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PP de Madrid: tres secretarios generales en 20 años, un condenado y dos encarcelados

Ricardo Romero de Tejada, Francisco Granados e Ignacio González, secretarios generales del PP de Madrid entre 1996 y 2016

Rodrigo Ponce de León

La historia del PP de Madrid está marcada por sus secretarios generales. Los tres principales cargos que han gestionado el Partido Popular en esta región en los últimos 20 años han sido condenados o están en la cárcel por casos de corrupción. La detención de Ignacio González por su supuesta vinculación en operaciones fraudulentas de la empresa pública Canal Isabel II de la Comunidad de Madrid ha terminado de cerrar un círculo que se abrió con la irrupción de Esperanza Aguirre en la política madrileña en 2003.

La corrupción ha hecho que los tres secretarios generales del partido madrileño desde 1996 a 2016, Ricardo Romero de Tejada,Francisco Granados e Ignacio González hayan sido condenados o estén en la cárcel. 

Los problemas comienzan cuando José María Aznar descabalgó a Alberto Ruiz Gallardón de la Comunidad para colocarlo como candidato a la alcaldía de Madrid mientras apostaba por Aguirre para luchar por autonomía en 2003. 

El movimiento de Aznar descompuso orgánicamente al partido madrileño. Entonces la presidencia la ostentaba Pío García Escuredo y el secretario general era Ricardo Romero de Tejada. Aguirre convenció a Aznar de las debilidades de una bicefalia partido-institución lo que le permitió tomar las riendas del partido.

Romero de Tejada llevaba ocho años de secretario general del PP madrileño, desde 1996 hasta 2004. Desde el primer momento se le colocó como conocedor de los tejemanejes que tamayazo que facilitó la llegada de Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid tras la desbandada de dos diputados socialistas.

Las campañas electorales que condujeron a Aguirre a la presidencia de Madrid son el primer episodio de presunta financiación ilegal del partido en Madrid a través de Fundescam y también escenifican la lucha de poder interna entre las diferentes facciones de la familia popular madrileña.  A las preguntas sobre irregularidades en las campañas de esos comicios Aguirre acusó directamente a su antecesor en el PP madrileño, Pío García Escuredo: “En el 2003 yo no estaba. O sea, que se lo pregunten a Pío, pío, pío”.

No ha sido el único acto de beligerancia interna por la lucha del poder en el partido. Cristina Cifuentes cuando llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid llevó a la fiscalía los documentos del Canal Isabel II que han servido para armar la instrucción judicial que ha encarcelado a Ignacio González. Cifuentes ha laminado al aguirrismo desde su llegada a la presidencia de la autonomía.

Apartado de los cargos de importancia en el partido, Ricardo Romero de Tejada fue recompensado como consejero en CajaMadrid a propuesta del PP. Un premio de consolación que se convertiría en una maldición en forma de tarjeta de crédito. Romero de Tejada fue condenado a un año de cárcel por apropiación indebida en la causa de las tarjetas black. El exsecretario general de la época en que presidía el PP García Escuredo hizo acopio de 212.216 euros con la tarjeta que le concedió la entidad financiera.

Su sucesor en el cargo, Francisco Granados se convirtió en la mano izquierda de Esperanza Aguirre. Ocupó la secretaría general del partido en Madrid entre 2004 y 2011 hasta que la propia Aguirre lo destituyó. En uno de esos desenlaces rocambolescos de la política española fue el presidente de la comisión de investigación del Tamayazo. En 2004 fue nombrado consejero de Presidencia, para luego ser vicepresidente donde asumiría las competencias de Interior y Justicia en 2007 y 2008.

Granados llevaba el partido con una disciplina férrea como le gustaba a Aguirre. Sus problemas empezaron cuando empezó a confundir el control del partido con sus negocios -dos concejales del PP le denunciaron por presionar para la venta de suelo público- y en su guerra personal con otros dirigentes populares en lo que Manuel Cobo denominó la gestapillo: Funcionarios al servicio de la Comunidad que espiaban a compañeros de partido como el propio Cobo, el exvicepresidente de la Comunidad Alfredo Prada y, por supuesto, a su principal rival interno, Ignacio González.

Aguirre perdió la confianza en Granados. Primero dejo de contar con él para su Ejecutivo tras ganar las elecciones en 2011 con mayoría absoluta. Posteriormente la presidenta de la Comunidad e Ignacio González dieron el golpe de gracia en el partido arrebatándole la secretaría general. Granados se quedó como senador y diputado de la Asamblea de Madrid. Tres años después abandonaría la política tras saberse que tenía una cuenta en Suiza sin declarar. Ocho meses después era detenido y encarcelado en la operación Púnica.

La salida de Granados permitió a Ignacio González situarse como lo que siempre quiso, el preferido de Aguirre pero, sobre todo, convertirse en su sucesor como ocurrió. La expresidenta de la Comunidad de Madrid lo nombró secretario general del PP de Madrid en 2011, con el PP en el punto de mira por el caso Gürtel, la expresidenta necesitaba de su hombre de confianza para manejar el partido.

Desde 2003 González era vicepresidente primero de la Comunidad de Madrid, en 2009 se hace cargo de la Consejería de Cultura y Deportes, puestos que compagina con la presidencia del Canal de Isabel II. Investigado por la adquisición de un ático en Marbella, perdió el pulso por la presidencia de CajaMadrid con Rodrigo Rato. La dimisión de Aguirre en 2012 lo colocó como presidente de la Comunidad de Madrid hasta el final de legislatura.

La salida de Aguirre como presidenta del partido terminó con la carrera política de González. La expresidenta ocultó durante un mes la dimisión de González como secretario general del PP madrileño provocando el enfado de la dirección nacional. Se terminaban 20 años donde los secretarios generales del Partido Popular de Madrid han escrito páginas oscuras de la política nacional.

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