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Mónica Oltra: “De entrada solo descarto apoyar al PP porque es un partido podrido de arriba abajo”

Mónica Oltra, diputada de Compromís.

Irene Castro

Mónica Oltra (Neuss, Alemania, 1969) es la candidata de Compromís a gobernar la Comunidad Valenciana. Lidera Iniciativa del Poble Valencià, una escisión de Esquerra Unida que forma parte de la coalición, y ha protagonizado sonadas críticas al PP por los casos de corrupción.

La aspirante a presidir la comunidad evita ser tajante en sus respuestas sobre pactos poselectorales y recuerda que todo dependerá de las urnas, pero tiene claro que al único que no apoyará será al PP. El PSOE lo tiene difícil por el “lastre” que tiene por haber aceptado las imposiciones de la troika. En cuanto a Podemos, dependerá del programa.

Quiere ser presidenta valenciana, pero parece que los resultados van a dar un Parlamento muy fragmentado. ¿Cuál es la composición perfecta de su gobierno?

Va a ser diverso más que fragmentado, que tiene unas connotaciones negativas que no comparto. Va a ser diverso en función de lo que la gente vote. Para mí no hay composiciones perfectas porque al final la composición perfecta es la que sale de las urnas. Obviamente, todo el mundo quiere tener cuanta más influencia y apoyo, mejor.

¿De qué otro partido le gustaría tener el apoyo para gobernar?

De todos los que quieran apoyar. Lo lógico es que estuviéramos hablando de fuerzas políticas que se sitúan en la izquierda y que no fueran las fuerzas tradicionales que han aceptado las imposiciones de la troika y el dogma neoliberal. Me encantaría un Parlamento multicolor, con diálogo, donde la palabra fuera protagonista y el peso del gobierno recayera sobre fuerzas políticas que se situaran en el discurso conciliador.

Entiendo entonces que apuesta por Podemos y Esquerra Unida, y que descarta a PSOE y PP.

De entrada solo descarto al PP porque, entre otras cosas, es un partido que está podrido de arriba abajo. A partir de ahí, quien se sitúe en las propuestas que antepongan las personas al poder será bienvenido. El PSOE tiene un lastre muy grande respecto a haber aceptado los mandatos de la troika y a haber empleado en este país las políticas de los recortes.

En otra entrevista dijo que hay gente en el PSPV que es casta y gente que no. ¿Es Ximo Puig casta?

No diría tanto, pero sí es una persona que lleva muchísimo tiempo en los alrededores del poder. Ya era jefe de gabinete de Lerma. No es una apuesta por la renovación y por el cambio de personas dentro de la política, que también es importante. ¿Eso lo convierte en casta? Yo diría que no, pero sí en una persona que no es precisamente la renovación.

Si Compromís tuviera que dar apoyo a otro partido para que gobernara, ¿a quién prefiere dárselo?

Nos encantaría que eso no tuviera que ser así y que los apoyos los recibiéramos nosotros. Pero a alguien que se pareciera más a nosotros en los planteamientos, en la política, en la trayectoria, en las cosas que ha defendido.

La irrupción de Podemos ha coincidido con las mejores expectativas de Compromís, ¿cree que va a frustrarlas?

Creo que no, entre otras cosas porque cuando uno se presenta a las elecciones y está en política, que la democracia no le frustre porque, si no, tiene mal asumido esto de ser demócrata. Lo mejor es estar en sintonía con los ciudadanos, trabajando bien, que es lo que hemos hecho desde Compromís, definiendo nuestras propuestas, planteando modelos alternativos, luchando por una democracia fuerte y contra la corrupción y los corruptos. Esa es nuestra carta de presentación. Si recibe el apoyo de los ciudadanos, lo sabremos el día 24 de mayo.

¿Cuáles serían los requisitos para pactar con Podemos?

El programa, las propuestas. No un programa basado en la renuncia, ni tampoco en el disimulo del “no vamos a decir esto por si sienta mal”. Hay que ser honestos con lo que uno piensa, con el proyecto de transformación que tiene encima de la mesa. Hemos planteado nuestras prioridades: un plan de choque social y un plan de choque democrático; cambio de modelo productivo; cambios profundos en la concepción del poder, que no es acumularlo ni asaltarlo sino limitarlo tanto en lo económico como en lo político.

¿Ve al Bloc [el partido mayoritario dentro de Compromís] dispuesto a pactar con Podemos?

Esto es una cuestión del conjunto de Compromís y va mucho más allá. Hemos aprobado nuestras listas con un censo de más de 40.000 personas. Nuestro proyecto va mucho más allá de los partidos que lo componen e incluso de las personas que son simpatizantes o que en un momento han participado en nuestras decisiones internas. Esto es una decisión colectiva, no es una cuestión de uno o dos partidos. Entiendo que nuestra trayectoria siempre ha estado marcada por los programas, las ideas y las propuestas. Eso va a seguir siendo así.

¿Cómo van a decidir internamente los partidos que integran Compromís con qué otra fuerza se puede o bien pactar para gobernar o bien dar el apoyo para que gobierne?

Tenemos órganos que deciden estas cuestiones. Cada partido supongo que tendrá sus propias normas. Nosotros tenemos las nuestras. No me gusta mucho aventurar y especular sobre estas cuestiones porque esto va a depender del día 24. Como ciudadana nunca me ha gustado que se especule y mercadee mucho con mi voto. Tampoco me gusta hacerlo desde el otro lado. El resultado electoral muchas veces deja las cosas muy claras, no hay mucho margen para estar dándole vueltas.

