PSOE y Unidos Podemos: dos estrategias opuestas ante Catalunya
¿Independencia? Ni PSOE ni Unidos Podemos. Reforma constitucional –con consulta en toda España– o referéndum pactado –votado solo en Catalunya– son sus respectivas propuestas de futuro. Y, a partir de ya, gestionar los efectos de la intervención de Catalunya a través de la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno. El PSOE intenta transmitir que lo modula y que es el mecanismo para “restaurar el orden constitucional”. Unidos Podemos y su referente catalán, En Comú, denuncian su aplicación como un golpe, precisamente, a ese orden constitucional.
¿Qué significa esto para PSOE y Unidos Podemos? Catalunya es el principal escollo entre ambos partidos, que han llegado a calificarse de “socios preferentes”. La posición de los dos es prácticamente la misma desde hace años.
El PSOE apuesta desde 2013 por la reforma constitucional para dar un nuevo encaje territorial a Catalunya en un estado federal. El retorno de Pedro Sánchez al liderazgo supuso un paso más al pretender denominarla “nación” en la ley.
Por el lado de Podemos, la misma noche de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, Pablo Iglesias defendió el derecho a decidir para Catalunya. Era una de las “cinco garantías democráticas” que Podemos defendió en aquella campaña: hasta tal punto el referéndum con garantías iba en su programa electoral, que amplió ese capítulo para clarificarlo.
Pero la tensión territorial ha estallado y ha volado los puentes en la izquierda española, al menos por ahora. Las posiciones están encalladas. El PSOE reivindica su apoyo al 155 mientras Unidos Podemos muestra su rechazo total, una posición que para los socialistas les deja en tierra de nadie.
El coordinador federal de IU, Alberto Garzón, ha llevado este sábado al principal órgano entre asamblea de la coalición un documento para debate y votación que parte del rechazo al 155 y a la DUI para apostar por una “república federal”. Iglesias, por su parte, insistía el pasado lunes en una carta a los inscritos de Podemos en la posición de su partido y apelaba “al espíritu constituyente del 15-M”.
El PSOE sostiene que en este conflicto ha estado “donde tiene que estar” en la gestión del desafío secesionista. Es una creencia compartida mayoritariamente en las filas socialistas, salvo en casos puntuales en el PSC, donde el apoyo al 155 ha causado algunas discrepancias en dirigentes significativos del PSC, pero está por ver si va a más. El alcalde de Terrasa, Jordi Ballart, amenazó con su dimisión y baja de militancia si se activaba. Pero por ahora permanece en silencio y ha acabado por reconocer que la declaración de independencia “cierra definitivamente cualquier salida dialogada”.
El PSOE, convencido de que rentabilizará la posición
La colocación del PSOE como “partido de Estado” en el imaginario hace pensar a los socialistas que no les resta espacio y que les impulsa en determinadas regiones como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha. También le dan relevancia a que haya sido Pedro Sánchez –“poco sospechoso de cercanía a Rajoy”, dicen en el partido– y no Susana Díaz, que es el ejemplo que siempre se pone.
Algunos detractores de Sánchez ven en su giro del “no es no” a Rajoy a su apoyo incondicional una respuesta a la demoscopia. Las encuestas apuntan a que hay una mayoría de españoles partidaria de la aplicación del 155. “Que estén de acuerdo en aplicarlo no quiere decir que te vayan a votar a ti”, reflexiona un destacado exdirigente, que no cree que la posición del PSOE en esta crisis le vaya a dar rédito electoral.
En la dirección socialista creen que rentabilizarán la posición de mediadores que han mantenido dirigentes del PSC encabezados por Miquel Iceta, pero a quien han reforzado Núria Marín o José Montilla. “Eso creo que se valorará mucho”, dice un miembro de la Ejecutiva. El PSOE se ha esforzado por dejar claro que ha intentado paralizar el 155 hasta el último momento. Plantearon una enmienda al texto aprobado en el Senado para dar una oportunidad a Puigdemont para convocar elecciones autonómicas y, así, frenar la intervención de Catalunya. La retiraron una vez que Junts Pel Sí y la CUP propusieron votar una resolución para proclamar la república catalana. En Ferraz se sienten engañados por Puigdemont.
Además, los socialistas se desvinculan desde ya de lo que pueda pasar en Catalunya durante la intervención. Consideran que es ahora cuando puede haber “muchos riesgos diarios”, pero que serán cosa del Gobierno de Mariano Rajoy. Sánchez conoce los planes del Ejecutivo, pero deja claro que es su potestad y que el PSOE se dedicará ahora a hacerle oposición.
