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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

¿Por qué es difícil analizar las encuestas?

Ignacio Urquizu

Interpretar lo que nos quieren decir en estos momentos los españoles en las encuestas no es nada sencillo. ¿Por qué? Por un lado, dada la rapidez de la sucesión de acontecimientos y la extrema gravedad de muchos de éstos, hacen que exista una enorme volatilidad en las opiniones ciudadanas. Así, por ejemplo, las intenciones de voto cambian con mucha velocidad. Hemos visto como en muy poco tiempo un partido que no existía a principios de año, lidera en estos momentos muchas encuestas. Sólo una socióloga, Belén Barreiro, fue capaz de anticipar el surgimiento de una formación política formada por ciudadanos.

Por otro lado, las diversas crisis por las que pasa nuestro país están durando mucho. A ello se ha unido la falta de reacción por parte de las instituciones y de los principales actores. Esto ha provocado que las opiniones de la gente hayan pasado de la racionalidad a los sentimientos. Es decir, la desafección está intrínsicamente unida al desánimo y al cabreo. Un ejemplo claro lo constituye la crisis territorial en Cataluña. Ante la falta de respuesta del poder central, muchos catalanes no sólo rechazan formar parte de España por una cuestión histórica o económica, sino porque además no se sienten valorados y apreciados. Dicho en otras palabras, los sentimientos están nutriendo muchas de las opiniones ciudadanas.

Dado este diagnóstico, realizar una predicción de lo que sucederá en las próximas elecciones es una cosa de héroes o adivinos. No obstante, a unos cuantos sociólogos nos gusta el riesgo. Por ello nos pasamos el día exprimiendo las encuestas hasta conseguir saber qué nos quiere decir la ciudadanía.

Entre las distintas informaciones que utilizamos los científicos sociales para hacer una predicción, hoy me voy a detener en una muy relevante: el recuerdo de voto. Con este dato intentamos saber cuál es el estado de ánimo de los entrevistados respecto de las distintas formaciones políticas. Tres pueden ser los escenarios:

a) Si el porcentaje de personas que recuerdan haber votado a un partido político coincide con lo que realmente sucedió, esa formación política no parece tener muchos problemas con los votantes

b) En cambio, si el porcentaje de entrevistados que recuerdan haber votado a una formación política supera al número de personas que en realidad le votaron, ese partido puede tener un problema de sobrerrepresentación. Si esto se produce, quizás sea porque la popularidad de ese partido se haya extendido entre la sociedad y mucha gente decida subirse al “caballo ganador”. De aquí podríamos inferir que quizás sus intenciones futuras también está sobredimensionadas.

c) Finalmente, si el porcentaje de personas que recuerda haber apoyado a un partido es inferior al número real de apoyos que tuvo en el pasado, entonces se asume que esa formación está infrarrepresentada. Aquí caben dos interpretaciones. Por un lado, ese partido puede estar sufriendo voto oculto. La gente no recuerda haberles votado porque se avergüenza de hacerlo, de tal forma que no es descartable que lo siga haciendo en el futuro aunque no lo admiten. Por otro lado, ese no recuerdo puede responder a un estado de cabreo. En este caso, sus votantes se arrepienten tanto de haberlo hecho, que ni recuerdan haberles apoyado en el pasado y, de hecho, no quieren hacerlo en el futuro.

Dados estos distintos estados de ánimo, ¿qué sucede ahora mismo en las encuestas? Para responder a esta intriga vamos a utilizar los datos de Metroscopia. Los siguientes gráficos presentan la relación entre el recuerdo de voto de los cuatro principales partidos y lo que realmente sucedió en las elecciones generales y europeas. Si el indicador se acerca a uno, significa que el porcentaje de recuerdo coincide de forma exacta con el voto pasado real. En cambio, si el indicador es mayor que uno es porque el partido está sobrerrepresentado y mucha gente se ha subido al “caballo ganador”. Si el indicador es inferior a uno, es porque el partido está infrarrepresentado en el recuerdo. En tal caso o el partido sufre voto oculto o sus votantes están muy cabreados con él.

