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Pinchazos telefónicos revelan graves coacciones de Marhuenda y el presidente de La Razón a Cifuentes y su equipo

El director de La Razón, Francisco Marhuenda, en su diario.

José Precedo

La operación Lezo que investiga una trama de corrupción en el Canal de Isabel II durante la etapa del expresidente de la Comunidad Ignacio González se ha cobrado víctimas colaterales más allá de los 12 arrestados, incluido el propio González, su hermano Pablo y su mano derecha en la rama americana de la empresa pública, Edmundo Rodríguez, que este miércoles pasan la noche en la comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos.

Todos, incluido el que fuera todopoderoso presidente de Madrid, están acusados de integrar una “organización criminal” y de los delitos de prevaricacion, organizacion criminal, malversacion, cohecho, blanqueo, fraude, falsificacion documental y corrupcion en los negocios.

Pero además de esas graves acusaciones, el magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha imputado en la misma causa al director de La Razón, Francisco Marhuenda, y al presidente de su diario, Mauricio Casals, a los que investiga por coacciones sobre Cristina Cifuentes y parte de su gabinete. Fuentes de la investigación apuntan a que ambos directivos del periódico conservador trataron de extorsionar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, al portavoz de su Gobierno, Ángel Garrido, y a su jefa de gabinete, Marisa González, para evitar que prosperase su denuncia presentada ante la Fiscalía Anticorrupción sobre presuntas prácticas fraudulentas en el Canal de Isabel II durante el mandato de González.

Según consta en el sumario, Edmundo Rodríguez, a quien jueces y fiscales sitúan en el epicentro de la trama, mantuvo frecuentes charlas telefónicas con sus compañeros de consejo en La Razón en las que mostraba su preocupación por las informaciones que empezaban a asomar en los medios sobre su implicación en onerosas operaciones del Canal.

En una de esas charlas incorporadas al sumario, Marhuenda celebra con su interlocutor un palo informativo al Gobierno de Cifuentes y narra su conversación con Marisa González, jefa de gabinete de la presidenta: “Me ha llamado la zorra de Marisa por la leche que le hemos dado hoy. Le ha hecho mucha pupa. Marisa quiere saber si es una campaña. Evidentemente he dicho que no, no hace falta reconocerlo, no es tonta. Le dije: ‘hombre, si hacéis las cosas mal, pues nosotros..’. Mañana le damos otro viaje a Cifu [Cifuentes]”.

El objetivo de Marhuenda y el presidente de su periódico era eximir de responsabilidades a Edmundo Rodríguez, el hombre del Canal en Latinoamérica, y protagonista de una ruinosa compra de una empresa brasileña a través de una maraña de sociedades en Panamá y cuyo dinero acabó en Suiza.

Durante esas charlas tanto Casals como Marhuenda se jactaban de publicar ataques a Cifuentes y su equipo para tratar de que la Comunidad dejase de colaborar en las pesquisas de Anticorrupción. Ambos directivos de La Razón intercambian confidencias con el ahora detenido, Edmundo Rodríguez, en las que todos profieren gravísimos insultos tanto contra la presidenta de Madrid como contra su equipo. En esos diálogos los responsables del periódico admiten que están publicando ataques a Cifuentes y su Gobierno para condicionar a la Comunidad y que esta deje de aportar documentación del Canal de Isabel II a Anticorrupción.

Algunas de esas grabaciones se reprodujeron ayer ante los cargos políticos interrogados en calidad de testigos por Velasco: la propia Cifuentes, el portavoz de su Gobierno, Ángel Garrido, y su jefa de gabinete Marisa González.

En el sumario que continúa secreto, abundan los indicios sobre continuas presiones de Marhuenda y Casals a la cúpula de la Comunidad de Madrid y que, según las fuentes consultadas, incluyeron amenazas sobre nuevas campañas de desprestigio si el Gobierno de Cifuentes no relajaba su presión sobre la gestión de sus predecesores en la principal empresa pública de la Comunidad.

Tras escuchar las declaraciones de los altos cargos del Gobierno regional, Velasco y los fiscales interrogarán este jueves a Marhuenda y Casals para que respondan por esas conversaciones incorporadas en el sumario. Ninguno de los dos directivos del diario han querido realizar manifestaciones, a la espera de su comparecencia en la Audiencia Nacional.

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