Ferraz cree que arrancar el compromiso a Mariano Rajoy de abrir la reforma constitucional es un éxito que podrá vender. Sin embargo, la aplicación del 155 hace que el trámite comience lastrado: los independentistas, PNV y Unidos Podemos han dejado en suspenso su participación en la comisión de estudio del modelo territorial, que es el paso previo para la apertura dentro de unos meses de la comisión que abordará los cambios en la Carta Magna.
El alejamiento de Iglesias puede costarle una mala pasada. Sánchez reconoció que la única fórmula para que vuelva a haber un presidente socialista pasa por el apoyo de Unidos Podemos. “O gana en voto, cosa que no sucederá, o Iglesias nunca le dará el respaldo tras el 155 apoyado por el PSOE. Se le ha roto la estrategia de legislatura”, considera un dirigente crítico con Sánchez que opina, no obstante, que el PSOE ha hecho lo correcto.
La batalla por la izquierda
“La declaración unilateral de independencia demuestra que no hay más alternativa que intervenir”, dice un miembro de la dirección del PSOE. Haber llegado al choque de trenes ayuda al relato del PSOE. En la Ejecutiva consideran que han ampliado su espacio en detrimento de Unidos Podemos, aunque admiten que hay una parte de ese electorado –el más radical– al que no van a conseguir llegar.
El PSOE se ha lanzado a la batalla del relato con Unidos Podemos para que no le achique el espacio por su izquierda. Sánchez ha reiterado hasta la saciedad que no hay “ninguna bandera de izquierdas en la causa independentista” y busca convencer a quienes apoyan el derecho a decidir de que no tiene sentido un referéndum para que Catalunya se marche, sino que debe buscarse el encaje para que se quede. Ese argumento viene acompañado de una reivindicación: que la generación del 15M pueda participar en la elaboración de la nueva Constitución. Y ahí se ve la lucha por el electorado.
Iglesias envió este lunes una carta a las personas inscritas en Podemos en la que apelaba al “espíritu constituyente del 15M” frente a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya y la declaración de independencia de Puigdemont. El líder de Podemos vuelve a apostar por el referéndum pactado para resolver el encaje catalán. Iglesias, además, dibuja un hilo conductor “contrarrevolucionario por arriba” entre la reforma del artículo 135 de la Constitución, en el verano de 2011, y la aplicación del 155, ambos pactados entre PP y PSOE.
La posición de Podemos, los comunes, IU y el resto de fuerzas del espacio de Unidos Podemos no ha cambiado en estos años. Incluso se ha visto redoblada por la reunión de parlamentarios y alcaldes de Zaragoza, seguida de una declaración por una salida dialogada que termine en un referéndum pactado a la que se sumaron, además, el PNV, el PDeCAT, Compromís y Més.
Podemos mira fuera de Catalunya
Lo que sí ha cambiado ha sido la relevancia electoral –hasta qué punto el compromiso con el referéndum pactado puede restar votos fuera de Catalunya– y, también, los matices de discurso entre unos y otros, que se han ido visibilizando más en las últimas semanas.
“Estamos contra la represión y por un referéndum pactado, pero la declaración de independencia es ilegítima y favorece la estrategia del PP”, afirmó este viernes Pablo Iglesias. “Y así unos y otros nos han metido en un escenario que ni ellos saben cómo se va a desarrollar. ¡Qué irresponsabilidad!”, escribió Alberto Garzón. Ambos, reparten críticas a un lado y otro. “No en mi nombre, ni DUI ni 155”, resumía la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
En los últimos días, una vez puesto en marcha el 155 se abrió “un cambio de escenario” por la dirección de Unidos Podemos. Una “pantalla distinta” que ha permitido a Podemos e IU modificar su discurso sobre Catalunya y, en concreto, sobre la independencia. Sin cambiar el fondo. Sin modificar su apuesta por un referéndum pactado y un amplio proceso constituyente. No en vano, Catalunya aportó en las últimas generales casi un millón de votos al “espacio del cambio”. Un espacio que, reconocen en Unidos Podemos, “no existe sin Catalunya”.
El giro argumental cuenta con el beneplácito de En Comú. La confluencia catalana ha marcado la estrategia del grupo confederal desde que el conflicto entre gobiernos se hizo más cruento. Tanto Podemos como IU tienen en Catalunya en Comú su referente en dicha región: se trata de decir lo mismo en todas partes pero cuidando la gramática en función de la zona del país en la que se dice.