El 84% asegura que se encuentra en búsqueda activa de empleo, y el problema que genera su “desánimo” es que o no lo encuentran o lo que se oferta “no se adapta a sus necesidades”. Es la precarización de las ofertas de trabajo que en otras ocasiones han denunciado los sindicatos. “No se puede ofrecer empleo a cualquier coste. No todo vale”, apunta Lasterra.

De ahí también que, en muchos casos, su experiencia laboral sea tan reducida que no tienen derecho a prestaciones, por lo que siguen dependiendo económicamente de sus padres: el estudio de CCOO lo ha denominado ayuda familiar. La reciben el 48,5% de los encuestados, frente al 7,2% que cobra algún tipo de ayuda y un 39,3% que no tiene ningún tipo de ingresos. Y, ante este panorama, tampoco sorprende que la mayoría, el 89%, conviva aún con sus padres y madres. Es el círculo de una generación que espera nuevas oportunidades.

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