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Rajoy y Sánchez miden sus fuerzas en Galicia y Euskadi ante el bloqueo de la investidura

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, en el Congreso en julio pasado.

Andrés Gil

Este domingo votan Galicia y Euskadi. En Galicia se dirime si el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo revalida la mayoría absoluta para mantenerse al frente de la Xunta, o lo consigue con el concurso de Ciudadanos. También queda la incógnita de si el candidato socialista, afín a Pedro Sánchez, Xoaquín Fernández Leiceaga, queda o no por detrás de Luís Villares, de En Marea, que aspira a ser segundo.

En Euskadi la duda no es tanto si Iñigo Urkullu (PNV) se mantiene como lehendakari, que a tenor de las encuestas parece seguro, si no quién será su socio preferente durante la legislatura: EH Bildu, Elkarrekin Podemos o PSE-PSOE. También está por ver si EH Bildu, que no ha podido presentar a su candidato, Arnaldo Otegi, es superada o no por Pilar Zabala.

Pero pase lo que pase este domingo en Galicia y Euskadi, su principal incidencia en el panorama político estatal es que cierra una fase –campaña y elecciones en dos territorios– y abre otra: se regresa al baile de las negociaciones para lograr una investidura que parece bloqueada con la sombra de las terceras elecciones.

En la anterior legislatura, el candidato socialista, Pedro Sánchez, logró en torno a sí 131 votos y 219 en contra. En la presente legislatura, el candidato del PP, Mariano Rajoy, concitó 170 votos a favor y 180 en contra.

Y las posiciones, a día de hoy, parecen inalterables, abocadas a unas terceras elecciones.

La vía del pacto a tres entre PP, PSOE y Ciudadanos, defendida por Rajoy y Rivera parece abocada al fracaso, toda vez que Sánchez está dispuesto a mantener su no a un Gobierno encabezado por el actual presidente en funciones, a pesar de las voces internas que le piden que facilite un gobierno conservador para evitar las terceras elecciones.

El líder del PP se ha volcado en la campaña gallega para buscar una amplia victoria que le devuelva la iniciativa en octubre, tras el fracaso de la investidura. En Galicia el PP tiene el viento a favor y eso explica la intensa presencia en esta campaña, frente a la discreta agenda que el PP ha diseñado para su líder en Euskadi.

En el año 2009, Rajoy atravesaba por uno de sus peores momentos en política: las derrotas electorales habían arrastrado su gestión y en su partido nadie temía discutir al líder. La victoria de aquel año, cosechada por Feijóo, supuso el principio de la remontada y los primeros pasos que acabarían llevándole a La Moncloa.

La situación es similar a la actual. El presidente en funciones busca ánimos y victorias con las que insistir en su argumento de que la presidencia le corresponde. Un éxito le permitirá, además, sacudirse la complicada situación que atraviesa un PP a la espera del inicio del caso Gürtel y enfangado en los escándalos Soria y Barberá.

Sánchez, en un regreso a marzo de este año y ante la oposición de la mayoría de sus líderes regionales, quiere intentar de nuevo un acuerdo con las “fuerzas del cambio”, es decir, Unidos Podemos y Ciudadanos. Y lo defenderá el próximo día 1 de octubre en el Comité Federal del PSOE.

En este caso, el orden de los factores sí altera el producto: si pacta primero con Ciudadanos, tiene seguro el no de Unidos Podemos y las confluencias. Si pacta primero con estos, tiene muy difícil el visto bueno de Ciudadanos, que esgrime que ya tiene un acuerdo firmado con el PSOE, hace seis meses.

“Ese pacto es inviable y no vamos a estar en él”.  Así lo manifiestan a eldiario.es fuentes de la dirección de Ciudadanos en donde siguen esperando a que Pedro Sánchez llame a Albert Rivera. El líder del PSOE, a lo largo de las últimas semanas, se ha reunido o ha hablado por teléfono con el resto de los dirigentes de los principales partidos excepto con Rivera. Los contactos entre ambos líderes a día de hoy son inexistentes pero el líder del PSOE ha anunciado que abrirá una nueva ronda de contactos a partir de la semana que viene, tras las elecciones gallegas y vascas de este domingo.

Oposición interna a Sánchez

Ferraz nunca se ha creído el amago del sector crítico de acabar con su secretario general por la “traumática” vía de la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la dirección tras el hundimiento electoral en Galicia y Euskadi, pero ha pasado al ataque con dos alternativas que descolocan al sector crítico: intentar un “Gobierno alternativo” al de Mariano Rajoy o convocar un congreso exprés para zanjar el debate sobre el liderazgo. 

Revalidar la mayoría absoluta del PP y el sorpasso en Galicia, sumado al previsible hundimiento en Euskadi, serían un golpe más para Sánchez, que ha acumulado consecutivamente los peores resultados para el PSOE en unas generales.

