Los nuevos partidos lo tienen muy difícil por culpa de las trabas pactadas por PP y PSOE
El panorama con el que se van a encontrar formaciones que por primera vez pretenden concurrir a unas elecciones, como es el caso de Podemos, la candidatura que quiere encabezar el profesor y tertuliano Pablo Iglesias; o Vox, el partido que acaban de crear Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara, no es precisamente un camino de rosas. El PP y el PSOE se han encargado de poner piedras en un proceso ya de por sí complicado. Para empezar, si quieren concurrir a las europeas de mayo, deberán recoger 15.000 firmas de los inscritos en el censo electoral para que avalen sus candidaturas.
Así lo establece la ley del Régimen Electoral General (LOREG), que obliga a las agrupaciones electorales, coaliciones y partidos de nuevo cuño a presentar ante la Junta Electoral competente un número determinado de firmas para poder presentarse a las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Y desde enero de 2011 también deberán recoger avales para concurrir a las generales.
El añadido lo decidieron socialistas y populares de forma muy discreta. Ambos partidos, con el apoyo de CiU y PNV, introdujeron unos meses antes de las últimas elecciones generales un importante cambio en la legislación que indignó a los minoritarios.
El apartado 3 del artículo 169 quedó redactado del siguiente modo: “Para presentar candidaturas, las agrupaciones de electores necesitarán, al menos, la firma del 1% de los inscritos en el censo electoral de la circunscripción. Los partidos, federaciones o coaliciones que no hubieran obtenido representación en ninguna de las Cámaras en la anterior convocatoria de elecciones necesitarán la firma, al menos, del 0,1% de los electores inscritos en el censo electoral de la circunscripción por la que pretendan su elección. Además, ningún elector puede prestar su firma a más de una candidatura”.
4.500 firmas en Madrid
Tomando como ejemplo Madrid, para que un nuevo partido pueda presentar candidatura en las próximas generales ese 0,1% del censo electoral supondría la recogida de más de 4.500 avales. Y en Barcelona, cerca de 4.000. Para una agrupación de electores el listón es mucho más alto (el 1%): nada menos que 45.000 firmas en Madrid y unas 39.000 en Barcelona.
La reforma pilló por sorpresa a muchas formaciones extraparlamentarias entre las que por entonces se encontraba Equo, que había iniciado su andadura como una fundación y acaba de convertirse en un partido en el que confluían diversos movimientos de tinte ecosocialista. “En un tiempo casi récord tuvimos que salir a la calle a buscar como locos avales para poder presentarnos a las generales. La gente reaccionó muy bien y no tuvimos demasiados problemas”, recuerda Pepa López, responsable de Comunicación de Equo, para quien la reforma impulsada por los dos grandes partidos solo busca “poner trabas para impedir que entre nuevo aire fresco en la escena parlamentaria”.
De la misma opinión es Silvia Barquero, portavoz del PACMA, partido animalista que defiende los derechos de los animales y que lleva luchando por entrar en las instituciones desde 2009. “La propia ley y la reforma que PSOE y PP promovieron en 2011 solo buscan quitarse de en medio a partidos pequeños que ya tenemos bastantes problemas de financiación”, sentencia. Barquero recuerda el maratón que tuvieron que hacer en las pasadas generales para reunir tantos avales. “Al final, nos presentamos en casi todas las circunscripciones”, cuenta, satisfecha, aunque no lograron entrar ni en el Congreso ni en el Senado.
Una rémora que desmoviliza
Aquella reforma de la LOREG terminó en el Tribunal Constitucional, que le dio el visto bueno argumentando, entre otras cosas, que “facilita la racionalización y el perfeccionamiento del procedimiento electoral” y “evita la dispersión del voto entre opciones partidarias que son expresión de una misma orientación”, según explica a eldiario.es Marta León Alonso, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Salamanca.
Sin embargo, ella cree que la reforma “vulnera el pluralismo político como valor superior de nuestro ordenamiento jurídico, atenta contra el principio de igualdad y limita el derecho de sufragio pasivo”. En su opinión, el apartado de la ley en sí mismo “es una rémora que desincentiva la participación política e impide la renovación democrática”. “Estas limitaciones al derecho de sufragio pasivo contribuyen a aumentar el distanciamiento que existe entre la ciudadanía y la clase política. Tal vez el desencanto que hay en la calle comenzaría a disiparse si se permitiese escuchar nuevas voces e ideas nuevas desde la tribuna parlamentaria”, añade.
Ahora, tanto Equo como el PACMA, Vox o Podemos, así como cualquier otra formación política que surja, deberán cumplir los requisitos que marca la LOREG para poder presentarse a las europeas. Al ser circunscripción única tendrán que acreditar las firmas de 15.000 electores para presentar sus candidaturas o suplir estos avales por las firmas de 50 cargos electos, ya sean diputados, senadores, ediles o parlamentarios autonómicos.
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En el caso de las municipales, el número de firmas que las agrupaciones de electores deben presentar varía en función de los habitantes de cada municipio. En los municipios de menos de 5.000 habitantes, no menos del 1% de los inscritos en el censo, siempre que el número de firmantes sea más del doble que el de concejales a elegir. En algunos casos puede llegarse a requerir hasta 8.000 firmas. Los avales deberán ser legitimados notarialmente por el secretario de la Corporación municipal correspondiente. Las autonomías tienen sus propias legislaciones electorales.
Según datos de Ministerio del Interior, a día de hoy están inscritos en el Registro 4.084 partidos políticos aunque la gran mayoría de ellos no tienen ninguna actividad. Como los requisitos para montar un partido son complejos y requieren una fuerte inversión, entre otras cosas, en infraestructura, la fórmula más rápida y viable para poder presentarse a unas elecciones es con una agrupación de electores. Según se explica en la página web de Interior, las agrupaciones “son formaciones políticas que se constituyen con el aval de un número variable de firmas de electores y sólo y exclusivamente para poder presentar candidatura en un proceso electoral concreto y determinado”. No tienen, por tanto, vocación de permanencia o naturaleza de asociación y no necesitan inscribirse en el Registro de Partidos Políticos.
Muchas de estas agrupaciones surgen desde plataformas ciudadanas que, por lo general, no tienen carácter jurídico y tampoco necesitan registrarse en ningún sitio. Su espacio de actuación es la red desde donde difunden sus ideas y captan a sus seguidores. Así han surgido movimientos sociales como la PAH, el 15M, algunos grupos ecologistas y otros defensores de los animales que poco a poco se han ido expandiendo por todo el territorio nacional y gozan ahora de un fuerte arraigo social. La posibilidad de que alguno de ellos salte a la arena política y disperse el voto tanto de la derecha como de la izquierda provoca miedo en el bipartidismo.