Correa revela que la gran obra pública de Aznar escondía comisiones del 3% al PP
En un giro sorprendente de su declaración, Francisco Correa hizo aflorar el lado oculto del milagro económico español. Delante de un tribunal, con los medios de comunicación retransmitiendo en directo su declaración, el principal acusado del caso Gürtel ha desvelado que él participó en el amaño de las principales obras del país durante el Gobierno de José María Aznar. “Carreteras, autopistas y obras del AVE”, el símbolo del progreso de aquellos años lleva en su reverso el sello del 3% en comisiones para el Partido Popular, según el testimonio de Correa.
Después de seis horas de declaración, ya por la tarde, Correa no dejó un resquicio a la duda: el dinero negro iba a parar al Partido Popular. Fue Luis Bárcenas, gerente del partido a principios de los noventa, quien le propuso buscar a empresarios que colaborasen con la formación. Correa se quedaría con una parte de las comisiones; la otra iría para Bárcenas y el PP.
El empresario fue explicando cómo al principio le costó que Bárcenas contara con él para facturar trabajos al Partido Popular. Cuando se ganó su confianza –fruto, según él, de un eficiente servicio que ahorraba al PP cantidades enormes en gastos electorales–, Bárcenas se abrió. Y con las campañas, los mítines y los viajes del partido llegó todo lo demás. “Vamos a intentar hacer gestiones para cuando salen los concursos públicos de la Administración, intentar favorecer o adjudicar a algunos empresarios que luego van a colaborar con el partido”, contó al juez que le explicó el entonces gerente del partido.
En el último tramo del interrogatorio, Correa pasó de contar el plan a los detalles de su ejecución. “Reunía a un empresario que nos daba la licitación para ver si la obra podía ser para nosotros, yo se lo pasaba a Luis Bárcenas, que lo gestionaba con el correspondiente ministerio. Si el empresario conseguía la obra, yo pagaba la comisión del 2% o del 3% a Génova”, ha dicho a preguntas de la fiscal Concepción Sabadell.
Ha ocurrido después de que el tribunal hiciese sonar la grabación más comprometedora para el PP de cuantas realizó subrepticiamente José Luis Peñas, el concejal de Majadahonda que denunció la trama Gürtel, en la que participó, y que hoy se sienta también en el banquillo de los acusados. “Yo a Bárcenas le he llevado, yo he hecho con él un día… Vamos a sumar, 1.000 millones de pesetas. Yo, Paco Correa, le he llevado a Génova y a su casa”, se ha podido escuchar con dificultad a través de los deficientes altavoces del juzgado.
Por la mañana, Correa había dicho que con esa expresión se refería al dinero que había hecho ganar, en forma de ahorro, al Partido Popular con su trabajo. Parecía referirse a sus trabajos para las campañas electorales y otros actos, por el contexto del interrogatorio en el que se produjo su explicación.
Pero por la tarde, la versión viró: “Yo no sé la cantidad de dinero exacta que he llevado al PP de haber gestionado obras. Puede ser que haya sido mil [millones de pesetas], puede ser que haya sido más, o puede ser que haya sido menos, no lo tengo contabilizado, es una forma de hablar en un máster de tenis, en una cena. No niego lo que digo ahí, no niego para nada, lo que no puedo precisar es si es verdad, si fueron 500 [millones de pesetas], fueron 1.000 o fueron 2.000. Lo que es cierto es la práctica”.
Correa había dibujado durante toda la jornada un modo de hacer negocios en los que confundía constantemente el cohecho, la prevaricación y la malversación con la “labor de lobby” que, según su versión, se realiza con naturalidad en otros países. Defendió que ese trabajo era fruto de sus contactos políticos y que desembocaba siempre en un beneficio para la Administración contratante, el empresario y para él mismo, vía comisión. Acaso por eso, la fiscal Sabadell ha querido que quede claro de dónde procedían las comisiones que llevaba Correa a Génova. “Sí, era por obras”, ha zanjado por la tarde el empresario, para el que Anticorrupción solicita 110 años de cárcel.