¿En qué se diferencia su programa del de otras opciones de izquierdas?

Desde el principio hemos marcado bastantes diferencias. Fuimos los primeros en denunciar la situación generalizada de corrupción. Al principio se reían de nosotros. También en la concepción del poder y su limitación; de combinar la democracia representativa con la democracia directa. Hemos sido los únicos que hemos propuesto mecanismos de insaculación [sorteo] para la designación de determinados órganos. Este tipo de cosas no las ha propuesto nadie más.

Hemos sido la fuerza política que más ha apostado por los temas medioambientales (la gestión de residuos, la rehabilitación energética de viviendas, la protección de los bosques, la gestión del agua...). Defendemos los intereses valencianos y eso lo perciben los ciudadanos. Llevamos diciendo muchísimos años que no puede ser que seamos la única comunidad autónoma pobre en términos de PIB que paga a comunidades más ricas. Esto es una anomalía democrática. Estamos muy pegados a la proximidad democrática. No se manda nadie desde un despacho en Madrid a decirnos lo que tenemos que hacer.

Podemos tiene un despacho en Madrid.

Y otros también. No estaba pensando tanto en Podemos como en Génova o en Ferraz, pero sí, también puede ser.

Aparte del rechazo a la troika y el dogma neoliberal, ¿tiene otras líneas rojas para apoyar a otros partidos?

La corrupción y la decencia política. Estamos en emergencia democrática. En esta comunidad tenemos exconsejeros, exconsejeras o expresidentes imputados, procesados o condenados. Cuando imputen a Camps por la Fórmula 1 serán quince. No se llega a esa situación de la noche a la mañana, sino con una profunda degeneración democrática, que tiene un responsable: el PP. Hasta que no se regenere hay que hacerle un cordón sanitario democrático.

¿Lo fundamental es echar al PP del Gobierno sea como sea?

No, lo fundamental es construir otras políticas donde no se excluya a un tercio de la población de la sociedad porque no tiene una vida digna. Otra política donde el dinero público no se desvíe a intereses particulares. Otra política donde el medioambiente sea un eje alrededor del que pivoten las políticas, donde la protección de la infancia sea una realidad. Lo prioritario es construir otra política, no echar a nadie.

Pese a todo, parece que el PP puede seguir siendo la fuerza más votada. ¿Les da igual a los ciudadanos lo que han hecho en estos años?

No creo que les dé igual. Cuando se habla de fuerza más votada hay que matizar, porque las encuestas ahora mismo le dan un 30%. Eso significará que el 70% votará a otras opciones. Hay una parte de voto del PP que es ideológico y van a votar el PP haga lo que haga. Eso forma parte de una falta de cultura política. No puedes ser de un partido político aunque te robe, pero sí hay personas para las que es su opción y votan en ese marco de “estos son los míos”. El apoyo que se le ha retirado al PP es importante, al menos lo que dicen las encuestas, aunque habrá que ver cómo acaba en las urnas.

¿Cuál es su receta contra la corrupción?

Más democracia, más control, incorporar a los ciudadanos al control público y no dejarlo siempre en manos de los políticos. En este momento el que tiene que ser controlado elige a los controladores. Eso no es inteligente desde el punto de vista democrático. También hay que generar una política de participación, de que la opinión de la gente cuente no solo cuando vota cada cuatro años. Son importantes los códigos éticos y la limitación de los cargos.

Cuando dice facilitar el control de los ciudadanos, ¿a qué se refiere?

En los órganos estatutarios, como la Sindicatura de Cuentas o la Sindicatura de Greuges (Defensor del Pueblo valenciano), son tres personas las que se eligen: dos por el Parlamento a propuesta del partido mayoritario. Hay que invertir esto. Tienen que ser dos que se elijan a propuesta del partido o los partidos que no hayan apoyado al Gobierno y uno a propuesta del partido que está en el Gobierno. Y, además, incorporemos dos ciudadanos por el mecanismo de insaculación –un sorteo como en el que se eligen a los miembros de un jurado o de las mesas electorales–. También se deben publicar las cuentas y las facturas en los municipios y en la autonomía. A más transparencia, más dificultad para desviar el dinero público.

Compromís apuesta por lo público, promete ayudas sociales y creación de empleo a través de un plan de industrialización. ¿Cómo lo va a hacer? ¿Hay dinero?

Más que prometer, nosotros nos comprometemos con la política social. No es posible que haya familias enteras que están excluidas de la sociedad. La política social es prioritaria, la gente tiene que poder tener una vida digna y unos ingresos garantizados. Los poderes públicos tienen que ser un sostén y una red para que nadie se caiga de ella.

¿Hay dinero? Hay un margen en los tributos pero esto tiene que arreglarse a través de un sistema de financiación justo. Pagamos a comunidades más ricas como Castilla y León sus servicios públicos, cuando no tenemos para cubrir los nuestros. No puede ser. Esto lo tendrá que entender el Gobierno del Estado en la política o en los tribunales. Es un sistema vencido, porque caducó el año pasado y hay que renovarlo. No queremos ser más que nadie pero tampoco menos.

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