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Gaspar Llamazares: “IU no es un proyecto agotado que debe diluirse en una convergencia liderada por Podemos”

Gaspar Llamazares, en el Ateneo Republicano de Madrid. / Marta Jara

Aitor Riveiro

Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) es una de las pocas personas en Izquierda Unida que puede estar satisfecha tras el 24M. Su candidatura a la Presidencia de Asturias ha “doblado el pulso a las encuestas” y ha mantenido su representación en el Parlamento regional con cinco diputados. La situación interna de la coalición que un día lideró, sin embargo, le ensombrece el gesto.

El excoordinador federal de IU recibe a eldiario.es en la cafetería del Ateneo Republicano de Madrid para una entrevista en la que rechaza que los malos resultados del pasado domingo puedan ser achacados a Cayo Lara o Alberto Garzón. Niega que IU deba asomarse a una reconstrucción aunque, en caso de que así se decida, pide que se consulte a toda la militancia, no solo al Consejo Político o a los delegados de una Asamblea Extraordinaria.

Debe de ser de las pocas personas de IU que puede sonreír tras el 24M.

Hay más gente de IU que puede decir que le ha doblado el pulso a las encuestas. En el ámbito municipal no nos ha ido mal y tenemos un suelo firme. El fracaso se ha producido en las comunidades autónomas y tiene que ver, por una parte, con factores objetivos, como que en una región haya un 5% de umbral y varios partidos compartiendo espacio, lo que dificulta lograr representación. Y, por otra parte, con elementos más de carácter político que tendremos que estudiar y que tienen que ver con comunidades donde hasta ahora estábamos bien y nos ha ido mal. Sobre todo en Madrid y en País Valencià.

El resultado es agridulce pero lo importante era aguantar el vendaval y que IU pudiese incorporarse al proceso de cambio. Y eso, en general aunque de manera modesta, lo hemos hecho.

En el plano municipal los resultados son mejores para IU, aunque muy desiguales. ¿Cómo analiza los datos?

El análisis debe ser pormenorizado. Ha habido éxito de candidaturas de IU 'pata negra' y también de candidaturas de convergencia. Podemos decir que los más sonados son los de las candidaturas de convergencia porque afectan a las principales ciudades del país, pero ha habido éxito de candidaturas de IU en solitario. En las comarcas mineras [de Asturias] hemos tenido un éxito total en lugares de influencia tradicionales del PSOE, al que hemos prácticamente superado.

No se puede hacer el análisis de que la convergencia es positiva mientras ir en solitario es negativo. Hay que analizar los procesos: como lección, podríamos decir que las candidaturas con procesos participativos y primarias y encabezadas por referentes, han tenido éxito.

¿El fracaso en Madrid era más esperado que en el País Valencià?

En los dos sitios es injusto porque hay un buen bagaje de trabajo y una propuesta de candidatura sólida. El problema fundamental ha estado en lo interno. En el caso de Madrid es especialmente claro, con una división que no se ha podido soldar y que se ha expresado de forma dramática en la campaña. En Valencia tiene que ver con el fraccionamiento del espacio entre Compromís y Esquerra Unida. Hasta ahora no era contradictorio con mantener representación institucional, pero cuando aparece la opción de Podemos el espacio se achica al máximo.

Madrid ha tenido este problema interno casi desde los orígenes de IU. ¿Tiene solución?

La solución es el pluralismo y la integración. Lo que se ha demostrado que no lo es son las soluciones administrativas de resoluciones o de imputaciones que tienen más que ver con discrepancias que con hechos objetivos.

¿Apoyaría una desfederación de IUCM?

Como digo, los procesos administrativos no solucionan los problemas. Eso implicaría una amputación y no nos lo podemos permitir ni en Madrid ni en el País Valencià. Lo que hay que hacer es un llamamiento a la integración y una estrategia de apertura a la izquierda social.

Además, ya ha habido una desfederación de hecho porque la dirección federal ha hecho campaña al margen de Madrid. Si ahora se hace de derecho, abundaría en consecuencias negativas.

El coordinador federal sí ha apoyado explícitamente tanto a Luis García Montero como a Raquel López.

No se puede hacer campaña a medias: o sea hace o no. Es bastante significativo que una parte muy importante de la dirección federal, y así lo expresaron en distintas ocasiones, no estaba con la candidatura. Sin embargo, se simpatizaba con otra candidatura.

¿Cree que Cayo Lara debe asumir alguna responsabilidad por ese apoyo explícito?

No queremos que se busque la responsabilidad del coordinador federal. Es injusto, igual que lo sería que se atribuyese responsabilidad al candidato [Alberto Garzón]. Ninguno de los dos tiene responsabilidad en esto. Lo decimos claramente: hay que hacer un análisis complejo, los que han tenido peores resultados tienen que ver en qué han fallado. Y si tiene que haber responsabilidades en la dirección federal, tendrá que ser fundamentalmente en aquellos que han llevado la campaña, que la han monopolizado y no han dejado a nadie. Yo, en los debates en los que he estado ha sido por mí, nadie me ha planteado como representante de IU. En la mayoría de los debates no ha habido un solo representante de las comunidades donde había elecciones, pero sí de algunos que no tenían elecciones. Ha sido una estrategia comunicativa absurda.

