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El Tribunal Supremo absuelve a Cassandra por sus chistes sobre Carrero Blanco en Twitter

La tuitera Cassandra, en el banquillo de la Audiencia Nacional.

Marcos Pinheiro

El Tribunal Supremo ha revocado por unanimidad la sentencia de la Audiencia Nacional que condenó a la tuitera Cassandra Vera a un año de cárcel por hacer chistes de Carrero Blanco. El alto tribunal la absuelve después de que la Audiencia Nacional considerase que sus comentarios en Twitter suponían “una actitud irrespetuosa y humillante”.

La sentencia entiende que sus 12 tuits fueron chistes fáciles y de mal gusto sobre un atentado ocurrido hace ya 44 años, sin ningún comentario ultrajante hacia la víctima, son reprochables “social e incluso moralmente en cuanto mofa de una grave tragedia humana”, pero no resulta proporcionada una sanción penal.

La Audiencia Nacional condenó a un año de cárcel y siete de inhabilitación a Cassandra por delito de humillación a las víctimas del terrorismo. El tribunal consideró que sus comentarios suponían “desprecio, deshonra, descrédito, burla y afrenta” a personas que han sufrido “el zarpazo del terrorismo”,  y demostraban una actitud irrespetuosa y humillante.

Chistes sobre la “forma singular” del atentado

Sin embargo, el Supremo argumenta que Cassandra solo repitió en su perfil de Twitter “chistes ya conocidos en los que se juega en clave de humor con la forma singular, mediante la voladura del vehículo de Carrero, en la que se perpetró el atentado”. Entre los comentarios que motivaron ese proceso judicial estaban “Kissinger le regaló a Carrero Blanco un trozo de la luna, ETA le pagó el viaje a ella” o “¿Carrero Blanco también regresó al futuro con su coche?”.

En total 12 tuits, todos comentarios irónicos y chistes. Se han inventado innumerables chistes desde que se perpetró el atentado, recuerdan los jueces, y “en casi todos ellos la clave de humor recaía en el hecho de que el vehículo surcara el espacio y acabara cayendo dentro de un edificio”.

Los tuits, sostiene el Supremo, “no contienen ningún comentario ácido contra la víctima del atentado ni expresan frases o comentarios hirientes, lacerantes o ultrajantes contra su persona o cualquier aspecto concreto de su vida pública o privada”. Explica que era objeto de mofa o sarcasmo el dato “muy trillado y agotado” de que el coche alcanzó una gran altura.

Los jueces también inciden en que el tiempo transcurrido tras el atentado es ·más que suficiente para considerarlo como un suceso histórico cuyo comentario en clave de humor no puede tener la misma trascendencia que un acontecimiento reciente“. ”Máxime si se pondera que los hechos ya han sido objeto de toda clase de comentarios burlones sin que se activara la mayor parte de las veces una respuesta judicial penal“, añaden.

“Un personaje de la historia”

Además, aseguran que hay que tener en cuenta que cuando Cassandra nació, en 1995, Carrero Blanco llevaba ya 22 años muerto. “Era un personaje de la historia que le quedaba muy lejos en el tiempo” y además la joven no dio muestras con su conducta “de que estaba pretendiendo incitar a la violencia abusando de un ejercicio ilícito de la libertad de expresión, ni provocaba al odio hacia grupos determinados”.

Durante el juicio en la Audiencia Nacional, Cassandra defendió que todos sus comentarios sobre Carrero Blanco eran en clave de humor, simples chistes que no tenían otra intención. “Eran expresiones que se llevan haciendo a lo largo y ancho de toda España durante muchísimo tiempo”, explicó. Aunque la Fiscalía pedía inicialmente una condena de más de dos años, rebajó esa petición a uno durante el juicio.

Esta joven murciana de 21 años insistió en los chistes que tuiteó se hacen habitualmente: “En multitud de sitios de internet, en el día a día, o por figuras de autoridad como mi profesor de Historia”. En la sentencia, la Audiencia Nacional señaló que esa línea de defensa no resultaba creíble: “Sus frases, adicionadas la mayoría de las veces con elocuentes imágenes, refuerzan aún más su carácter de descrédito, burla y mofa a una víctima del terrorismo”.

Cassandra recurrió al Supremo al considerar que el fallo suponía “una infracción al derecho de la libertad de expresión”. La Fiscalía presentó un escrito defendiendo que el Supremo debía confirmar la pena de un año, entre otras cosas, porque la tuitera sabía que cometía un delito porque “se escondía bajo el pseudónimo de Cassandra”. 

En su perfil de Twitter, la joven ha expresado su alegría: “Muy contenta a nivel personal por el fin de un calvario judicial por el que nadie debería pasar.

Pero muy preocupada por otras condenas como la de Valtonyc y otros raperos y tuiteros“, ha dicho.

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