El cliente fue a buscar una rentabilidad a su dinero, pero al otro lado del mostrador de la Caja Laboral encontró otra cosa. En concreto, el titular del Juzgado de Primera Instancia número 5 de Vitoria, José Luis Corral, asegura en una sentencia difundida ayer que el cliente fue engatusado con información “parcial, inveraz y sesgada” a la hora de colocar las preferentes. Por ello, el magistrado ha condenado a Caja Laboral a devolver al trabajador los 14.800 euros que empleó en 2007 para comprar aportaciones financieras subordinadas. El juez presenta a la entidad financiera como una caja que usó las artes del trilero, mientras que al otro lado de la ventanilla estaba una persona “profana” que no pudo calibrar los tremendos riesgos que entrañaba la inversión, dado que la información aportada en el folleto explicativo de la inversión era “ poco clara, su redacción confusa, incluso engañosa”.
El magistrado afirma en su resolución que la entidad financiera colocó su producto contando solo una parte de la realidad. “Explicó muy bien las bondades del producto”, apunta el juez, “en especial la rentabilidad, pero no la losa del carácter perpetuo de la inversión”. De hecho, el trabajador -el magistrado lo define como un “alevín en la práctica bancaria”- siempre pensó que podría recuperar el dinero invertido pasados cinco años, cuando en realidad se trataba de una inversión a perpetuidad. Este compromiso cerrado con la caja es definida en la sentencia como “casarse con Eroski y la entidad financiera de por vida”. El engaño es aún más grave porque nunca se le explicó al cliente que en el caso de quiebra de Eroski, “sería de los últimos en cobrar, si es que cobraba”.
La resolución judicial es la primera que resuelve las acciones judiciales iniciadas por los afectados por la compra de este tipo de productos emitidos por la cooperativas Eroski y Fagor y comercializados por su entidad financiera, Caja Laboral. Según diversas fuentes, desde 2002 ambas cooperativas del Grupo Mondragón captaron más de 840 millones de euros colocados en el mercado por varias entidades financieras (hasta siete), entre ellas la del propio grupo (Caja Laboral). Tanto Fagor como Eroski han defendido hasta ahora la “legalidad” de su forma de actuar y han negado cualquier voluntad de engaño. El juez, sin embargo, no piensa igual. “Se ha vendido un producto como un depósito seguro y de inmediata disponibilidad, extremo que no concurre con la realidad”, describe el magistrado en su sentencia, al tiempo que se ha ocultado el término “perpetuidad de la preferente”.
La sentencia fue recibida ayer con alborozo por los afectados por este tipo de productos, cerca de 40.000 personas en Euskadi. El pasado mes de febrero, los parlamentarios de la Cámara vasca conocieron de primera mano la denuncia de los interesados. Además, exigieron a sus señorías que pusieran pie en pared frente a lo que consideraban una auténtica “estafa piramidal”. Fueron ellos mismos los que utilizaron el término “información engañosa” que ahora ha hecho suyo el magistrado vitoriano. El juez señala que “nunca, nunca se le informó del elevado riesgo que estaba contrayendo” y de los “posibles riesgos de perder la inversión”. La decisión judicial de obligar a Caja Laboral a devolver la inversión inicial echa por tierra los argumentos empleados por las empresas del Grupo Mondragón en relación con estos productos financieros y fija la responsabilidad “obvia y evidente” de la caja de ahorros.
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