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Clásicos del erotismo para celebrar San Valentín
De Henry Miller a Charles Bukowski, pasando por otros clásicos como Nabokov o el Marqués de Sade, la literatura erótica puede ser un excelente y picante complemento para compartir un día tan especial como San Valentín, a pesar de que el género, contrariamente a lo que se piensa, no vive su mejor momento.
Al menos eso opina José Antonio Cerezo Aranda, uno de los mayores expertos de España en literatura erótica, que dirige la biblioteca Manuel Ruiz Luque de Montilla (Córdoba), y un acérrimo defensor del poder sugestivo de la letra impresa y su importancia en el rito amoroso.
En una entrevista con Efe, Cerezo afirma que la literatura tradicionalmente ha sido un auxiliar en “los trabajos de Venus”, y a la hora de facilitar un repertorio de estrategias que renueven la capacidad “amatoria” ante el aburrimiento, y recuerda que el género erótico es una tradición “antiquísima”, que ha dejado su huella en papel desde hace siglos.
En este sentido, rememora “Los Papiros de Turín”, una obra escrita 2.000 años antes de Cristo, en la que ya se hablaba del rito de la seducción erótica con la intención de perfeccionar el amor físico.
Prueba de que las relaciones de alcoba no han cambiado tanto, de entre todas las obras que conoce y almacena, Cerezo Aranda recomienda la novela “Fanny Hill”, que escribió John Cleland cuando estaba en prisión en el siglo XVIII, y que es “perfecta” porque “sin nombrar más de lo debido, descubre todas las estrategias amorosas que puede desplegar una pareja”.
Son lo que él cataloga “libros que se leen con una sola mano” y que, en su mayoría, se escribieron con pseudónimo y bajo una férrea censura que, no obstante, no apagó las llamas de un género cuya decadencia ha llegado justamente por lo contrario, por el exceso de fuentes.
“Hoy día la literatura erótica no interesa, porque ese lugar lo ha ocupado internet, que ofrece ventajas como la privacidad y el anonimato... y nadie va a leer lo que puede ver”, señala el escritor, que define al lector de estos libros como un “voyeur, un mirón”.
Lejos de sus mejores tiempos, la literatura erótica, ha vivido un “engañoso” resurgir con el éxito de la trilogía “50 Sombras de Grey”, que, a pesar de su éxito -se han vendido 11 millones de copias-, no ha dado pie a un reflorecimiento del género.
Su mayor virtud, para este experto, es que ha puesto el género al alcance de un público más amplio, aunque compara su éxito con el fenómeno que supuso cinematográficamente la película “Emmanuelle” en los años setenta.
“Henry Miller o Bukowski no tienen nada que ver con este fenómeno, que es un erotismo para amas de casa, cuya vida transcurre de una manera monótona, y que pueden coger unas ideas para renovar su repertorio sentimental”, concluye sobre una novela que califica de “muy ñoña”.
Preguntado sobre el género en España, Cerezo indica que es “muy desconocido”, a pesar de que fue precisamente en Valencia, en 1519, donde se publicó el primer cancionero erótico de Europa.
Se trata de “El cancionero de obras de burlas provocantes a risa”, otra de las joyas que guarda en su colección, y que contiene poemas “muy subidos de tono”, que dieron pie a una tradición literaria en España de la que ha catalogado más de 700 libros, y que practicaron grandes escritores como Espronceda, Góngora o Quevedo, la mayoría bajo el anonimato y para “ganarse el pan”.
En cualquier caso, reconoce que en España, al igual que en todo el mundo, el género pasa “malos momentos”, y pone como ejemplo el hecho de que el premio “La Sonrisa Vertical” lleve unos 10 años sin convocarse.
Ante tal panorama, siempre quedaran los clásicos, así que, a falta de un regalo de San Valentín para la pareja, se puede sorprender con un buen libro erótico.
Seguro que puede ser un buen complemento para una velada romántica, y un buen manual del que echar mano ante el tedio.