En el caso del PSOE, vemos que su recuerdo respecto de las generales de 2011 viene estando ligeramente sobrerrepresentado en los datos brutos de Metroscopia, aunque el indicador se ha movido entre el 1 y el 1,2. Es decir, no es una sobrerrepresentación muy elevada. No obstante, si la referencia son las elecciones europeas, en los últimos meses sí que está sufriendo un mayor efecto de “caballo ganador” y son muchos más los que dicen haberles votado cuando en realidad no lo hicieron. Algo similar ocurre con IU. Su grado de sobrerrepresentación en los datos brutos de Metroscopia es muy similar al del PSOE y respecto de las europeas no ha cambiado mucho el estado de ánimo de sus votantes.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Metroscopia y del Ministerio del Interior
Fuente: elaboración propia a partir de datos de Metroscopia y del Ministerio del Interior

Los dos partidos que presentan una mayor complejidad en el análisis son PP y Podemos, y cada uno por razones totalmente distintas. Vayamos por partes. En el caso de la formación de Pablo Iglesias, su grado de sobrerrepretación es enorme. Tiene un recuerdo de voto de las europeas más del doble de lo que realmente recibió. Por lo tanto está sufriendo el efecto de sumarse al “caballo ganador” de forma extraordinaria y muy superior al que observamos en el PSOE e IU. La duda que surge es si este efecto se está trasladando a la intención directa. Es decir, es posible que mucha gente recuerde haberles votado cuando en realidad no lo hizo, pero realmente sí que lo hará en el futuro. No obstante, podemos tener dudas sobre esta interpretación. Si la gente nos engaña sobre su pasado, ¿puede estar haciéndolo también respecto del futuro? Es decir, ¿hasta que punto la intención directa de voto de Podemos está sobredimensionada? Su recuerdo de voto es muy superior a la realidad y no es descartable que parte de su intención futura también lo sea. Todas estas dudas explican porqué Podemos pasa de ser la primera fuerza política en intención directa a ocupar la segunda o tercera posición en muchas predicciones.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Metroscopia y del Ministerio del Interior

En el caso del PP, los datos respecto de las elecciones generales muestran una clara y creciente infrarrepresentación. Siguiendo este dato, podemos interpretar que el Partido Popular sufre voto oculto. Si es así, entendemos porqué en muchos estudios electorales esta formación pasa de situarse como tercera fuerza en intención directa a luego situarse como primer partido en la predicción. Pero el recuerdo de voto del PP en las europeas muestra una sobrerrepresentación muy similar a la del PSOE e IU. Es como si la gente no recordase haberles votado en noviembre de 2011 y, en cambio, tienen un claro recuerdo de lo que hicieron en mayo de 2014. Este segundo dato abre paso a la interpretación alternativa. Quizás lo que estén expresando los votantes del PP es que no recuerdan haberles votado en las generales porque no piensan hacerlo en el futuro. De ser así, el Partido Popular no sufriría voto oculto y la predicción no debería cambiar mucho la posición que ocupa el PP en intención directa.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Metroscopia y del Ministerio del Interior

En definitiva, saber qué pasará el año que viene es de una enorme complejidad. Todo evoluciona a una gran velocidad y los sentimientos de la gente están afectando de forma muy destacada a las opiniones ciudadanas. Esto se refleja en los estados de ánimo de los votantes, especialmente en los de dos partidos: Podemos y PP. En el caso de los primeros se observa una clara sobredimensión de su electorado pasado y la duda que tenemos es si en el fondo su electorado futuro también puede estar sobredimensionado. Pero en el PP el problema es otro. Sus votantes no recuerdan haberles apoyado en 2011, mientras que respecto de las europeas de 2014 parecen haber recobrado la memoria. Esto puede ser un indicador del cabreo que despierta en estos momentos el partido del gobierno. Así, es posible que el voto oculto del Partido Popular sea mucho menor de lo que algunos creen y, por lo tanto, su hundimiento es de unas dimensiones mayores de lo que algunas predicciones presentan.

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