Felipe González reconoce que habla con Albert Rivera, pero no con Pedro Sánchez ni Mariano Rajoy
Año nuevo, vida nueva. Felipe González ha tomado la decisión de no involucrarse en los asuntos internos del PSOE para evitar que se le “interprete mal”. Después de un 2017 convulso, en el que el expresidente se 'mojó' en las primarias a favor de Susana Díaz y no ocultó su absoluta distancia con Pedro Sánchez, González se ha tomado un “año sabático” del PSOE. Además, ha admitido que no habla con el secretario general y que tampoco lo ha hecho desde hace tres años y medio con Mariano Rajoy, pero que sí ha conversado últimamente con Albert Rivera.
El expresidente lo ha dicho en tono irónico, pero ha asegurado que no quiere que se le interprete mal en sus opiniones. “Prefiero no intervenir. No represento nada en el partido. Soy un miembro más y no quiero pronunciarme sobre temas de partido”, ha expresado el expresidente, que ha lamentado la “interpretación no acertada” que se hizo de su intervención en las primarias.
“He estado lo más prudente posible”, ha afirmado González, que defendió a la presidenta andaluza y la arropó en el acto de presentación de su candidatura, junto a José Luis Rodríguez Zapatero y la vieja guardia del PSOE. Además, tuvo un papel fundamental en la maniobra que acabó con el liderazgo de Sánchez en octubre de 2016, cuando en una entrevista le acusó de haberle engañado y señaló al PSOE el camino de la abstención. Sánchez situó a González en la diana de sus acusaciones durante la campaña de primarias y, frente al acercamiento que ha conseguido con Zapatero, se mantiene alejado de González.
El expresidente, que ha pasado por los micrófonos de la Cadena SER y ha intentado limitarse a hablar de Catalunya, ha reconocido que no tiene trato con Sánchez. “Hace mucho tiempo que no hablo con él, lo cual no quiere decir que no esté dispuesto a hablar con él. Si quiere hablar conmigo, es obvio que estoy dispuesto a hablar con él”, ha asegurado el exdirigente, que se ha mostrado convencido de que “va a ocurrir”.
González también ha reconocido que no habla con Rajoy desde hace tres años y medio. El expresidente se ha mostrado dispuesto a hacerlo porque considera que es una parte de su puesto “institucional”. Le ha acusado de inmovilismo en Catalunya y de acabar en la vía penal lo que tendría que haberse solucionado con “iniciativa política”.
“Sentimiento de orfandad” en la política española
Con quien sí ha hablado recientemente es con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. “Alguna vez he hablado con Rivera. Poco, ¿eh?”, se ha anticipado a decir el expresidente que no ha querido explayarse en el asunto y ha dicho que no cree que la expresión correcta sobre sus conversaciones sea que le aconseja. “Da la impresión de que tiene mucho que ver con la vejez. No tengo la cabeza vieja”, ha bromeado. El expresidente ha dejado claro que es el presidente de Ciudadanos quien se pone en contacto con él.
González ha evitado decir si Rivera tiene un proyecto de país: “No tengo el grado de conocimiento para decirlo”. Lo que sí ha admitido es que tiene un “cierto sentimiento de orfandad representativa”. “Siento la ausencia de que alguien diga en 20 minutos a dónde quiere llevar a España con los desafíos que tiene”, ha expresado González, que ha metido en ese saco al actual líder del PSOE.
El expresidente ha vuelto a la Cadena SER, esta vez para analizar la situación en Catalunya, pese a que ha estado 'borrado' de la campaña. Ha asegurado que estaría “más cómodo” si los líderes independentistas –Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Cuixart y Joaquim Forn– no estuvieran en prisión y ha asegurado que no ve delito de rebelión en el marco de la causa abierta contra ellos por el proceso de independencia.
No se puede investir a distancia, “ni a un elefante”
“Estaría mucho más cómodo”, ha reconocido González sobre la posibilidad de que los dirigentes independentistas estuvieran fuera de la cárcel, pero ha admitido que sus formaciones políticas no lo ponen fácil al persistir, a su juicio, en el intento de saltarse la ley al pretender hacer presidente a Carles Puigdemont
“No me gusta en general la prisión preventiva”, ha admitido el exdirigente socialista, que ha defendido, no obstante, la instrucción que se está llevando a cabo en el Tribunal Supremo. Así, ha explicado que hay una “confusión flagrante” entre lo que los políticos presos dicen ante el juez Llarena sobre el acatamiento de la Constitución y la actitud que mantienen ERC y PDeCAT en el Parlament.
También ha cuestionado que los miembros del Govern y los representantes de ANC y Ómnium puedan ser juzgados por un delito de rebelión. “De acuerdo con con la redacción del 95, creo que la rebelión es un delito bastante poco probable”, ha señalado. Sin embargo, sí sostiene que ha existido malversación.
González ha calificado como una “broma” que Carles Puigdemont pretenda ser investido desde Bruselas. “No existe ni en el ordenamiento jurídico nacional, ni catalán, ni en el mundo”, ha dicho sobre la investidura telemática. “¿Podríamos proponer que un elefante fuera presidente?”, se ha preguntado.
El expresidente socialista ha sostenido, como defiende el PSOE, que es necesario reformar la Constitución y se ha mostrado convencido de que el Título VIII, el que hace referencia al modelo territorial, tiene que modificarse. No obstante, ha lamentado que la sociedad catalana, a la que veía con una “convivencia tolerante, tenga un cierto ”supremacismo“ entendido como aquellos que piensan que ”si no se lo impidieran serían mejores“.