El Congreso no renueva la concesión de su cafetería a Arturo Fernández

El Congreso ha descartado que el grupo hostelero que preside Arturo Fernández y que presta servicios en la Cámara haya efectuado pagos en B a sus empleados, si bien ha anunciado la convocatoria de un nuevo concurso.

En declaraciones a los periodistas al término de la reunión de la Mesa del Congreso, el presidente de la Cámara, Jesús Posada, ha avanzado que el informe elaborado por la comisión de contratación no había detectado “ninguna actuación fuera de la ley” en el Grupo Arturo Cantoblanco.

Sin embargo, pese a que, según ha insistido Posada, la empresa del vicepresidente de la CEOE ha actuado “con absoluta normalidad”, el órgano de dirección del Congreso ha decidido sacar a concurso el contrato de restauración, informaron a Europa Press fuentes parlamentarias.

Tal y como publicó eldiario.es, los trabajadores de la cafetería del Congreso de los Diputados, gestionada por una de las empresas del grupo del vicepresidente de la CEOE y presidente de la patronal madrileña, denunciaron en 2009 que cobraban sus horas extra en negro. “ Reivindicamos que a partir de ahora todas las horas extras que se realicen se paguen en nómina y al precio neto que se están cobrando actualmente”, decían textualmente en una carta enviada por los delegados de personal en el Congreso a la dirección de recursos humanos de Arturo Grupo Cantoblanco S.L. Una carta que también remitieron a la Mesa del Congreso de los Diputados, entonces presididia por el socialista José Bono, y a la Dirección de Asuntos Económicos de la Cámara.

Fuentes de la Mesa del Congreso aseguran que esa carta nunca se recibió por los canales oficiales, aunque varios diputados reconocen que sí les llegaron las quejas de los trabajadores, que organizaron varias protestas en las instalaciones del Congreso.

Finalmente, la Dirección General de Trabajo de Madrid intermedió en el conflicto y con fecha del 31 de agosto de 2009 publicó el resultado de la conciliación que es contractual para ambas partes. En ella se dice que a partir de ese momento los diversos complementos salariales debían reunirse bajo un solo concepto en la nómina, considerado incentivo. El acuerdo también regulaba las horas extra, las libranzas y la regulación del tiempo de trabajo.