La sociedad española, que es “fuerte y resistente psicológicamente”, debe gestionar el miedo a la amenaza yihadista llevando una vida normalizada, sin sentirse atenazada, ni limitada, aconsejan los psicólogos expertos en terrorismo consultados por EFE.
Los atentados de Cataluña han causado catorce muertes: trece en el atropello masivo de ayer en las Ramblas de Barcelona, y hoy una mujer que estaba ingresada en el hospital Joan XXIII de Cambrils, la primera víctima mortal entre los peatones que fueron arrollados por un vehículo en Cambrils (Tarragona) esta madrugada.
“Es importante que el ciudadano continúe con su rutina diaria, que la normalice, porque si se limita, si restringe su vida, su nivel de adaptación psicológica será menor”, recomienda Fernando Muñoz, quien coordinó el dispositivo de atención psicológica en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Trece años después, el yihadismo vuelve a golpear a un país que también ha vivido durante décadas el terrorismo de ETA, por eso la española “es una sociedad más fuerte y resistente psicológicamente” que otras que no han pasado por estas experiencias, considera este profesor universitario de Psicología Clínica del CES-Cardenal Cisneros.
De la misma opinión es Miguel Perlado, coordinador del Grupo de Trabajo sobre Derivas Sectarias del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, quien aconseja no entrar en pánico y quedarse atenazado por el miedo.
“El terrorismo busca paralizar a las personas y dejarlas sin capacidad de reacción, por eso poder reaccionar, sobreponerse al dolor y seguir adelante ya es una señal de fortaleza”, apunta el psicólogo experto en perfiles yihadistas.
Recomienda verbalizar lo que está pasando, salir a cualquier evento que tengamos programado y hacer un frente común de solidaridad y apoyo ante al terrorismo que “busca fracturar la sociedad”.
En estos primeros momentos tras los atentados, la atención psicológica se centra en los afectados.
Dolor intenso, conciencia de la pérdida, aislamiento, normalización y superación del duelo son las cinco etapas psicológicas que los familiares de las víctimas deberán afrontar para sobrellevar unas muertes traumáticas e inesperadas.
Una evolución mental que conoce de primera mano el psicólogo Fernando Muñoz tras su experiencia en los atentados del 11-M, el mayor dispositivo de Europa de atención psicológica con la intervención de 948 especialistas.
Ahora, tras el impacto, la sintomatología más frecuente es la ansiedad (con manifestaciones físicas como taquicardia y ahogo) y la sensación de revivir de nuevo ese momento en el caso de los heridos y testigos, mientras que los familiares de las víctimas mortales sufrirán también un componente depresivo.
El proceso de duelo pasará por cinco etapas, según Fernando Muñoz:
Primera fase: dolor intenso y conmoción tras el impacto.
Segunda fase: pasados unos días comenzarán a tener conciencia de la pérdida al volver a casa y encontrarse con la ausencia.
Tercera fase: tras unas semanas llega el momento de aislamiento, de evitar la vida en sociedad, de encierro en uno mismo.
Cuarta fase: progresivamente, entorno al año, comienzan a normalizar su vida.
Quinta y última fase: A partir del segundo o tercer año se completa una etapa de renovación global, una mayor adaptación a la vida tras la pérdida.