Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Sin duda, el gran titular de la noche electoral catalana es la fuerte caída de CiU. Sigue siendo el partido más votado con gran diferencia frente al resto, pero tras hacer suyo el mensaje de la masiva manifestación de la Diada se esperaba que sus resultados fueran bastante mejores. Así lo indicaban, además, todas las encuestas electorales. Por otro lado, la fuerte caída de CiU coincide con una espectacular subida de ERC. Esto ha llevado a que gran parte de los analistas se apresuraran anoche a afirmar que ante el envite soberanista de CiU y su aceptación del soberanismo, los votantes habían preferido votar a una marca electoral inequívocamente independentista. Aquello tan manido de votar a la “marca auténtica” y no a la “marca blanca”.
Este fue la conclusión que la propia Dolores de Cospedal ofreció en su comparecencia de anoche en Génova. Lo curioso es que esta mañana el propio Oriol Pujol ha hecho un análisis parecido en la Cadena Ser indicando que la caída se explica en parte porque sus votantes han preferido a ERC por haber sido tradicionalmente independentista.
Como no contamos aún con los datos a nivel individual de las encuestas postelectorales, es difícil sostener con contundencia ningún argumento, pero la primera evidencia a la que podemos acudir indicaría que esto no es lo que ha ocurrido. Para empezar, la caída de CiU se produce principalmente en la provincia de Barcelona. En Barcelona, la provincia catalana menos nacionalista, CiU bajó casi un 9% de los votos y se dejó 9 de los 12 escaños que ayer perdió. En las otras tres provincias, la caída es mayor en Tarragona donde tradicionalmente el voto soberanista ha sido más bajo que en Girona y Lleida. Así, mientras en Lleida CiU cae cuatro puntos y en Girona dos puntos, la pérdida en Tarragona asciende a siete puntos y medio.
Con las cautelas debidas, un análisis algo más detallado de los resultados electorales en las 41 comarcas catalanas también parece indicar que el problema principal de CiU no ha sido que sus votantes hayan migrado a ERC. El primer gráfico muestra que en las comarcas donde CiU ha perdido más votos es precisamente donde el apoyo electoral a ERC aumenta menos. Es decir, caídas de CiU no equivalen a subidas de ERC. Esto nos haría pensar que el trasvase, de existir, no ha sido tan grande.
Por otro lado, el segundo gráfico muestra la pérdida de votos de CiU en relación con sus resultados en 2010. Se puede comprobar que CiU baja su porcentaje electoral fundamentalmente en las comarcas donde obtuvo resultados más bajos en 2010. Las elecciones de 2010 se caracterizaron, entre otras cosas, por el avance de CiU en áreas en las que el PSC era anteriormente fuerte. Es precisamente en estas áreas donde CiU se dejó más votos en las elecciones de ayer. Por otro lado, CiU incluso aumenta su apoyo electoral en las comarcas donde ya fue altamente votada en 2010. Esto podría indicar que CiU en realidad ha perdido el apoyo de aquellos votantes más moderados en el tema nacional catalán, que le votaron en 2010, pero le han retirado su soporte ahora.
Por tanto, no cabe decir que los votantes de CiU hayan preferido a la marca auténtica frente a la marca blanca. Sino más bien lo contrario. Serían los votantes menos independentistas de CiU los que podrían haberla abandonado, mientras que sus votantes más nacionalistas habrían mantenido su apoyo. Esto sería compatible con un aumento de los votos a ERC que probablemente no tendrían que ver con su mayor pedigrí en el eje soberanista.
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