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El PSOE acelera las negociaciones con Ciudadanos para la investidura de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez conversa con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera

Irene Castro

“Buena disposición”. Fue la expresión que utilizó Pedro Sánchez para definir el encuentro que mantuvo con Albert Rivera para abordar las negociaciones para la investidura tras el encargo del rey. Desde entonces, el PSOE ha fijado en Ciudadanos el eje de sus conversaciones y ambas formaciones han pisado el acelerador para el posible acuerdo que lleve al candidato socialista a la Moncloa, según fuentes de los dos partidos. 

El equipo negociador del PSOE ha mantenido ya dos encuentros publicitados con el de Ciudadanos –uno más que con el resto de formaciones con las que busca el entendimiento, excepto con Podemos, que lo ha rechazado, y con el PNV, con quien se verán este miércoles–. Pero, además, los socialistas mantienen contactos discretos con el partido naranja, que reconoce que la marcha de la negociación es “fluida”.

En el PSOE son prudentes respecto a la marcha de esos avances con Ciudadanos aunque admiten que mantienen comunicación frecuente para ir avanzando en las negociaciones. Fuentes de la dirección socialista aseguran que ahora están planteando verse con la formación de Rivera “de forma sectorializada”, es decir, que las negociaciones se aborden también por temáticas, como la economía o la regeneración democrática por separado.

Esos avances apenas han trascendido. Pedro Sánchez dijo antes de recibir el encargo del rey que las negociaciones se harían con “luz y taquígrafos” y se mostró dispuesto a que las reuniones se retransmitieran por streaming. “No tengo ningún problema, al contrario, estoy encantado”, dijo el 22 de enero. No obstante, el 3 de febrero, tras recibir el encargo del monarca, admitió que las conversaciones con el resto de formaciones tendrían espacios de discreción.

Aunque con Ciudadanos las conversaciones fluyen más rápido que con el resto de grupos, en el PSOE dan por hecho que Podemos se unirá tarde o temprano a la negociación y que renunciará “al veto” que Pablo Iglesias ha puesto al partido de Rivera, aunque en Podemos siguen insistiendo en su incompatibilidad. Los socialistas destacan, además, que no solo están hablando con el partido naranja sino también con IU-Unidad Popular, Compromís y PNV.

“No vamos a dejar de avanzar con los otros cuatro grupos”, afirman desde el equipo negociador del PSOE, que insisten en que el “problema” lo tiene Podemos. No obstante, por mucho que Ciudadanos, Compromís, IU-Unidad Popular y PNV votaran a favor de la investidura de Sánchez, el PSOE necesitaría al menos la abstención de parte de Podemos-En Comú-En Marea si PP, ERC y Democracia y Libertad votaran en contra, como han anunciado. 

“Hemos visto ganas de avanzar y muy buena acogida al documento que hemos presentado”, dicen fuentes del equipo negociador socialista. Antonio Hernando aseguró no haber encontrado ningún obstáculo insalvable en las conversaciones con sus interlocutores. De hecho, creen que las “discrepancias” planteadas por IU-Unidad Popular pueden dirimirse.

Alberto Garzón expresó reticencias sobre la posición del PSOE por la reforma del artículo 135 de la Constitución. Fuentes socialistas destacan que los derechos sociales quedarán blindados en la reforma constitucional, que abordará ese texto en concreto. El portavoz de la coalición de izquierdas también planteó que en el acuerdo se reflejara la derogación de la reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero. En el PSOE creen que su propuesta de negociar un nuevo Estatuto de los Trabajadores –en el que se “replanteen ese tipo de medidas”– “puede ser asumible” por los de Garzón.

Respecto a la incorporación de Iglesias a la mesa de negociación, los socialistas creen que acabará sumándose en parte por la propuesta que han elaborado que, según afirman, contiene “muchas medidas de las que propone Podemos”. Además, consideran que si Sánchez no es presidente, Rajoy no conseguirá recopilar los apoyos necesarios y se celebrarán de nuevo elecciones en las que piensan que el PP saldría reforzado. El PSOE tiene una estrategia pensada: acusar a Podemos de permitir que siga gobernando la derecha.

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