Faltan nombres
A pesar de la gravedad de la afirmación, Correa evitó señalar el nombre de las empresas implicadas y el detalle de los ministerios afectados. Evidentemente, son obras que solo puede licitar el Ministerio de Fomento, cuyo titular fue Francisco Álvarez-Cascos entre 2000 y 2004. Pero no salió el nombre de Álvarez-Cascos ni el de cualquier otro ministro. Y la fiscal, por el momento, tampoco se lo ha preguntado. Correa insistía una y otra vez en que contaba todo lo que sabía, pero también añadía que le resultaba imposible confesar cuestiones de las que nunca se ocupó o que no recordaba.
En ese periodo de Álvarez-Cascos fue cuando la constructora Hispánica, del acusado Alfonso García-Pozuelo, pasó de ser una sociedad de tercera fila a competir con las grandes del país. Su antiguo dueño, que ha decidido colaborar con la Justicia, dijo el martes que él había pagado dinero negro a Correa y que parte de éste acababa en “organismos centrales”, en referencia a la sede de Génova, si se cotejan las entradas de dinero en la caja B de la trama Gürtel, incautada en 2009, a nombre de García-Pozuelo, y las que reflejó a mano Luis Bárcenas con destino a las oficinas del PP.
Correa había explicado a la fiscal por la mañana: “Es verdad que tuve esa relación con Pozuelo. Y es verdad que él me decía que estaba interesado en una carretera. Era una licitación pública. Yo gestionaba con Bárcenas si era posible ese candidato, porque daba unas buenas licitaciones y si se hacía, él daba una comisión, yo me quedaba con una parte y otra era para Bárcenas. No era solo con García Pozuelo”.
Revés para Rajoy
Hasta el momento en que Correa decidió involucrar al Gobierno de Aznar en el amaño de contratos de las obras del AVE, la confesión no pintaba mal para el actual líder del PP, Mariano Rajoy. El cabecilla de Gürtel se había quejado de que sus tratos con la dirección nacional se acabaron en 2004, cuando Rajoy asumió la presidencia del partido.
Correa explicó que su mano derecha en los negocios, Pablo Crespo, no “tenía química” con Rajoy desde su época de Galicia. La explicación hay que buscarla en las guerras internas que el PP gallego libró en los estertores del fraguismo. Rajoy capitaneó el sector del birrete, la facción urbana del PP que disputó el poder al clan de la boina, un grupo de dirigentes con mucho control territorial que lideraba Xosé Cuiña, de quien Pablo Crespo fue su mano derecha. Aquella enemistad que se prolongó durante años fue la que expulsó a Correa y compañía de Génova 13 cuando Rajoy tomó el mando.
Pero la bomba que Correa se guardó para el último tramo de su declaración involucra también al actual presidente del Gobierno. Rajoy formaba parte del Consejo de Ministros que aprobó las adjudicaciones de las obras del AVE, que según el cabecilla de Gürtel estaban amañadas y reportaban comisiones en negro al Partido Popular.
La confesión en eldiario.es
La confesión de Correa en el juicio ratifica la declaración que entregó en un sobre a Ignacio Escolar, director de eldiario.es, mientras negociaba en 2015 con Anticorrupción una rebaja en la petición de condena. La Fiscalía consideró insuficiente sus revelaciones para todo lo que solicitaba y el acusado dio la espantada en plenos contactos con las acusaciones populares, sin ninguna explicación.
Aquella confesión decía: “En 1996 hablo con Luis Bárcenas, quien me indica que hay una serie de personas situadas en puestos políticos, y que me necesita como intermediario ante los empresarios de obra civil. (…) Se trataba de adjudicar obras a los empresarios a cambio de que abonaran un porcentaje que yo recaudaría en beneficio de Luis Bárcenas”.
La pieza que se juzga estos días en la Audiencia Nacional se ciñe a los presuntos delitos de la trama en la Comunidad de Madrid, Castilla y León y Estepona (Málaga). Pero una vez más, en el transcurso del interrogatorio se coló una cuestión ajena a la pieza, en este caso de la Comunidad Valenciana. Y otra vez en referencia a la financiación irregular del PP. “Posiblemente en Valencia hicimos cosas irregulares con la financiación del partido. (...) Cuando acabamos una campaña, teníamos que cobrarla. Los empleados, los proveedores... Si nos tenía que pagar un constructor, pues nos tenía que pagar un constructor”, afirmó Correa.