Una reflexión jurídica sobre la 'ciudad sin ley'
¿Pamplona es durante los sanfermines la ciudad sin ley? Un nuevo curso de verano de la Universidad Pública de Navarra ha acuñado el término derecho sanferminero para defender que no es así. Esta serie de trece ponencias (bautizadas como El Derecho de los sanfermines y de otras fiestas locales), que se desarrollan desde este miércoles hasta al 2 de julio en el Palacio del Condestable de Pamplona, reúnen a académicos, profesionales del Derecho, técnicos municipales y otros expertos que pretenden analizar aquellas situaciones en las que el Derecho está presente durante los festejos. Desde la ordenanza del encierro a las licencias exprés que se conceden a negocios hosteleros montados únicamente para sanfermines, de la prohibición de subirse a la fuente de Navarrería a los abusos sexistas.
Este curso de verano se organiza por primera vez, compuesto por tres jornadas, y responde a la preocupación, que por ejemplo ya mostró públicamente el exalcalde de Pamplona, Enrique Maya, sobre la deriva que durante los últimos años está teniendo la imagen de las fiestas, encabezada por los abusos de alcohol y sustancias o el sexismo. Sin embargo, el director del curso, el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UPNA, José Francisco Alenza García, cree que también hay herramientas para medir el descontrol de las fiestas: “Las normas no se relajan en San Fermín, pero es cierto que hay cada vez más analfabetismo jurídico y, en estos actos tan multitudinarios, además de los medios materiales y humanos que se destinan para poder gestionarlos, también hay un derecho sanferminero. Porque el Derecho está presente en todas las realidades y, en sanfermines, hay conflictos que se solventan con una normativa específica para ello y otros, con la común para las fiestas locales”.
En realidad, ciertas problemáticas vinculadas a estas fechas ya se detectaron en el siglo XVI, como la contratación de actuaciones musicales, los posibles daños causados por una feria de ganado o la gestión de los festejos taurinos, y otras que son el resultado de temas más actuales. Por ejemplo, que a uno de los pastores que vigilan el encierro le denunciara un corredor por propinarle un golpe con una vara durante el transcurso de la carrera, o que un viandante denunciara a un zaldiko después de que este, durante el paso de la comparsa, le rompiera las gafas. “La casuística es sorprendente, y se producen muchas circunstancias que pensábamos que eran impensables”, apunta Alenza. Así, por ejemplo, se anunció que el bando de las fiestas intentaría proteger la figura del pastor para que estos fueran atendidos durante el encierro y un juez estimó que cualquier persona que esté en la calle durante el paso de los cabezudos es susceptible de recibir un golpe. Y, si no, debe evitar las vías por las que está programada la salida de la comparsa.
Una reflexión novedosa
Otras cuestiones a tener en cuenta son las diferencias entre el público que participa en los festejos taurinos y el que está entre el público, cómo se gestiona que una sociedad privada pueda portar una propiedad municipal (caso de la comparsa de Gigantes y Cabezudos, que esta vez ha recibido un contrato administrativo) o cuáles son las condiciones laborales del personal contratado exclusivamente para las fiestas.
El curso de verano está dirigido exclusivamente a profesionales, pero Atienza admite que es interesante que las ponencias finalmente puedan ser distribuidas, para así fomentar la reflexión entre la ciudadanía. “A menudo los sanfermines se han estudiado desde una vertiente histórica o cultural, pero nunca lo habíamos hecho desde la jurídica”, apunta. Se trata, explica el profesor, de que todo el mundo esté al corriente de las normas básicas y de sus derechos. Desde quien corre el encierro y sigue las explicaciones de la ordenanza antes de correr a quien se siente engañado por un servicio hostelero o quien decide, pese a las campaña de 2012 realizada por el Ayuntamiento entre tour operadores, saltar desde los seis metros de altura de la fuente de Navarrería. Una práctica, por cierto, que además de peligrosa puede sancionarse con hasta 750 euros, según puntualizan desde la Policía Municipal.
Todo eso es el derecho sanferminero, ese que a menudo se pone en cuestión, al igual que el sentido común. Atienza pone como ejemplo a quienes se sobrepasan con las mujeres durante el Chupinazo o durante la fiesta, algo para lo que el Ayuntamiento ya ha anunciado un nuevo dispositivo de vigilancia de la Policía Municipal durante el cohete y una campaña de sensibilización y de información sobre las posibilidades de denunciar estos tocamientos y abusos. Porque, en fiestas, no todo vale.