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Opinión - Nos están destrozando la vida. Por Rosa María Artal

La batalla entre el PP y Ciudadanos se libra ya en el cuerpo a cuerpo entre Rivera y Rajoy

Albert Rivera durante de debate sobre los atentados de Cataluña

Carmen Moraga

Ya no es solo la corrupción o algunos incumplimientos puntuales del pacto de investidura. Es todo. La guerra entre el PP y Ciudadanos se ha recrudecido en todos los frentes y ambos partidos no paran de lanzarse los trapos sucios a la cara. Las críticas internas que ha empezado a recibir el presidente del Gobierno por su parsimonia ante el ascenso imparable de Ciudadanos, ha obligado a Mariano Rajoy a entrar en el cuerpo a cuerpo con Albert Rivera, decidido a ejercer como 'jefe' de la oposición.

Los mutuos reproches que los dirigentes de ambos partidos se siguen lanzando desde el 21D –fecha de las elecciones en Catalunya– ha dejado al descubierto, por un lado, el deseo de Rivera de distanciarse de Rajoy y, por otro, la honda preocupación que cunde en el PP de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2019, para las que falta poco más de un año.

Aunque el líder de Ciudadanos sigue afirmando que son “el partido de la estabilidad” y quiere que se agote la legislatura, lleva semanas advirtiendo a Rajoy de que eso solo depende de él. “Si Rajoy tiene palabra, habrá pacto de investidura. Si Rajoy miente a los españoles, no continuará. Pero es Rajoy quien tiene la última palabra; yo no convoco elecciones, las convoca él”, dejó claro Rivera el martes en los pasillos del Congreso. Desde el Gobierno la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, contraatacó haciendo llamamientos a la “estabilidad” ante “la buena marcha de la economía”.

Poco antes, Rivera había hecho un repaso ante su grupo parlamentario de los numerosos incumplimientos del Presidente del Gobierno y había calificado como “surrealista” que los dirigentes del PP se estén cruzando querellas entre ellos por casos “personales” y “de corrupción”.

En su intervención, Rivera aprovechó para meter bien el dedo en el ojo a Rajoy e incluso le recomendó que para solventar la crisis interna abierta en su partido convoque un Congreso o celebre primarias. Una manera indirecta de señalarle la puerta para que se vaya.

Días atrás, el propio Rajoy, que hasta entonces había dejado en manos de los dirigentes de su partido los ataques a Rivera, entraba en el cuerpo a cuerpo con el líder de Ciudadanos, recordando que era un advenedizo, que cambia de opinión cada dos por tres y que su partido no tiene “experiencia de Gobierno”.

Tensión en las primeras sesiones del Congreso

La tensión también se visualizó en el Congreso el miércoles de la semana anterior durante la primera sesión de control al Gobierno de 2018. El líder de Ciudadanos no perdió la oportunidad de enfrentarse con el presidente del Gobierno por un asunto relacionado con el conflicto de Catalunya: la supuesta utilización del FLA (Fondo de Liquidez Autonómico) por parte de los partidos independentistas para sufragar los gastos del referéndum del 1-O.

Rajoy negó que se hubiera destinado “un solo euro” de ese dinero para el procès. Pero Rivera, basándose en el auto de un juez, lo puso en duda y le preguntó que “quién iba a dimitir de su Gobierno” si se confirmaba que había sido así. Rajoy le reprochó que “a veces” tiene la sensación “de que critica más al Gobierno de España que a los independentistas catalanes”. “No se quivoque de adversario”, le pidió, molesto.

Las andanadas entre los dos partidos también ha traspasado la barrera de lo que hasta hace poco era un asunto casi intocable: la lucha contra el terrorismo. El debate propiciado por los de Rivera para pedir una comisión de investigación sobre los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils ha enervado a los populares, que llegaron a pedirles que retiraran la iniciativa.

“Ustedes están en el aprovechamiento político y de la situación política en Catalunya” afirmó el diputado del PP José Alberto Martín-Toledano. “Si creía que había responsabilidades políticas, ¿por qué no planteó en el Parlamento catalán esa comisión?”, preguntó a Girauta. Ciudadanos se quedó solo en la votación.

Sin embargo, lo que ha hecho encender la chispa de las mayores hostilidades ha sido la acusación que el PP les ha realizado en el Senado el pasado martes por el informe sobre la financiación de los partidos políticos entre los años 2014/2015, que presentó en la Cámara Alta el presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Álvarez de Miranda.

El informe, en lo que respecta a Ciudadanos, detecta “pagos efectuados por terceras personas contabilizados como donaciones en especie” por valor de 14.371, que, según el Tribunal de Cuentas, “podrían suponer una irregularidad sancionable”.