Izquierda Abierta, el partido que usted codirige, ya apuntaba en una resolución de esta misma semana contra el área de comunicación y también contra la de convergencia por los malos resultados. ¿Cree que son las únicas responsables?una resolución de esta misma semana

En la resolución destacamos que el mandato de la gente en las elecciones fue doble: un giro a la izquierda y un cambio político. IU no está fuera de la corriente del cambio, nuestra orientación es que la política española gire hacia las necesidades sociales, la igualdad y demás; y, por otra parte, una regeneración que luche contra la corrupción e incorpore nuevas formas de hacer política.

La resolución tiene una segunda parte más interna y que tiene que ver con la reunión de la Ejecutiva del lunes 25 y de los riesgos que se desprendieron de ella. Nosotros polemizamos, democráticamente, con la interpretación de que el proyecto de IU está agotado y que la única alternativa es diluirse en un proceso de convergencia liderado por Podemos. Ni yo ni Izquierda Abierta lo compartimos.

¿Y cuál es su visión?

Creemos que IU es una parte imprescindible de la izquierda y que debemos apostar claramente por la convergencia, pero eso no es la subordinación a un partido hegemónico, sino el encuentro con la sociedad organizada y con otras fuerzas políticas.

Polemizamos con un análisis simplista que dice que hemos tenido éxito en las convocatorias, mareas y demás y que hemos fracasado en IU. Ha habido de todo: hay que valorar los éxitos en cada sentido. Este debate debe resolverlo el conjunto de la militancia. No vale una reunión del Consejo Político o una dimisión y un reemplazo apurado en la dirección.

Esa consulta, ¿sería en una asamblea extraordinaria?

No. La prioridad debería ser clarificar el debate y obtener un punto de encuentro. Igual que digo que en Madrid y en Valencia la solución no es administrativa, a nivel federal la solución también pasa por integrar esas sensibilidades tan polarizadas en un proyecto hacia las elecciones generales. No hay tiempo para dividir aún más.

Pero si alguien considera imprescindible que hable el soberano, que hable. Pero no una asamblea, que hablen todos los militantes porque estamos hablando de cosas muy serias, de qué hacer con el proyecto de IU. En tiempos de la participación democrática y la decisión participativa, tiene que decidir el conjunto de IU.

¿Plantea un referéndum?

Si se plantea la reconstrucción, dilución o incorporación de IU a un proyecto más amplio, hágase con la participación de todos los militantes.

¿Cree que sería positivo que IU se sumara a ese proyecto más amplio o debería intentar como hasta ahora ser el catalizador de la convergencia?

Es evidente que no vamos a ser catalizadores en solitario porque hay otros proyectos en la izquierda. El futuro será cooperativo o no será. No hay ningún proyecto hegemónico: ni el de IU ni el de Podemos. Debe funcionar más la cooperación que la competencia o la subordinación.

¿Y qué fórmula permitiría que IU, Podemos, otros partidos y los movimientos estuvieran cómodos en un proyecto único de aquí a las generales?

Tendría que ser un proceso de carácter participativo de configuración de candidaturas en las que no hubiera veto ni monopolio. Que nadie tuviera que dejar su carné a la puerta. Otro proyecto significaría una esterilización de lo mejor que tiene la izquierda española: su pluralidad política y territorial.

El espacio electoral se ha achicado y en algunos sitios como en Asturias, donde usted se ha presentado, el partido mayoritario tiene 14 diputados de 45. ¿Es gobernable la región?

Sí, estoy convencido. Es gobernable reconociendo el cambio. No es válida la política de continuidad con lo que ha habido hasta ahora. Y reconociendo la pluralidad de la izquierda, abriendo un diálogo y una negociación política para llegar a un acuerdo programático de izquierdas y de regeneración que permita un cambio de rumbo con estabilidad. Lo contrario es una locura, salvo que haya un objetivo electoral fuera de Asturias. Y Asturias no se merece eso.

¿Estaría IU dispuesta a entrar en un Gobierno en Asturias?

Si hay base programática de cambio y de izquierdas, nos vamos a comprometer. Emplazamos al resto de fuerzas a configurarlo si queremos que Asturias tome el rumbo de la recuperación económica, de la igualdad social y que aborde los grandes temas de la corrupción y de la identidad política.

Hace cuatro años dieron su voto en la investidura al PSOE que tenía como condiciones una serie de medidas como cambiar el sistema electoral que luego no se pusieron en marcha. ¿Cuáles son ahora los requisitos mínimos?

La prioridad es el proyecto de emergencia social para salvar a una parte de la población asturiana que está en riesgo de exclusión. En segundo lugar, la defensa y consolidación de los servicios públicos. En tercer lugar, comprometer una estrategia de consolidación de nuestro tejido económico. Por último, los elementos de regeneración y de lucha contra la corrupción.

¿Cree que Podemos formaría parte de este proyecto?

Podemos sufre un cierto vértigo escénico al dar el paso hacia el compromiso y el gobierno. Debe superarlo. Todos debemos superarlo. Los asturianos, si no, nos van a pasar factura por la incapacidad de traducir el mensaje que nos han mandado, que no es interpretable: giro a la izquierda, cambio de rumbo desde el punto de vista democrático y estabilidad.

¿Ha mantenido ya algún contacto con Podemos en la comunidad?

No, todos estamos todavía evaluando y analizando. Pero en los próximos días tendremos que vernos.

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