Izquierda Unida aprueba por unanimidad “contribuir a la creación de un sujeto social histórico para la ruptura”
Izquierda Unida ha celebrado este sábado en de Madrid la reunión de su Asamblea Político y Social con el objetivo de debatir y aprobar el denominado 'Plan de Acción (2016-2017)', donde se desarrollan en actividades prácticas el mandato político surgido de la XI Asamblea Federal de IU celebrada el pasado mes de junio.
Ruptura democrática. Impugnación del régimen político, institucional y económico emanado del 78. Adaptación de la organización a ese diagnóstico. Y apuesta por la “creación de un sujeto social histórico por la ruptura”, en palabras de Alberto Garzón, coordinador federal de IU, leídas por el secretario de Acción Política, Ernesto Alba. Estos son los ejes de un plan que se ha aprobado por unanimidad, con 59 votos a favor y ninguno en contra.
Esa apuesta de Garzón, que no ha acudido a la reunión por problemas de salud, por “un sujeto social histórico por la ruptura”, está expuesta en la introducción del plan de acción aprobado, y coincide con la estrategia del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en torno a un “bloque histórico” con Unidos Podemos y las confluencias. Este desarrollo, de candidatura electoral del 26J a un sujeto político, se encuentra en fase muy incipiente.
Garzón afirma: “Vivimos una crisis de régimen que es, además, expresión de una crisis del sistema económico capitalista. La crisis política es expresión de la crisis del sistema económico”. Y añade: “Todos estos procesos han incrementado la frustración y la indignación de sectores sociales cada vez más amplios. Ello ha sido causa de importantes movilizaciones sociales en los últimos años así como de un novedoso y volátil comportamiento electoral. No obstante, esta creciente indignación y frustración es generalmente de carácter superfluo y no consciente. El movimiento obrero y sus organizaciones han sido, hasta ahora, incapaces de convertir esa rabia creciente en un sujeto político y social capaz de combatir el neoliberalismo y de construir una alternativa económica y política. He aquí nuestra tarea, precisamente, como parte del movimiento obrero”.
Por ruptura democrática, IU entiende “la ruptura con el régimen del 78, en los planos político y económico, que se plasma en la apuesta republicana, socialista y de Proceso Constituyente desde abajo. La apuesta por el conflicto y por la democracia radical se ve en ese sentido”.
En su exposición, Garzón reconoce que llevar a la práctica ese enfoque político de IU, “tiene implicaciones fundamentales” para su organización: “Si el actual orden institucional no es la plataforma desde la que construir el socialismo, entonces sólo cabe la ruptura democrática, es decir, la impugnación del sistema político al mismo tiempo que la impugnación del sistema económico. De este modo, el parlamentarismo y la actividad institucional se convierten no en fines en sí mismos, como hasta ahora la inercia organizativa habíamos fomentado, sino en un instrumento más para extender la conciencia de clase. Eso supone emplear nuestra presencia institucional como voz de denuncia de los propios límites del sistema parlamentario actual, y como altavoz de la opresión y explotación a la que el sistema económico en su conjunto sume a la clase trabajadora. Significa asimismo concebir el programa no como reducible y simplificable a iniciativas ya sean parlamentarias o municipales sino como proyecto político que va más allá de las actuales configuraciones institucionales”.
Garzón también hace un ejercicio de autocrítica: “Nuestra organización ha pecado, además, de no ejercer por parte de los dirigentes un ejercicio de rendición de cuentas ante la militancia. Además hemos interiorizado y practicado las peores formas del parlamentarismo en el propio seno de la organización, con la existencia de cupos, familias o corrientes pactando en virtud de su posición de fuerza cuantitativa y no a partir de debates ideológicos. Por esa razón, es momento de iniciar métodos y prácticas nuevas que den voz y poder de decisión a la militancia, al mismo tiempo que permitan adaptar nuestra organización a los contornos de un movimiento político y social”.
El plan de acción, así, define unos objetivos y fases: Contribuir a la construcción de un nuevo movimiento político y social que vaya más allá de la actual IU; contribuir a la creación de un sujeto social histórico para la ruptura; vincular la organización a los conflictos sociales y laborales; resignificar la marca de Izquierda Unida para vincularla al imaginario rupturista, evitando la asociación con el régimen; formar cuadros políticos tanto en el ámbito ideológico como en la práctica política; fortalecer la presencia institucional; y establecer relaciones internacionales con otros sujetos políticos democráticos a través de la presencia en el conflicto.
Plante de Llamazares
Izquierda Abierta (IzAb), el partido impulsado en su día por el ex coordinador de IU Gaspar Llamazares, ha decidido no acudir este sábado a la primera reunión tras el verano de la Asamblea Política y Social de Izquierda Unida, en protesta por el plan de acción que ha propuesto para los dos próximos años el actual líder de IU, Alberto Garzón.
“El culto al líder y la ausencia de crítica y debate no son ni nueva política, ni nueva cultura del trabajo. Todo eso ya es muy viejo”, se queja IzAb en un comunicado.
A su juicio, en la actual IU “el debate es inexistente, las supuestas nuevas metodologías impiden la discrepancia y el diálogo y conducen siempre a decisiones tomadas de antemano”. “Mientras IU se difumina fuera y desaparece como actor político autónomo, se hace más intolerante con la pluralidad interna”, subrayan.
Por ello, y como “acto de protesta”, los representantes de Izquierda Abierta han decidido ausentarse de esta reunión de la asamblea que sucede al antiguo Consejo Político Federal, el máximo órgano entre congresos.