Esto ha llevado al PP a pedir en la Comisión Mixta del Congreso sobre la fiscalización de los partidos la dimisión de Albert Rivera, al que acusan de ir dando “lecciones de transparencia y ética” a los demás mientras utiliza “una doble vara de medir” con su propia formación. “¿Quién va a dimitir en su partido? Rivera debería”, afirmó el diputado del PP, Juan Bravo. Todo ello ocurría el mismo día en el que el extesorero Luis Bárcenas aseguraba ante el juez que había alertado a su antecesor, Álvaro Lapuerta, de las ilegalidades del PP valenciano.

A estas acusaciones replicaba José Manuel Villegas afirmando que Ciudadanos “es el partido más transparente de España. Tiene un 10 en Transparencia Internacional y no tiene ningún caso de corrupción, es un partido sin mochilas y sin deudas con los bancos”. Villegas, por contra, recordaba que el PP tiene a 900 cargos, a todos sus tesoreros y a varios expresidentes de Madrid imputados por corrupción.

El Senado, nuevo foco de tensión

Este jueves las cuentas de Ciudadanos serán sometidas a escrutinio en la comisión de financiación de partidos que en solitario ha impulsado el PP en el Senado y que ha sido calificada por los de Rivera como su “chiringuito”. En ella van a declarar varios exmilitantes de Ciudadanos que conocieron su funcionamiento interno y fueron expulsados. El PP va dispuesto incluso a airear la “oscura” financiación de la campaña de las elecciones europeas de 2009 tras la alianza de Rivera con Libertas, un partido de extrema derecha.

Los populares no van a frenarse ahí. Sobre todo después de que el partido naranja se haya sumado al PSOE y a Unidos Podemos en la petición de comparecencia de Cristina Cifuentes y de otros exdirigentes de la Comunidad de Madrid en la Comisión de Investigación del Congreso sobre la supuesta financiación ilegal del PP, en la que también declarará Rajoy.

Como contraofensiva, fuentes del PP no descartan llamar al Senado al propio Albert Rivera y a algunos de los principales dirigentes del partido “para que expliquen lo que ellos llaman con desparpajo 'errores administrativos' cuando todo apunta a que se trata de financiación ilegal”, afirman dichas fuentes.

En el Congreso también se han escenificado estas últimas semanas otros desplantes. Los de Rivera decidieron retirarse del Pacto por la Justicia ante la negativa del PP y del PSOE a “despolitizar” sus órganos. Ignacio Prendes, su portavoz, lo anunció entre acusaciones al “bipartidismo” de “querer seguir controlando los nombramientos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)”.

Además, Ciudadanos se ha desmarcado de la renovación del Consejo de Administración de RTVE al constatar que ya es imposible aplicar la fórmula del concurso público, incluida en la reforma aprobada por consenso por los grupos parlamentarios en septiembre de 2017.

El portavoz en la Comisión Mixta, Guillermo Díaz, se despachó a gusto el lunes pasado contra el PP y los socialistas tras el nuevo fracaso en las negociaciones. A su juicio ambos partidos quieren seguir utilizando “el dedazo” para nombrar al sustituto de José Antonio Sánchez en la presidencia del ente público.

La guerra se ha desatado hasta con un tema en el que ambos partidos ahora están de acuerdo: la prisión permanente revisable. En la escalada por ver 'quién da más' para endurecer las penas, los populares llegaron a aprobar en solitario en el Senado una moción sobre el asunto.

En aquella sesión los ataques fueron mutuos, con acusaciones de “hipocresía” y “funambulismo político” del PP contra Ciudadanos, y de “oportunismo” y de “montar parafernalia” de Ciudadanos contra el PP.

Escepticismo ante la reunión para la ley electoral

El próximo episodio de confrontación va a escenificarse en la reunión que los de Rivera van a mantener el miércoles de la semana que viene con una delegación del PP para abordar la reforma de la ley electoral.

La cita se enmarca dentro de la ronda de contactos que iniciaron los naranjas con Unidos Podemos para buscar puntos en común que puedan mejorar la proporcionalidad del sistema electoral en el reparto de escaños el Congreso.

Ciudadanos se ha reunido este miércoles también con los socialistas con el mismo fin. Y han constatado que va a ser difícil que se sumen a un acuerdo de mínimos. El concurso del PSOE es fundamental para sacar adelante cualquier propuesta que lleven a la subcomisión que hay abierta en el Congreso, que es la que decidirá.

Sin embargo, los de Rivera no esperan gran cosa de la reunión con los populares a los que no les ha gustado nada que les dejen en último lugar. No obstante, acudirán. Pero, según han adelantado fuentes del PP a eldiario.es, lo harán sin llevar un documento de propuestas. “¿Para qué, si ya tienen un acuerdo con Podemos?”. “Llevaremos papeles, pero en blanco, para apuntar”, ironizan.

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