Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE
Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.
Alicia Alonso, cuando retirarse no es una opción
En 1993 Alicia Alonso afirmaba que dejaría el ballet cuando no pudiera dar más y sostenía que mientras pudiera seguir dedicándose a su trabajo tenía “el deber” de hacerlo; hoy, a sus más de 90 años, sigue con la misma fuerza que en su juventud, y regresa a España con un nuevo espectáculo que estrena en septiembre.
Al frente del Ballet Nacional de Cuba, que fundó en 1948 junto a su entonces marido Fernando Alonso y el hermano de este, Alberto, Alonso ha realizado innumerables giras y espectáculos a lo largo de su carrera, casi un siglo de experiencia sobre las tablas jalonado por inevitables obstáculos; el más notable, su progresiva pérdida de visión, que la afectó desde los inicios de su trayectoria.
A los diecisiete años, sufrió un accidente que le produjo el desprendimiento de ambas retinas, lo que le obligó, durante muchas actuaciones y ensayos, a descansar regularmente con los ojos cerrados, y luego volver al baile, pero al no mejorar la situación decidió operarse, y recuperó la visión tras varios intentos en una intervención en Barcelona.
El tratamiento postoperatorio con cortisona le puso en una difícil disyuntiva: subir de peso, lo que conllevaría dejar de bailar, o seguir perdiendo la vista y continuar con su carrera en el ballet.
Alicia Alonso enfrentó la decisión “más dura” de su vida y eligió el baile, para continuar un itinerario que mantuvo hasta 1995, cuando cambió las zapatillas de bailar por la enseñanza.
Durante esos años, la artista alternó actuaciones, descansos en los que repasaba las coreografías de todos los números y ensayos en los que el equipo estaba atento por si algo salía mal y se caía, esperando un tropiezo que nunca se produjo.
Nacida Ernestina de la Caridad Martínez y del Hoyo, hija de padres españoles, en diciembre de 1920, sus biógrafos calculan que su primera experiencia en el baile fue con el “Grand Vals” de “La Bella Durmiente” en el antiguo Teatro Auditorium de la Habana.
En su ciudad natal se casó con Fernando Alonso, por quien se cambiaría el nombre a Alicia Alonso, e inició su aprendizaje en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical, para luego continuar su formación en Estados Unidos con el American Ballet Theatre.
Con esta compañía debutó en el Metropolitan House de Nueva York interpretando “Giselle” en 1943, en sustitución de una diva americana que cayó enferma antes de la representación.
Cinco años después, Alonso fundaría la escuela que más satisfacciones le ha otorgado a lo largo de su carrera, la Compañía de Ballet Alicia Alonso, rebautizada en 1959 como el Ballet Nacional de Cuba, y que en la actualidad cuenta con más de 200 bailarines, coreógrafos y especialistas de la danza, una de las instituciones más importantes de esta disciplina a nivel mundial.
A lo largo de las siguientes décadas, Alonso ha bailado con los Ballets Rusos de Montecarlo, y ha incluido en su trayectoria compañías europeas como la de la Ópera de París, agrupaciones con las que ha realizado giras anuales por el viejo continente, Asia, Latinoamérica y Canadá.
Tras un divorcio poco amistoso después de 40 años de matrimonio, Alicia Alonso se casó con Pedro Simón, director del Museo de la Danza de Cuba y de la revista Cuba en el Ballet; quien la ha asistido en su vida hasta la fecha.
Ganadora de incontables premios, como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, el galardón Positano por su carrera artística, o la condecoración cubana José Martí, Alonso regresa a España dirigiendo a su compañía en el estreno de “Coppélia”, de Léo Delibes, en los Teatros del Canal del 18 al 25 de septiembre, y repondrá “El lago de los cisnes” del 25 al 29 del mismo mes.
Samuel Regueira
0