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Escenifican muerte de la seguridad privada tras firma de convenio colectivo
Un grupo de vigilantes de seguridad ha escenificado hoy en la plaza de Callao de Madrid la muerte de este sector por diferentes circunstancias, como la reciente firma del convenio colectivo por los sindicatos mayoritarios, que en su opinión incluye solo “medidas paliativas” para su grave situación.
Así lo ha explicado Bernardo Rabassa en nombre del Movimiento 27, integrado por vigilantes de seguridad y que desde hace meses reivindica mejoras en el sector “sin siglas ni banderas”.
Tras la convocatoria de dos manifestaciones en los últimos meses a las que asistieron cientos de vigilantes, el Movimiento 27 ha decidido hacer protestas en zonas concurridas de la capital para que los ciudadanos entiendan la situación de un sector que, en el acto de hoy, escenifican muerto con una lápida en la que han escrito los motivos del fallecimiento: reforma laboral, empresas pirata y el reciente convenio firmado por UGT, CCOO y USO.
“Los sindicatos hacen lo que les da la gana, no nos han hecho caso cuando reivindicábamos una huelga general”, explica Rabassa, para quien el convenio firmado a principios de mes por la patronal Aproser y los sindicatos UGT, CCOO y USO no se puede afirmar que incluya mejoras, “ya que subir el 2 % es solo una medida paliativa para que no les arranquemos la piel a tiras”.
El Movimiento 27 sostiene que esa subida no es de rigor “cuando hay vigilantes que han perdido en los últimos años entre 600 y 700 euros al mes”, lo que ha hecho que algunos vivan en la calle e incluso se suiciden.
Rabassa ha criticado la situación sobre todo en las empresas denominadas “lowcost”, que no deberían ser contratadas por empresas privadas y menos por instituciones públicas, y ha puesto como ejemplo que hay varios vigilantes de Seguridad Integral Canaria que prestan servicio en Metro y que llevan un mes sin cobrar, motivo por el que uno de ellos protesta a diario en el suburbano.
También ha hecho hincapié en el incremento que se está registrando en el número de agresiones a vigilantes, como la ocurrida el pasado 18 de noviembre en el estadio Wanda Metropolitano, donde un profesional perdió el ojo, y ha defendido que sean nombrados agentes de la autoridad y puedan usar pistolas eléctricas.
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