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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Pedro Sánchez usa el Congreso como plataforma de lanzamiento del nuevo PSOE

Pedro Sánchez y la presidenta del PSOE, Cristina Narbona.

Irene Castro

Pedro Sánchez ha vendido durante sus largos meses de batalla por recuperar el liderazgo del PSOE que ofrecía un nuevo modelo de partido y una nueva orientación ideológica frente a los “notables”. Ahora se enfrenta al reto de demostrarlo y de mantener el impulso que le han dado los militantes (y su apoyo). Él lo sabe. El nuevo PSOE ha intentado mostrar ese viraje ya y pretende utilizar el Congreso de los Diputados como plataforma de lanzamiento. 

La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, se ha encargado de anunciar vía Twitter de que los socialistas no apoyarán el Tratado de Libre Comercio con Canadá (CETA por sus siglas en inglés) en la tramitación en el Congreso. Es un cambio de posición sustantivo dado que los socialistas han apoyado el tratado durante toda la tramitación en Bruselas –votaron a favor en febrero en la Eurocámara– y también en Madrid. 

Los socialistas se opusieron tanto a la enmienda a la totalidad que planteó Unidos Podemos como a la petición del grupo de Pablo Iglesias de elevar el texto negociado entre Bruselas y Otawa al Tribunal Constitucional para estudiar su adecuación a la Carta Magna. 

Todo ese trámite del CETA, que genera controversia dentro del PSOE, coincidió con el proceso de renovación del liderazgo, aunque pasó desapercibido en la campaña. La ponencia política que coordinó Eduardo Madina defendía expresamente el CETA en el apartado en el que abogaba por crear un marco internacional para el comercio “con acuerdos que tengan en cuenta estándares de dignidad social, laboral y medioambiental así como defendiendo los servicios públicos y los intereses nacionales –recogía la ponencia marco inicial–. Eso es lo que hemos hecho con el CETA, el acuerdo entre la UE y Canadá, estableciendo así el primer gran acuerdo de una nueva generación de acuerdos comerciales en esa línea”. Ese texto coincidía bastante con los argumentos que esgrimieron los eurodiputados socialistas, como Jonás Fernández en este artículo

El documento con el que Pedro Sánchez concurrió a las primarias apenas aludía a la necesidad de una“ vigilancia especial del cumplimiento de las salvaguardas sociales y ambientales del CETA, así como de cualquier otro tratado comercial futuro”. Esa fue la enmienda que presentaron para modificar la ponencia. En Jaén se aprobó una enmienda que hacía una referencia a “una Europa en la que no tengan cabida tratados como el TTIP o el CETA, profundamente lesivos para los intereses de la sociedad europea y beneficiosos para las grandes corporaciones de ambos lados del Atlántico”.

El texto final aprobado por el PSOE en su 39º Congreso no hace una alusión concreta al CETA y queda redactado de forma muy similar al texto inicial de Madina. Aboga por el comercio internacional “condiciones y regulaciones”. Para Ferraz, eso implica que ahora tiene que estudiar la “coherencia” entre esa propuesta y las “posiciones anteriormente adoptadas respecto al CETA”. 

Sin embargo, los socialistas votaron a favor en la Comisión de Asuntos Exteriores. En la dirección del PSOE atribuyen la contradicción a que aún no se había fijado una posición en la reunión de la Ejecutiva y que lo hará el próximo lunes. “La dirección fijará la nueva posición política”, expresa Margarita Robles, que avisó el martes por la mañana a los encargados de esa comisión de que existían posibilidades de que cambiara el sentido del voto más adelante. 

Ahora la dirección del PSOE se inclina por la abstención –es el único caso de los socialdemócratas europeos que modifican el voto–. Han usado de nuevo la expresión de que no apoyarán la iniciativa. “Abstenerse no es apoyar”, recuerdan en el grupo parlamentario. La decisión la tomará la Ejecutiva el lunes. No obstante, el cambio de postura no va a provocar ningún cambio en la tramitación y saldrá adelante ya que cuenta con el respaldo de PP, Ciudadanos, PdeCat y PNV.

La decisión ha provocado, además, un cierto desconcierto en las filas socialistas. “Es poner como marco de referencia Canadá, no el de Burkina Faso; no lo veo para tanto”, dice un diputado sobre el apoyo al CETA. “Supongo que habrán hecho una consulta a los militantes”, ironiza otro. La anterior posición del PSOE le costaba las críticas de Podemos e IU y ahora le ataca el PP, que le sitúa del lado de Le Pen y Trump. 

Cambios de actitud en el Congreso

Pero el posicionamiento respecto al CETA no es el único cambio con el que Sánchez pretende mostrar en el Congreso que representa un nuevo PSOE. Maneja enmendar algunas de las decisiones de la gestora. Una de ellas ha sido la aceptación de las comparecencias de los comisarios Eugenio Pino y José Ángel Fuentes Gago  en la comisión de investigación de la policía política. 

Durante varios meses los socialistas se negaron a que desfilaran por el Congreso aduciendo diversas excusas. Ahora, no obstante, siguen negándose a otras peticiones que pueden ser relevantes para saber qué ha pasado en Interior durante el mandato de Jorge Fernández Díaz, como la del comisario Villarejo. Tampoco quieren que Alfredo Pérez Rubalcaba tenga que dar explicaciones porque no forma parte del periodo sujeto a investigación. 

A por los jóvenes

Además del giro izquierdista con decisiones como la del CETA, Sánchez pretende lanzarse a por los votantes jóvenes que se han ido a Unidos Podemos. “Ya tenemos el relato de la izquierda y ahora vamos a por los jóvenes”, admite un destacado miembro de la dirección del PSOE. Los socialistas han perdido en los últimos años millones de votos en los núcleos urbanos y entre las personas de menor edad.

El mensaje lo lanzó Sánchez este martes en el Congreso al anunciar que llamaría a Pablo Iglesias y Albert Rivera en su intento por crear una mesa de negociación “estable” contra el PP. Puso el énfasis en la necesidad de un plan de rescate para los jóvenes. Lo repitió en la convocatoria de la reunión con los sindicatos prevista para el próximo lunes y lo ha reiterado en el comunicado conjunto que ha pactado con Unidos Podemos tras hablar con Pablo Iglesias. 

Algunos dirigentes del grupo confederal admiten que Sánchez ha conseguido colocar su mensaje porque limita a ese plan juvenil lo que le planteará a Iglesias el martes, mientras que el líder de Podemos vuelve a insistir en la necesidad de buscar opciones para echar al PP de Moncloa cuando la aritmética vuelve a demostrarse imposible. 

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