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Pedro Sánchez rechaza la presión interna para permitir un Gobierno del PP

Pedro Sánchez y César Luena en una imagen de archivo

Irene Castro

Pedro Sánchez resiste, de momento, la presión para permitir que gobierne el PP. La dirección socialista ha defendido este lunes no apoyar ni votando a favor ni mediante la abstención que los conservadores sigan en Moncloa. Sin embargo, en las filas socialistas se palpa la división, aunque la discusión, de producirse, se aplazará hasta el 9 de julio, cuando se ha convocado una reunión del Comité Federal del PSOE, el órgano que marca la política de alianzas y en el que están representados los poderes territoriales. Hasta entonces se irán fijando posiciones.

La dirección socialista se sacude la presión respecto a la formación de Gobierno. Atrás han quedado las palabras del candidato socialista, que aseguró hace una semana que el día 27 de junio pondría en marcha las negociaciones con Podemos. No lo ha hecho. Es una asunción de la realidad. El PSOE ha asumido que los ciudadanos les han dejado en la oposición. De hecho, Sánchez ni siquiera ha contestado al mensaje que le envió Pablo Iglesias en la noche del 26J.

Por eso la Ejecutiva socialista se mueve en la prudencia y se limita por ahora a emplazar al PP a intentarlo. El portavoz socialista, Antonio Hernando, ha sido el encargado de dar la versión de la dirección del PSOE -una tarea que Sánchez no le encomienda a su número dos, César Luena, desde finales de enero-. El dirigente madrileño ha abogado por que Rajoy dé “respuestas” sobre sus planes y empiece a echar “cuentas” para sumar a sus fuerzas “afines” en las que los socialistas incluyen a toda la amalgama de derechas: su exsocio Ciudadanos, PNV, CDC y Coalición Canaria.

Aunque sumara a Albert Rivera, a los nacionalistas vascos y a la diputada Ana Oramas –un escenario que algunas fuentes socialistas descartan porque consideran que el PNV no puede ir de la mano del PP a las elecciones vascas de este otoño y que, por el contrario, otras fuentes ven factible ante un posible escenario postelectoral en Euskadi en el que el PNV pueda requerir el apoyo del partido de Rajoy–, la endiablada artimética parlamentaria daría empate de síes y noes, con la consecuente investidura fallida.

En ese escenario, dirigentes socialistas son partidarios de abstenerse permitiendo que gobierne el PP. Consideran que la ventaja es tan amplia y la imposibilidad de un pacto alternativo por la izquierda suficientemente complicada como para que “la gente lo entienda”, según las fuentes consultadas.

El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha verbalizado esa posición al defender que los socialistas no deben “obstaculizar” la formación de Gobierno. El barón socialista ha abogado por que Rajoy siga siendo presidente y que Sánchez ni lo intente, consciente de que los resultados que han arrojado las urnas dibujan un panorama claro.

Las palabras del líder extremeño han sentado como un jarro de agua fría en Ferraz, que las ha escuchado antes de que se reuniera la Ejecutiva del partido. No obstante, Luena había reconocido previamente que la posible abstención se tendría que estudiar en un estadio más avanzado de las conversaciones de Rajoy con el resto de fuerzas políticas.

Hernando ha intentado disipar las dudas. Ha hablado con Luena y el secretario de Organización ha querido trasladar que la respuesta a una posible abstención es “no”, pese a sus palabras en la Cadena SER. A su vez, el número dos del PSOE ha llamado a Fernández Vara, que supuestamente se ha mostrado de acuerdo con la posición de la dirección de que Rajoy no siga en Moncloa si del PSOE depende. No obstante, el presidente extremeño se ha ratificado en lo que ha expresado en Onda Cero por la mañana durante una rueda de prensa en la sede del partido horas después.

Lo cierto es que en la reunión de la Ejecutiva no se han oído voces que respaldaran la opción de la abstención. “Se ha hablado de la abstención para descartarla”, asegura un dirigentes próximo a Sánchez. “No era el día”, reconocen fuentes de la dirección ubicadas en el sector crítico y que admiten, en privado, que el PSOE acabará permitiendo un Gobierno de Rajoy ante el margen que ha obtenido en las urnas. Además, aseguran que esa maniobra impedirá que el PP siga subiendo. “En unas terceras elecciones Rajoy sube a 160 escaños”, advierten esas fuentes.

“Que negocie primero –expresa un presidente autonómico socialista sobre Rajoy–. No se lo demos hecho, que este se cruza de brazos. Que se lo curre y hablamos. Ya veremos”, expresa ese barón, que considera que será en el Comité Federal cuando se aborde este asunto. Susana Díaz ha insinuado que el PSOE tendrá que analizar sus posibilidades también más adelante: “No hemos entrado a valorar cuáles son los escenarios postelectorales”, ha expresado la presidenta andaluza, que ha dejado claro, no obstante, que hay un panorama muy claro: el PSOE se debe quedar en la oposición y Sánchez no puede intentar nada que vaya en otro sentido. “Si con 90 escaños no fuimos capaces, es evidente que, con 85, los ciudadanos nos han mandado a la oposición”.

En el PSOE existe división sobre el hipotético posicionamiento de sus 85 diputados ante la investidura de Rajoy y Hernando ha dado por hecho que habrá debate al respecto. Pero se aplazará al menos hasta el segundo fin de semana de julio, cuando está convocada la reunión del Comité Federal. Fuentes socialistas admiten que el retraso pretende evitar el “calentón” que puede provocar la cercanía de las elecciones y también que puede permitir llegar al cónclave con algunas posiciones avanzadas.

El único escenario que puede salvar al PSOE es que el PP consiga lo que muchos ven como imposible –aunar los votos a favor de Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria– y que el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, que concurrió en coalición con los socialistas en el archipiélago se abstuviera. Rajoy sería elegido con 175 votos a favor, 174 en contra y uno en blanco. En Ferraz admiten que esa opción es complicada.

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