Madrid pide que permanezca en su centro un “hórreo gallego” con 17 empanadas

En la Plaza de Isabel II, justo al lado del Teatro Real, ha estado instalado hasta este día 6 de enero un hórreo armado con fibra de vidrio, de 12 metros de largo y 4 de ancho, que almacena las delicias gastronómicas de los socios de Forno de Lugo.

Madrid se resiste a dejar marchar de su centro esta construcción, colocada en las inmediaciones de la mismísima Puerta del Sol, y los dueños de esta compañía de Castroverde han de lidiar con la petición ciudadana garantizando que volverán.

“Nos piden que lo dejemos, que nosotros podemos irnos si así lo queremos, pero el hórreo no. Y que queden muestras de las 17 empanadas”, cuenta a EFE José Carpintero González, 'Pepe' para los amigos, un experto 'pulpeiro' que se ha mostrado “encantado” con el “movimiento de personal” registrado.

Habla con un pedazo de pan en la mano, de pan solo, y cuenta que se siente raro porque falta la combinación completa, “pan, pulpo y vino”, de Galicia, por supuesto.

Es la primera vez que esta réplica de tamaño real llega a la capital. “Se hizo hace año y medio, y hemos podido estar en el centro, centro. No nos han puesto ningún problema”, ha comentado.

Han tenido otros cinco puestos en diferentes zonas de la ciudad, pero solo éste “con adorno”. Allí despachan pan, donuts gigantes recubiertos con chocolate y empanada de hasta 17 clases distintas.

'Pepe', de 53 años, se comería este Día de Reyes una de zamburiñas y, “si se puede elegir dos”, otra de tocino, chorizo y cebolla, “la auténtica empanada gallega”.

Héctor Pérez Ramos, de 28, su socio, se decantaría por una de grelos, “porque estamos en temporada”.

También la hay de setas, de salpicón, de bacalao... Al gusto de los paladares más exquisitos.

El pan se ha estado recibiendo a diario desde Lugo. Salía de madrugada y llegaba a su destino a las nueve.

Todo “con materia prima de la tierra”, apunta este joven, y agrega que “la mayoría lleva como compra pan y empanada, porque la empanada lleva pan, y el pan es pan solo. Al fin y al cabo, hay que llenar el estómago, caray”.

“Arriba es habitable el hórreo. Sí, sí, mirad”, insiste Pepe. “Y mira que nos piden continuamente que lo dejemos aquí. A ver si nos avisan de Madrid para hacer algo con esta construcción y con las otras siete que poseemos”, anhela.

“¡Hombre claro!”, replica su compañero, mientras siguen despachando unos encargos que no cesan.

“Con la crisis hay que agudizar el ingenio y atreverse con ideas que impresionen, que gusten”, concluyen ambos.

Lorena Rodríguez