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La Audiencia Nacional reprocha a la Guardia Civil sus métodos de investigación en Twitter

Un furgón de la Guardia Civil a la entrada de la Audiencia Nacional.

Marcos Pinheiro

La sucesivas fases de la Operación Araña han sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional a multitud de acusados por sus comentarios en Twitter. Aunque parte de ellos habían utilizado la red social para amenazar o difundir proclamas en favor de organizaciones terroristas, otros tan solo hicieron críticas políticas o comentarios irónicos. La Guardia Civil y la Fiscalía los metieron todos en el mismo saco, acusándoles de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas.

En dos ocasiones, la Audiencia Nacional se ha negado a imponer penas de prisión por comentarios en Twitter que ha considerado como simples chistes, o los ha encuadrado dentro del debate político que se produce en una red social. En una sentencia conocida esta semana el tribunal ha ido más allá, reprochando a la Guardia Civil sus métodos de rastreo en la red social.

“Los mensajes del acusado son actos de palabra que deben considerarse en su contexto para otorgarles sentido”, escribieron los magistrados Ramón Sáenz y Manuela Fernández en la sentencia por la que se absolvía al abogado Arkaitz Terrón. La Guardia Civil y la Fiscalía se limitan a copiar y pegar los tuits en sus escritos, separándolos de cualquier contexto, como expresiones aisladas.

Esta práctica ha llevado a la Guardia Civil a cometer algunos errores. El fiscal del caso de Terrón tuvo que excluir uno de los tuits porque los agentes lo habían incluido al contener la frase “Soy yo o esto recuerda al ETA mátalos” junto a un recorte de periódico con la foto de parlamentarios catalanes independentistas. Sin embargo, el tuit era una crítica a la información periodística que les acusaba de promover la ruptura con España junto al texto “Punto de mira”.

“Prospecciones” en Twitter

Había otros comentarios, que los jueces han considerado que están amparados por la libertad ideológica y de expresión, en su vertiente “de crítica política o expresión de una ideología”. Añaden también que no incitan a la violencia, que hacer chistes o criticar la situación de los presos de ETA “no contiene llamamiento a la violencia terrorista ni han generado riesgo alguno”. Y es aquí donde los magistrados hacen su crítica a los agentes.

“La mejor demostración de la ausencia de riesgo alguno es que los tuits solo fueron detectados cuando los investigadores policiales realizaron prospecciones en la red social (…) Por lo tanto, no habían tenido impacto alguno en la opinión pública”. Es decir, critica que ni la Guardia Civil ni la Fiscalía hayan tenido en cuenta la repercusión de los mensajes, que solo se obtuvieron mediante una búsqueda exhaustiva.

Este es uno de los ejes sobre los que han girado varios de los juicios celebrados en la Audiencia Nacional: la repercusión de los mensajes. Varios abogados han tratado de explicar que es necesario tener en cuenta la difusión que han tenido los tuits, a cuanta gente han llegado. La Guardia Civil admite que no lleva a cabo esta comprobación. Los agentes no utilizan ningún método para medir el impacto de los tuits.

Tampoco tienen en cuenta los seguidores. De hecho, los agentes también han tenido que admitir que no son capaces de valorar la importancia de un perfil de Twitter según el número de personas que leen sus mensajes cada día. A Arkaitz Terrón le acusaron de crear alarma social con 200 seguidores, y durante el proceso contra Cassandra admitieron que no sabían qué suponía tener 4.500 seguidores, si eran un perfil con mucha repercusión o con poca. “No tengo capacidad para responder a esa pregunta”, dijo un agente.

Sus métodos para encontrar esos perfiles también plantean dudas. Aunque han optado por no dar muchas explicaciones durante los juicios sobre cómo efectuaban los rastreos, un agente admitió que introducen algunas palabras clave como ETA o Argala. De esta forma les aparecen siempre cuentas con un determinado perfil, y se cuelan tuits que nada tienen que ver con el enaltecimiento del terrorismo.

Así lo dijo la Audiencia Nacional, que en la sentencia absolutoria sobre César Strawberry repasó uno a uno sus tuits, explicando que todos tenían un tono irónico. En ninguno se podía entender que tratase de elogiar las acciones terroristas de grupos como ETA o los GRAPO. El Supremo luego anuló esa sentencia y condenó al cantante de Def con Dos a un año de cárcel porque sus tuits “alimentan el discurso del odio, legitiman el terrorismo como fórmula de solución de los conflictos sociales”.

Diferenciar los retuits

La reciente sentencia de la Audiencia Nacional sobre comentarios políticos y chistes en redes sociales ensalza Twitter como “un fabuloso medio de comunicación, abierto y público”, que se basa en “una comunicación especial” que supone “la concentración del discurso”. Así, los magistrados piden que cada mensaje sea estudiado conociendo esa red social, diferenciando los tuits de los retuits y teniendo en cuenta que las etiquetas sirven para catalogar mensajes.

Hacen esa precisión porque algunos de los tuits por los que se juzgó a Arkaitz Terrón incluían el hashtag #GudariEguna, que la Guardia Civil entendió como adscripción a la celebración que hacen cada año “la organización terrorista ETA y su entorno”.

“Las etiquetas #GudariEguna y #TxikiOtaegi permiten clasificar los mensajes de la misma temática, pero no añaden ni quitan al mensaje. Tampoco hay alabanza del terrorismo”, respondieron los magistrados.

“Una sociedad democrática que se organiza sobre los valores de la libertad y el pluralismo político no puede sofocar, impedir o censurar todo tipo de mensajes de crítica o de disenso de la forma política del estado, de la política penitenciaria o de las relacionadas con la memoria oficial sobre el pasado”, concluyen los jueces de la Audiencia Nacional en una sentencia que echa por tierra los argumentos de Fiscalía y Guardia Civil

Su criterio no es general en el tribunal. Tanto la sentencia sobre Strawberry como la de Arkaitz Terrón contaron con votos discrepantes de magistrados que defienden que este tipo de mensajes merece un reproche penal, aunque en muchas ocasiones se trate de chistes que, como recordó Cassandra durante su declaración, se llevan haciendo toda la vida, “a lo largo y ancho de España”, y que “solo son humor”.

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