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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Crisis y polarización política: la transformación del PP en un partido de ricos

José Fernández-Albertos

En un trabajo escrito hace unos años con Dulce Manzano llamábamos la atención sobre una de las “excepcionalidades” de la política española: a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los países de nuestro entorno, en España la competición política no parecía estructurarse en torno a las posiciones enfrentadas de la izquierda y la derecha sobre el papel que el Estado debe jugar en la economía: los votantes del PP y del PSOE solían tener posiciones muy diferentes sobre muchos temas: terrorismo, estructura territorial del estado, laicidad del Estado… pero sin embargo eran sorprendentemente parecidos en torno al papel del Estado de la economía: cuando se preguntaba a los encuestados de uno y otro partido si había que mejorar los servicios públicos y transferencias aunque eso supusiera aumentar los impuestos o si había que reducir los impuestos aunque eso supusiera tener que reducir el papel del Estado, estos dos electorados (y el de los pequeños partidos también) eran muy poco distinguibles.

La crisis económica parece que está alterando este aparente “consenso” en torno a la política económica. Hoy me quiero centrar aquí en una de las posibles causas de este cambio, la polarización socioeconómica asociada a la crisis ¿En qué medida las consecuencias asimétricas de la crisis (como sabemos, son los grupos de menores ingresos los que están siendo más castigados por ella) están provocando cambios en la composición socio-económica de los diferentes electorados?

Vayamos a los datos y tomemos como punto de partida la encuesta postelectoral del CIS de Noviembre de 2011, justo después de la victoria de Rajoy. En aquel momento, usando la información que esta encuesta proporciona sobre el nivel de ingresos del hogar (la pregunta sobre ingresos de las encuestas del CIS es problemática; más adelante discuto esto con detalle), no era posible afirmar que los electorados de los grandes partidos fueran muy diferentes en términos de renta.

Tres años después, la situación ha cambiado notablemente. El ingreso del hogar medio de acuerdo a las encuestas del CIS ha permanecido constante en términos nominales: el valor medio de la variable “ingresos del hogar”, que está medida de la misma forma en las dos encuestas, pasa de 4.61 a 4.56 en una escala que va de 1 (ingresos netos menores de 300 euros) a 10 (ingresos netos superiores a 6000 euros). Pero los dos principales partidos, que antes tenían electorados con niveles de ingresos casi idénticos, ahora sí son muy diferentes: el nivel de ingresos del votante del PP es superior en casi un punto en esa escala al nivel de ingresos del votante del PSOE.

¿A qué se debe este cambio? Una parte de la explicación parece ser que el PP logra retener a sus votantes más ricos, pero no a los de menos ingresos. Como muchos potenciales votantes populares podrían estar ocultando su preferencia partidista en la pregunta sobre intención directa de voto, prefiero usar como indicador del abandono del PP un indicador algo más “duro”. El CIS, además de preguntar por intención de voto, pregunta también sobre la “propensión a votar” a cada partido en una escala de 0 a 10 en la que 0 significa “con toda seguridad, no le votaría nunca” y 10 significa “con toda seguridad, le votaría siempre”. Tomaré a aquellos que a la pregunta referida al Partido Popular responden “0” (que suponen un nada despreciable 18% de los votantes del PP en 2011), y a los que llamaré por simplificar “resentidos”. Dada la formulación de la pregunta, podemos estar relativamente seguros de que estos “resentidos” no son votantes del PP ocultos. O si lo son, son ocultos nivel agente del CNI.

Si tratamos de explicar de qué depende que un votante del PP en 2011 sea hoy un “resentido” a partir de su posición en el mercado laboral, situación económica personal, edad, género, nivel de estudios, tamaño de su lugar de residencia y nivel de ingresos, es ésta última variable la que parece jugar un papel más determinante [1]. El gráfico 2 muestra visualmente este efecto usando las predicciones de este modelo explicativo: mientras que entre los votantes del PP en 2011 con niveles bajos de ingresos la probabilidad de ser un “resentido” es en torno a un 30%, entre los grupos más “pudientes” esta probabilidad es menos de un 10%.

Gráfico 1. Probabilidad de declarar que “con toda seguridad, no votaré nunca al PP” entre los votantes del PP de 2011 por nivel de ingresos. El área sombreada refleja intervalos de confianza al 95% Fuente: Estimación a partir de datos del Barómetro del CIS de Octubre de 2014.

Es importante señalar que este resultado sustantivo no es fruto de la elección de este indicador. Si en lugar de usar el deseo expreso de no votar nunca al PP tomamos cualquier otra medida de la preferencia partidista del entrevistado (la intención directa de voto, o la propensión a votar al PP), el resultado es el mismo: son los votantes de menos ingresos los que más se alejan del PP, y el efecto del nivel de ingresos es mayor que el de otras variables “sospechosas habituales”, como la edad, los estudios, o el tamaño del municipio de residencia.

Como decíamos más arriba, el uso de esta información sobre ingresos es problemático. Mucha gente puede sentirse tentada de engañar al encuestador, y muchos de hecho prefieren no contestar a esta pregunta, lo que provoca que haya altas tasas de no respuesta. Sin embargo, creo que hay motivos para pensar que si corrigiéramos estos problemas encontraríamos una relación no muy diferente a la mostrada más arriba. Primero, porque sabemos que la no respuesta a esta pregunta está correlacionada con situaciones económicas personales favorables. Como muestra el gráfico 2, aquellos individuos que dicen tener una situación económica personal “buena” o “muy buena” son más proclives a no contestar esta pregunta que aquellos que dicen atravesar una situación económica “mala” o “muy mala”. Y esta relación es si cabe más fuerte en 2014 que en 2011. Y segundo, sabemos que los encuestados que no responden a la pregunta sobre ingresos son más favorables al PP: de hecho, es el único partido de ámbito nacional que obtiene una intención directa de voto más alta entre los que prefieren no dar información sobre su nivel de ingresos que entre los que sí la dan. Así pues, si tuviéramos mejor información sobre los ingresos de los encuestados, seguramente tendríamos más variación en el nivel de ingresos en la muestra, más individuos de ingresos altos, y más voto al PP entre los más ricos. La relación negativa detectada en el gráfico 1 sería probablemente aún más robusta que la aquí mostrada.

Gráfico 2. Tasas de no respuesta a la pregunta sobre ingresos en función de la situación económica subjetiva del entrevistado, 2011-2014. Fuente: Encuesta postelectoral CIS 2011 y Barómetro Octubre 2014.

En resumen, el barómetro de Octubre del CIS apunta a que podríamos estar observando un importante cambio en la relación entre clase social y voto: el PP, que en el pasado era un partido relativamente transversal en términos económicos, está quedándose con los electores de mayores ingresos y menos afectados por la crisis económica. La siguiente pregunta es cómo está siendo el proceso de “proletarización” de la oposición: ¿hay partidos que concentran a los pobres más que otros? ¿es este patrón estable, o está cambiando con la aparición de Podemos? La respuesta no es sencilla, y prefiero dejarla para 2015. Que pasen felices fiestas.

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[1] El gráfico procede de la estimación de un modelo logit en el que la variable dependiente es ser “resentido” o no, y las variables explicativas son las mencionadas en el texto, todas procedentes del mismo barómetro de Octubre de 2014 del CIS.

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