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Esperanza Aguirre sobrevive al juicio de Gürtel a la espera de los testigos

La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

Marcos Pinheiro

El pasado de Esperanza Aguirre ha sobrevolado el juicio de Gürtel desde el comienzo. Los acusados que pertenecían a las empresas de la red corrupta la nombraron dándole un papel protagonista en la organización de los actos, pero nunca la implicaron directamente en las prácticas irregulares. Los que fueran sus colaboradores más estrechos o no la han nombrado, o lo han hecho para exculparla. La expresidenta de la Comunidad de Madrid ha superado limpia la fase del juicio en la que debían declarar los acusados, y está a la espera de que comience el turno de los testigos, en el que ella misma tendrá que sentarse ante el tribunal.

El tribunal está a falta de unos nombres para terminar con la lista de casi 40 acusados. Los dos subordinados de Aguirre durante su etapa de presidenta regional ya han declarado, y ninguno de ellos ha implicado a la que fuera su jefa. Este martes ha sido Carlos Clemente Aguado, exviceconsejero de Inmigración, el que ni siquiera ha pronunciado su nombre, y se ha referido a ella como “la presidenta”.

Lo ha hecho para exculparse del troceo de contratos con la Gürtel y cargar la responsabilidad en el otro acusado del antiguo gabinete de Aguirre, Alberto López Viejo. El exviceconsejero de Presidencia era quien se ocupaba de todos los actos, ha dicho Clemente. Si Aguirre era la protagonista del evento, lo organizaba López Viejo. Pero ni una palabra sobre si Aguirre sabía que su hombre de confianza contrataba a dedo con las empresas de Francisco Correa ocultando las adjudicaciones al control de la Intervención.

Durante la declaración de Clemente ha quedado claro el poder de influencia de Correa en el círculo de Aguirre. Este exalto cargo asegura que conoció al empresario porque este estaba constantemente por la sede del PP, aunque ha negado que mantuviese una relación estrecha con él. Las grabaciones que ha exhibido la fiscal Concepción Nicolás no reflejaban lo mismo.

En una conversación telefónica, Correa se ofrece a ayudar a Clemente con sus negocios en América Latina, e incluso a enchufar a su mujer en una gran empresa, a cambio de que éste influya en un nombramiento de un organismo público. Correa le dice que hay un grupo de empresarios, socios suyos, interesados en el nombramiento. “Te entiendo perfectamente, no te preocupes”, contesta Clemente.

El propio cabecilla de Gürtel incluyó a este exalto cargo de Aguirre en la lista de quienes recibieron sus dádivas: le pagó la comunión a uno de sus hijos. Clemente lo ha negado y ha dicho también que nunca recibió dinero de la trama, ni les adjudicó nada. Todo pasaba por Presidencia, pero no ha nombrado a quien fuera su jefa. De hecho, ha descargado la responsabilidad sobre cargos técnicos y sobre López Viejo.

El testimonio de Clemente se une a la ristra de acusaciones que se han ido vertiendo sobre el exviceconsejero de Presidencia, al que Aguirre fichó desde el Ayuntamiento. López Viejo intentó defenderse de todo y lo hizo sin implicar en nada a la expresidenta del PP. Solo tuvo buenas palabras, dijo que había sido un honor trabajar con ella y la exculpó de los asuntos relacionados con la contratación: “Nunca despaché con Aguirre temas menores”.

López Viejo y Clemente engrosan la lista de excolaboradores de Aguirre que han acabado imputados por su gestión en la Comunidad de Madrid. El primero se enfrenta a una petición de cárcel de 46 años y el segundo a una de 10. Otra de las “ranas” de Aguirre, Francisco Granados, también tuvo solo buenas palabras para ella durante su declaración ante el juez de Púnica.

La expresidenta madrileña ha superado así la fase de declaraciones de imputados totalmente limpia. Hubo acusados que le dieron un papel principal en los actos que organizaba Gürtel, y aseguraron que era su gobierno el que obligaba a fraccionar contratos. Pero no la terminaron de implicar en nada.

Aguirre, que tan solo ha admitido culpa “in vigilando” en los casos de corrupción que han rodeado su gestión, afronta ahora la fase de los testigos. Por delante del tribunal desfilarán más de 300, entre los que se incluyen algunos de los cargos técnicos de su gobierno. La acusación que lo pidió, el PSOE, quiere que estos tiren de la manta y señalen de quien salía la orden de trocear los contratos con las empresas de Gürtel. En total, serán 10 nombres, entre los que hay secretarios técnicos y directores generales de la época de Aguirre.

La propia expresidenta regional declarará como testigo. Lo pidió la defensa del exalcalde de Majadahonda, Guillermo Ortega. No lo hará por el cargo político que ostentó, aclaró el tribunal cuando aceptó esa petición, sino que su testimonio “ha de quedar circunscrito a lo que pueda aportar sobre los hechos”.

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