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Pedro Sánchez intensifica la presión sobre Podemos y las confluencias para que le dejen ser presidente

Pedro Sánchez en Ferraz.

Irene Castro

Pedro Sánchez confía en que Pablo Iglesias cambie de parecer próximamente y termine permitiendo su llegada a Moncloa. El líder del PSOE no ha cambiado su estrategia de apostar por Ciudadanos y quiere que el Gobierno que presida sea “transversal”, es decir, que convenza a su izquierda y a su derecha. Pero ese objetivo pasa irremediablemente por que Podemos le dé su apoyo votando a favor o absteniéndose –si PNV, Compromís e IU-Unidad Popular votaran –. Por eso el PSOE ha intensificado su presión sobre el partido de Iglesias y las confluencias.

El última mensaje de la ofensiva lo ha lanzado Sánchez desde A Coruña, donde el gobierno municipal está en manos de la Marea Atlántica gracias al apoyo de los socialistas a Xulio Ferreiro tras las municipales. La agenda del líder del PSOE ha incluido un encuentro con el alcalde coruñés que se ha prolongado durante unos 40 minutos para hablar de la política municipal, autonómica y estatal. En esa reunión, Sánchez ha buscado el apoyo de los seis diputados de En Marea, aunque no se ha alcanzado ningún compromiso, según publica La Voz de Galicia.

El candidato socialista ha apelado a En Marea (formada por Anova, Podemos e IU) a que vote a favor en una hipotética investidura: “Convoco a las fuerzas del cambio a que nos entendamos, a aprovechar la oportunidad”, ha expresado Sánchez, quien ha asegurado que ha viajado hasta allí para “trasladar a los ciudadanos de Galicia que el PSOE, si forma gobierno en España, va a hacer todo lo posible para que Galicia tenga lo que se merece: una agenda gallega”.

Es precisamente una “agenda gallega” la parte que defendió la portavoz de En Marea, Alexandra Fernández, durante las cortas negociaciones de Podemos y las confluencias con el PSOE. Fernández acudió con un documento propio más allá de las líneas generales que defendió Podemos. El PSOE insiste en que muchas de las medidas que planteó se las prometió Sánchez en el debate de investidura, como la defensa del sector lácteo o revisar la prórroga de Ence en la ría de Pontevedra.

Sánchez también ha usado el equilibrio de poderes entre Podemos y sus confluencias para alimentar la presión. “Lo que veo es un alineamiento muy llamativo de En Marea con las tesis de Iglesias”, ha dicho Sánchez en una entrevista en La Voz de Galicia, intentando trasladar un mensaje, en clave electoral gallega, de subordinación de En Marea a Podemos.

Podemos y su alianza territorial defendieron en campaña que eran entes independientes y la confluencia gallega abogó por tener voz propia para defender los intereses de la comunidad desde el Congreso. Algo que rechazó desde el principio el PSOE, que a su vez se ha esforzado en destacar la diferencia de trato que tuvo Iglesias con los portavoces de las distintas confluencias tras el debate de investidura, cuando besó a Xavi Domènech y no saludó a la portavoz de En Marea –Fernández es de Anova– cuando terminó su intervención. Además, en el Grupo Socialista están convencidos de que los seis diputados gallegos estarían dispuestos a votar a favor de Sánchez, en contra de lo expresado por estos mismos seis diputados. “Es rotundamente falso”, ha afirmado este jueves la diputada de En Marea Yolanda Díaz: “El programa pactado entre el PSOE y Ciudadanos hace que votemos no a la investidura. Sin duda alguna”.

El PSOE ha intentado dividir a Podemos y las confluencias durante el proceso de negociación. Primero intentó que, en los primeros contactos de Sánchez con los grupos parlamentarios, Podemos y las confluencias acudieran por separado; pero finalmente no fue así y solo se produjo una reunión entre el candidato socialista e Iglesias. Durante el proceso de conversaciones, los socialistas enviaron documentos distintos a Podemos y sus alianzas territoriales. Las segundas eran más ambiciosas que las que recibieron los de Iglesias. Fuentes del PSOE aseguraron entonces que las diferencias respondían a que En Comú y En Marea plantearon cuestiones específicas.

Un ojo en las elecciones gallegas

Sánchez ha aprovechado la cercanía de las elecciones gallegas que se celebrarán este año para recordar que el PSOE promoverá que el PP deje de gobernar también en esa comunidad. “En Galicia se está viviendo un año decisivo en el que el PSOE siempre va a apostar por el cambio. Siempre hemos dicho que puede ser el año del cambio en Moncloa y en la Xunta”, ha comenzado Sánchez. En Galicia, En Marea sacó casi cuatro puntos al PSOE. En las municipales de mayo las mareas superaron a los socialistas en las principales ciudades.

No es la primera vez que Sánchez vincula las posibilidades del gobierno estatal con los resultados electorales en otros comicios. El PSOE protagonizó una primera ofensiva justo antes de la sesión de investidura cuando aprovechó unas palabras de Manuela Carmena para recordar a Podemos que había apoyado a sus alcaldes “sin pedir nada a cambio”. En el partido de Iglesias percibieron las palabras de los socialistas como una amenaza y más después de que El País publicara que el PSOE iba a presionar con dejar caer a los “alcaldes del cambio” si Podemos no permitía su investidura. Sánchez negó que esa fuera a ser su estrategia.

De hecho, esa posibilidad despertó malestar en los gobiernos autonómicos presididos por socialistas gracias al apoyo de Podemos tras el 24M. Emiliano García-Page pidió que no se mezclaran las distintas administraciones: “No creo en esa mezcla. Me parecería un error de bulto y un mal servicio”, expresó en Las Mañanas de Cuatro. “Es una distorsión y ruido mezclar administraciones”, expresaron fuentes socialistas tras las palabras de Antonio Hernando, que fue el encargado de recordar en una rueda de prensa que el PSOE había apoyado a las candidaturas próximas a Podemos tras las municipales.

“Podemos, roto por no pactar”

Otra de las fórmulas de presión que usa el PSOE es la crisis territorial que atraviesa Podemos y cuyo máximo exponente ha sido la dimisión de diez miembros de la dirección de la organización en Madrid. Las filas socialistas llevan semanas lanzando la idea de que hay varias almas en la formación de Iglesias y que hay una –que sitúan en Iñigo Errejón– más partidaria de dejar que Sánchez gobierne. “Errejón está más por dejar que gobierne Sánchez, solucionar los problemas territoriales que tienen, hacer un tiempo de oposición y luego ir más fuertes a las elecciones”, resumía una diputada minutos después de que Sánchez fracasara en su segunda votación de investidura.

A pesar de que Podemos desvincula su crisis interna del proceso de formación de Gobierno y de que Errejón haya acusado públicamente al PSOE de atacar a su formación, fuentes oficiales del partido de Sánchez han insistido este jueves en que el partido de Iglesias “se está rompiendo por haber votado con el PP corrupto”. “Los otros partidos están convulsos por no haber aceptado el documento del acuerdo”, agregan esas fuentes en referencia a Podemos y las confluencias. En el PSOE consideran que Iglesias acabará cambiando de postura y permitiendo a Sánchez llegar a Moncloa. “Si no recapacita, le harán recapacitar los suyos”, expresan desde Ferraz.

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