La tercera opción, la de Pablo Iglesias, pasa por un Gobierno de coalición con el PSOE que puedan facilitar fuerzas nacionalistas e independentistas. No obstante, en Unidos Podemos también existe el debate que plantea otras dos opciones: una investidura de mínimos a Pedro Sánchez o incluso una investidura sin condiciones.

Los contactos previos, discretos y de segundo nivel entre el PSOE y Unidos Podemos ya han comenzado. A la espera de que las negociaciones salten a los líderes, las posiciones tanto en Podemos como en sus aliados distan de ser homogéneas. La propuesta oficial del partido de Pablo Iglesias, un Gobierno de coalición con apoyos externos, comienza a tener contestación interna.

Esa versión oficial la reiteró también este miércoles la portavoz adjunta de Podemos en el Congreso, Irene Montero. “Un Gobierno de progreso para un acuerdo del PSOE con nosotros. No hay otra forma. Otra cosa es que después de llegar a un acuerdo se busquen apoyos parlamentarios. Ahí también entra Ciudadanos”. Montero en la misma rueda de prensa, habló de las diferencias acerca del discurso de Podemos expresadas en público por el secretario general, Pablo Iglesias, y el secretario político, Íñigo Errejón. “Hay un debate sobre el estilo y sobre la relación con el PSOE”, aseguraba la jefa de Gabinete de Iglesias. Y añadía: “Hay diversas posiciones. Unas tiran a una relación de igualdad con el PSOE y otra línea de tensión que tiene que ver con una relación distinta”.

Una de las dirigentes que tiene una idea alternativa es la secretaria general de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, quien reconoce a eldiario.es que su apuesta pasa por “forzar al PSOE a que plantee una alternativa” que les obligue “a cumplir con los compromisos que han adquirido en las campañas”. ¿Qué compromisos?: “La derogación de la Lomce, de la  ley mordaza, la ley Montoro, y la reforma laboral o subir el SMI”. ¿Y después? “Votar a favor de Pedro Sánchez y ejercer la oposición en el Congreso y en la calle”.

Del resultado de estos comicios, especialmente de los gallegos, dependerá también la posición de En Marea ante una hipotética investidura. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, se ha volcado en la campaña ante las encuestas que vaticinan una mayoría absoluta para Alberto Núñez Feijóo que podría azuzar la guerra abierta contra él por algunos de los dirigentes y referentes de su partido.

La confluencia catalana cree que hay posibilidades todavía de intentar “un Gobierno de progreso”. “Tras el 25S, seguiremos defendiendo, como venimos haciendo, la necesidad de implantar políticas nuevas en España para afrontar los retos que tenemos enfrente: crisis social y económica; la regeneración democrática y el reconocimiento de la plurinacionalidad del estado”, aseguran desde En Comú. Sobre la fórmula de ese Gobierno, En Comú no se pronuncia. De momento. La alcaldesa de Barcelona Ada Colau, aseguró en una entrevista en La Sexta con motivo de la Diada que “es posible gobernar con 85 diputados”, en referencia a un Ejecutivo en solitario de Pedro Sánchez. Y se puso de ejemplo a ella misma, que inició su mandato en el Ayuntamiento de la capital catalana solo con 11 concejales. Eso sí: poco más de un año después el PSC ha integrado el Gobierno municipal ante el bloqueo de un Consistorio atomizado.

Lo que sí defiende En Comú es que sus diputados no formarán parte de ningún gobierno “que no responda a los grandes retos de la sociedad actualmente: desigualdad, corrupción y derecho a decidir”.

IU: oposición en la calle

Tampoco en IU apuestan por ir a las urnas en diciembre. Aunque su debate es propio y no afecta a Podemos, sí tendría implicaciones en Unidos Podemos. Los diputados liderados por Alberto Garzón tienen libertad de voto dentro del grupo, aunque los representantes de IU en las confluencias obedecen a las decisiones de sus respectivas candidaturas.

El 10 de diciembre la Coordinadora Federal  aprobó un documento en la que aseguraban que “existe una mayoría parlamentaria para evitar que el PP vuelva a gobernar”.

El órgano de debate de IU se reunió tres días después de la cita de Alberto Garzón con Pedro Sánchez. Allí, el líder de IU mostró su “disposición de apoyar una hipotética investidura del PSOE siempre y cuando exista un compromiso programático con medidas destinadas a mejorar la vida de la clase trabajadora”, según informó la coalición en una nota de prensa.

En IU coinciden con el análisis de la dirección de Podemos que achaca buena parte de sus problemas electorales a su paso por la institución y el bucle de ruedas de prensa y negociaciones fallidas: “No podemos estar constantemente en este terreno, de ahí que queramos impulsar nuestro espacio, que es el de la movilización y la presencia directa en los distintos conflictos, frente a ese juego de trileros en el que están otros”.

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