El viernes 5 de junio, Javier Mérida, uno de los contertulios del programa ‘La futbolería’ dirigido por Agustín Varela en Radio Marca Sevilla, hizo una defensa y justificación del maltrato a pesar de que tanto el director del espacio como su compañero le pidieron que no acabara la frase. La transcripción del momento es literal: “No sé cómo fue, pero si con dos copas en una fiesta de fin de año […] tú le pegas una guantá, eso no es ninguna agresión ni maltrato. Vamos a dejarnos ya de tonterías. […] No estoy justificando nada, que las agresiones no son solo físicas, que son verbales, que son morales, y cuando la relación está mal […]. Pasado tenemos todos y el que no, que tire la primera piedra. […] Aquí el problema es como cuando hablamos de Rubén Castro, que se pegan, se pelean los dos y ella denuncia y él, no”.
Según Miguel Ángel Méndez, subdirector de Radio Marca, no volverá a pasar. Quizá no en esa radio. No es improbable que, como Salvador Sostres tras ser despedido de El Mundo y recalar en el ABC, sea inmediatamente contratado por otro medio sin escrúpulos para dar altavoz a elementos que ni conocen los derechos humanos.
El jueves 4 de junio, víspera de que Javier Mérida dejara al descubierto sus más miserables ideas sobre qué es maltrato y qué no, en la SER Sevilla, en el espacio ‘La cámara de los balones’, presentado por José Guerrero Roldán, otros profesionales de la radio también dejaron ver su patita. Esta vez, según interpreta el Observatorio Español contra la LGBTfobia, pringada de transfobia. Un cuarto de hora en el que, entre las carcajadas de los presentes en el estudio, se pudieron oír lindezas como que las futbolistas prefieren el Interviu al Lecturas y que desayunan carajillo o sol y sombra, mientras cantan ‘Soy minero’.
No quiero seguir. Era un programa de humor, pero hay chistes que no tienen gracia. Es un clásico: Los machitos, desde la ceguera de su posición de privilegio, hacen mofa de quienes practican sexualidades distintas, de quienes cuestionan con sus actitudes la heteronorma, que retan los estereotipos de género, de esas personas que se atreven a ser distintas, que se atreven a ser como siempre se han sentido.
Estos problemas causados por machirulos ensoberbecidos tendrían fecha de caducidad si los medios y las empresas periodísticas hicieran una apuesta firme, primero, por el respeto a los derechos humanos; y, segundo, por la pluralidad y constituyeran sus equipos de trabajo y redacción abriendo las puertas a la diversidad, en lugar de resistirse a ella. Y la diversidad comienza por integrar a mujeres en las redacciones; en todas las secciones, no solamente en Cultura y Sociedad; y hacerlo especialmente en aquellas áreas que tradicionalmente están copadas por hombres, como pueden ser Economía y Deportes. Porque si no, la fecha de caducidad la llevan los propios medios y los profesionales a quienes respaldan.
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