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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Diez claves del debate que Rajoy ganó sin citar a Bárcenas

Rajoy habla con el ministro de Interior durante el debate.

Gonzalo Cortizo

Rajoy respira. El presidente del Gobierno ha encontrado en el debate sobre el estado de la nación el oxígeno que le ha restado el goteo de escándalos y noticias publicadas sobre presuntas prácticas fraudulentas en la cúpula del PP. El presidente del Gobierno llegó al debate en estado crítico y sale de él con fuerzas renovadas. A Rajoy le ha bastado con ofrecer un pacto genérico contra la corrupción sin hacer la más mínima autocrítica sobre el funcionamiento del Partido Popular.

Lo que no se nombra, no existe. Si uno lo desea, puede no pronunciar las palabras “Luis” y “Bárcenas”. Tras dos días de debate, Rajoy no ha nombrado ni una sola vez al extesorero de su partido. El presidente no ha ocultado su estrategia: “Yo no voy a citar a nadie porque no lo he hecho ayer y no lo voy a hacer hoy”.

Pesa más Zapatero que Bárcenas. En el cara a cara entre Rajoy y Rubalcaba, al socialista se le ha vuelto a atragantar la biografía. Rajoy empujó a Rubalcaba a pedir disculpas por no haber legislado contra los desahucios. El portavoz socialista llegó a quejarse afirmando que “estamos en el debate sobre el estado de la nación. Aquí se le juzga a usted, no a mí”. La compañía de Zapatero se ha hecho más pesada para Rubalcaba que la de Bárcenas para Rajoy.

La herencia recibida no caduca. El argumento se mantiene vigente catorce meses despúes de que Rajoy estrenase el cargo. El presidente del Gobierno se ha referido a los últimos años de Zapatero como los responsables de la actual situación económica.

En el gran debate del año triunfan los datos confusos. Rajoy afirmó desde la tribuna que el déficit de 2012 se cerraría por debajo del 7% el PIB. La bancada popular se deshizo en aplausos tras el anuncio. El presidente vendió la cifra como un éxito, sin precisar decimales, olvidando que el objetivo de déficit de España era del 6,3%.

Las dimisiones se pueden pedir de muchas maneras. Esta vez no hubo un “váyase, señor Rajoy”. Rubalcaba dio por hecho que deseaba la dimisión del presidente del Gobierno pero no conjugó el verbo mientras explicaba sus razones. El diputado de Compromís/Equo, Joan Valdoví, fue el más sutil al pedir lo mismo. “Tómese unas largas vacaciones. El país se lo agradecerá”, le sugirió al presidente. Rajoy afirmó en una de sus intervenciones que “el PP agotará la legislatura”. ¿El PP? ¿El PP sin Rajoy?

Apoyo de fogueo a la ILP contra los desahucios. El debate ha servido para conocer la postura del PP a las propuestas de la Plataforma Antidesahucios. Una semana después de aceptar “in extremis” la tramitación de la Iniciativa Legislativa Popular sobre desahucios, Rajoy ha admitido estar en contra de la dación en pago retroactiva: “Podía dañar sin remedio la garantía hipotecaria e impediría el acceso futuro de las familias a los préstamos”.

Primer debate con custodia policial. Desde el estrado Rajoy afirmó: “No se arregla nada con la utilización partidista del descontento social”. Fuera del Congreso, las calles desiertas y la Carrera de San Jerónimo cortada con vallas policiales. La hostelería de la zona comienza a notar los efectos. Es la primera vez que el debate sobre el estado de la nación se celebra con custodia policial preventiva. Nadie intentó manifestarse a las puertas del Congreso.

Nos miran. La lista de medios internacionales acreditados para cubrir el debate ha aumentado notablemente. Según los servicios de prensa del Congreso, las solicitudes se han incrementado este año: periódicos suecos, radios mexicanas, semanarios alemanes y las principales televisiones europeas han estado estos días en los pasillos del Congreso. Sus crónicas se suman a las que ya redactan los corresponsales extranjeros acreditados de manera habitual en nuestro país.

Sobran los palmeros. Es tradición que el grupo que sustenta al Gobierno utilice el último turno de palabra para alabar la gestión de quien le manda jerárquicamente. Esa es la labor de Alfonso Alonso con Rajoy, como lo fue en su día para José Antonio Alonso con Zapatero. Un año más se demuestra lo innecesario de esa parte del teatro parlamentario en el que tenemos que escuchar frases como la de Alonso (PP): “La desventaja de ser el portavoz del grupo mayoritario es que uno no puede ser más brillante que el presidente del Gobierno”. Peloteo puro.

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