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¿Quién es Milagro Sala, el nombre con el que Unidos Podemos recibió al presidente Macri?

La dirigente social Milagro Sala lleva en prisión desde enero de 2016.

Natalia Chientaroli

Todos en Argentina tienen una opinión sobre Milagro Sala. La dirigente social y diputada del Parlasur es utilizada como arma arrojadiza entre dos bandos en un país partido por la mitad. Los kirchneristas la defienden sin paliativos, los antikirchneristas la atacan como a un símbolo de la corrupción, sin llegar a sustanciarlo. Pero hay algo fuera de discusión: Milagro Sala lleva en prisión preventiva más de un año, y el gobierno de Mauricio Macri no encuentra la manera de justificar su situación.

Hasta la canciller, Susana Malcorra, ha tenido que admitir ante los periodistas que la detención de la diputada del Parlasur les está generando un problema de imagen internacional. Por eso, quizá no haya sido del todo una sorpresa que los diputados de Podemos le afearan la conducta al presidente argentino en su visita oficial a España.

Macri tomó posesión en diciembre de 2015. El 16 de enero de 2016, Sala, líder de la agrupación Tupac Amaru, fue detenida por haber participado de una protesta frente a la casa de gobierno de la provincia de Jujuy, que también estrenaba gobernador. Gerardo Morales, miembro de la coalición triunfadora liderada por Macri, Cambiemos, arremetía contra su principal enemiga política, que en esas mismas elecciones había resultado elegida diputada del Parlasur, el Parlamento regional suramericano.

La Justicia provincial condenó a Milagro Sala a tres años de prisión en suspenso por el escrache al gobernador –entonces senador– Morales. También le impuso una inhabilitación a integrar organizaciones civiles y una multa por la protesta que su agrupación realizó en la plaza.

Pero la mujer, de 53 años, nunca salió de la cárcel. A estas causas se fueron sumando otras, que la han mantenido presa desde entonces. El Grupo para la Detención Arbitraria de Naciones Unidas afirmó que desde diciembre de 2015 hubo un entramado de “acusaciones consecutivas” y un despliegue de causas judiciales destinados a sostener la privación de libertad de la dirigente social de manera indefinida. Además, señaló en su informe que ninguna de las causas penales contra Sala justifica su confinamiento. El gobierno de Jujuy alega que la prisión preventiva se aplica cuando hay riesgo de fuga o de entorpecimiento de la investigación.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que junto con otras organizaciones de derechos humanos sigue el caso, ha llevado a diferentes organismos e instituciones legales internacionales la detención continuada y lo que consideran una “sentencia arbitraria en la que se condenó sin pruebas” a Sala por “instigar” una protesta en la que no participó. Además, el CELS destaca el efecto negativo de la condena sobre el derecho de manifestación en Argentina.

La petición del grupo de la ONU de liberar a Sala ha sido respaldada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD).

Las causas y las deudas pendientes

Sala está acusada de asociación ilícita, extorsión y fraude a la Administración pública en varias causas relacionadas con la actividad de su agrupación. La Tupac, un bastión de poder territorial de los Kirchner en el empobrecido norte argentino, nació en 1999 como asociación barrial. Su objetivo era llevar asistencia habitacional, educativa y sanitaria a los miles de ciudadanos que viven fuera del sistema en un país con más de un 30% de empleo informal.

Así florecieron –sobre todo con la aportación financiera de los gobiernos kirchneristas– viviendas, polideportivos y centros educativos y de salud. Y la Tupac creció a un ritmo imparable hasta convertirse casi en un Estado paralelo en Jujuy. Según datos publicados, llegó a tener 150.000 afiliados y sedes en 15 de las 23 provincias argentinas. Su impresionante red convertía a la Tupac en el segundo empleador de Jujuy, solo por detrás del Estado y a la altura del gigante azucarero Ledesma. Y transformó a Milagro Sala, quien la lideraba, en una figura política de primer orden.

La expresidenta Cristina Fernández agradeció este miércoles el apoyo de Unidos Podemos a una de sus más destacadas militantes. Tuiteó desde su cuenta –con 4,7 millones de seguidores– el vídeo con el discurso íntegro de Íñigo Errejón en el Congreso sobre Macri y Sala. Y también retuiteó el tuit de Irene Montero sobre el presidente argentino.

Actualmente, la Justicia investiga a la dirigente social por un fraude a la Administración pública en la construcción de viviendas de 3,7 millones de dólares, y otro de 43 millones en el que también está imputado el exgobernador Eduardo Fellner, el antecesor en el cargo de Morales.

“Milagro Sala se robó todo, muchachos”, soltó Morales, sin aportar prueba alguna, en una entrevista cuando casi se cumplía un año de la detención. Además, criticó a la OEA y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que pidieron su liberación, por tener información sesgada y hacer “kirchnerismo explícito”. El gobernador nunca ha ocultado su enfrentamiento permanente con Sala, que empezó mucho antes de ser elegido.

El grupo de trabajo de la ONU ha señalado que los procesos contra Sala ocurrieron en un contexto de vulneración de la independencia judicial debido a que varios de los funcionarios judiciales y contravencionales que intervinieron en las causas en las que está involucrada fueron designados por el gobernador Morales.

Macri tiene un problema y lo sabe. No sólo porque su canciller Susana Malcorra –exjefa de gabinete de Ban Ki-moon– se lo haya dicho. El presidente y el Gobierno se afanan en defender la independencia de la Justicia, pero incluso columnistas poco críticos con el macrismo han señalado la irregularidad del proceso judicial a Sala. La Iglesia, un actor político importante en Argentina, ha intercedido por Sala ante el presidente en Argentina y también a través del papa Francisco.

Jorge Bergoglio envió un rosario bendecido a Sala y con él un mensaje claro a Mauricio Macri, con el que tiene una tensa relación. La carta de los diputados de Unidos Podemos-En Comú-En Marea para pedir la liberación de la dirigente social no ha hecho más que recordar al presidente argentino que tiene un incómodo asunto que no puede ocultar en el desván de la Casa Rosada.

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