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Pedro Sánchez prescinde de la vieja guardia y rompe con los exsecretarios de organización

Pedro Sánchez junto al que fue su número dos, César Luena.

Irene Castro

Dos exsecretarios de organización fueron hombres de la máxima confianza de Pedro Sánchez en su primera etapa en Ferraz, pero ahora los ha borrado. Ni César Luena, ni Óscar López, pero tampoco José Blanco y otros exsecretarios de organización formarán parte del Comité Federal del PSOE, como es tradición.

La presencia de los exnúmeros dos del partido en el máximo órgano entre congresos ha desaparecido del PSOE de Sánchez. Su nombre no forma parte del listado de integrantes del Comité Federal, a pesar de que formaba parte de un acuerdo que negociaron los representantes de algunas federaciones con el equipo del secretario general el sábado durante la celebración del 39 Congreso Federal.

El equipo del secretario general jugó al despiste el sábado alentando la idea de que los exsecretarios de organización serían miembros natos del Comité Federal a través de una enmienda que se iba a incorporar en la ponencia.

“A mí me dijeron que estaban metidos y cuando vi la lista el domingo no estaban. Decidieron quitarles”, dice uno de los dirigentes que formó parte de esa negociación. “En un momento estaban en la lista y en la papeleta no estaban”, dice otro de los conocedores de las conversaciones, que ve “normal” que haya nombres que se caigan durante los congresos: “Es verdad que no es normal con los exsecretarios de organización. No es habitual, pero estamos en el nuevo tiempo”, ironiza.

La decisión ha sentado mal entre un sector crítico con la nueva dirección, que acusan a Sánchez de haber marginado a una parte del partido –Patxi López ha sido el único gesto de integración en la Ejecutiva–. “Rompieron los acuerdos previos de todo tipo. El domingo estaba todo el mundo alucinando”, dice otro delegado, que asegura que los integrantes de Badajoz que trasladó Guillermo Fernández Vara fueron modificados.

El portavoz de la Ejecutiva, Óscar Puente, ha admitido que se ha roto esa tradición: “Las normas no escritas hay que tenerlas por no puestas”. “Sí, se ha roto y a la vista está”, ha admitido Puente, a pesar de que el actual secretario de organización sostiene que es un pacto soterrado que nunca ha existido. “Estamos ante un nuevo tiempo.El Comité Federal pretende responder a una lógica acorde a la nueva fórmula del partido más cercano a los militantes”, ha argumentado.

“Las aportaciones tienen que ser mirando hacia adelante y son las que se están buscando. No tenemos miedo a decir que abrimos una nueva etapa”, ha dicho Puente, que reconoce que el PSOE puede prescindir de la vieja guardia, posicionada mayoritariamente del lado de Susana Díaz.

Puente ha aprovechado para lanzar una pulla a algunos de los que se han quedado fuera: “Generalmente se expresan poco. Casi siempre lo hacen en los medios. No hay que preocuparse mucho porque su voz no nos llegue con la suficiente claridad”.

“No me preocupa lo más mínimo”, dice uno de los exsecretarios de organización sobre la decisión de que se queden fuera del Comité Federal. Recuerda, además, que tienen otra vía para llegar: la elección de los miembros por federaciones.

Ninguno de los exsecretarios de organización socialistas ha estado del lado de Sánchez en la batalla de las primarias. Óscar López y César Luena viraron hacia Patxi López; José Blanco o Cipriá Ciscar se posicionaron con Susana Díaz.

En la federación andaluza están, además, enfadados con el reparto de la tarta. Consideran que se les ha infrarrepresentado con un 16% de presencia en el Comité Federal pese a que son el 25% de la militancia. El trato de Sánchez a la presidenta andaluza les ha generado un profundo malestar. Le acusan de “autoritarismo”: “He ganado y se hace lo que yo diga”, dice que fue la deducción de Díaz en su reunión de apenas nueve minutos con el secretario general pasadas las 22 horas del sábado.

Sánchez sí ha tenido un mayor gesto de integración en las direcciones de grupo parlamentario. Rafael Simancas, que estuvo con Patxi López, ocupará el puesto se secretario general. Además, mantiene a Isabel Rodríguez y a un andaluz, Felipe Sicilia. “Es el menos susanista de los andaluces”, dice un compañero de bancada. En el Senado también incorpora la cuota del PSOE-A con Francisco Menacho.

Aún así, hay malestar por el nombramiento de Margarita Robles como portavoz parlamentaria. Recriminan a Sánchez que haya colocado al frente del grupo a una de las diputadas que rompió la disciplina de voto y que mayor ruido hizo en esa etapa del socialismo, pese a ser independiente.

El portavoz de la Ejecutiva ha justificado la decisión y ha negado que suponga un problema su ruptura de la orden de la gestora: “El partido ha dejado claro de alguna manera que no estaba de acuerdo con la decisión de abstenerse. Hay que restarle importancia a esa ruptura de la disciplina de voto. Ha sido refrendada por la mayoría de la militancia. No debe contar en el debe o los problemas que pudiera tener Margarita en el grupo”, ha sentenciado.

El grupo parlamentario tendrá que ratificar la nueva configuración de la dirección este martes. Históricamente siempre se ha designado por asentimiento, excepto en un precedente en tiempos de Felipe González en que se presentó una candidatura alternativa. Si un diputado solicita votación, los 84 diputados tendrían que hacerlo. En la bancada socialista hay temor por los cambios que pueda ejecutar Sánchez en las portavocías de las comisiones. La decisión no se ha tomado este lunes en la primera reunión de la Ejecutiva y Puente ha explicado que se producirán “próximamente”.

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