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El arte de denuncia de los Kabul Knights sacude los estereotipos afganos
Kabul Knights es el primer colectivo de diseñadores gráficos de Afganistán, y su arte de denuncia, que por ejemplo sustituye los cañones de los tanques por clarinetes, se ha convertido en una fuente de inspiración para muchos jóvenes afganos.
Kabul Knights ('Los caballeros de Kabul') lo conforman Azim Fakhri y Wares Fakhri, dos primos veinteañeros que desean promover la lucha por los derechos humanos a través de sus diseños, muy influidos por los grafitis del británico Banksy.
“Los medios de comunicación internacionales han difundido ampliamente los aspectos más negativos de Afganistán, como el subdesarrollo y la guerra, y lo positivo rara vez se presenta”, afirmó a Efe Azim Fakhri en su oficina en el norte de Kabul.
Según Azim, a pesar de las décadas de guerra que ha padecido Afganistán, los afganos no han perdido la energía y la capacidad de ser creativos, y Kabul Knights está ahí para demostrarlo.
En los diseños del colectivo, creados a través de programas de ordenador en los que perfilan dibujos sobre fotografías, pueden verse representadas legiones de mujeres con burka, helicópteros de guerra cargando instrumentos o micrófonos como granadas de mano.
“La paz, que es un sueño para muchos en Afganistán, y los derechos humanos son nuestra principal prioridad y seguiremos pintando hasta que consigamos que la gente se movilice para alcanzarlos”, sentenció Azim.
Para el joven kabulí “nada describe mejor el dolor que el arte y nada persuadirá mejor sobre el talento afgano que una imagen, porque a pesar de las décadas de guerra que ha padecido Afganistán, los afganos no han perdido la energía ni la capacidad de ser creativos”.
En las 150 imágenes producidas hasta ahora por Kabul Knights se muestra -con un estilo marcadamente pop- un Afganistán “soñado” donde la realidad se dulcifica: las granadas de mano son sandías, las metralletas violines y los tanques juguetes para niños.
Aunque los dos primos, Azim y Wares, son naturales de Kabul, vivieron parte de sus vidas en el vecino Irán y no fue hasta 2004, tras la caída del régimen talibán, que regresaron a Afganistán, trayendo consigo la cultura aprendida en el país de los ayatolás.
Wares relató a Efe cómo su primo y él iniciaron en 2008 la aventura gráfica (aunque el nombre de Kabul Knights no llegó hasta 2012) en una pequeña tienda de la capital afgana y remarcó que el proyecto no ha recibo ningún tipo de financiación pública.
Tras la caída del régimen integrista talibán, que supuso un periodo negro para el arte afgano, algunos creadores locales han encontrado más oportunidades para desarrollar su obra, aunque la cultura no ha sido una prioridad del Gobierno.
Kabul Knights mostró su trabajo en público por primera vez el pasado 8 de marzo, durante el Día Internacional de la Mujer, ocasión elegida por muchos artistas para denunciar la precaria situación en la que viven las mujeres en Afganistán.
Entre los diseños de este colectivo, muchos colgados en Internet en su página de Facebook, la mujer ocupa un lugar privilegiado, con obras como la de una chica que tiene la cara quemada por el ácido o la de una joven con el cuerpo desafiantemente desnudo.
“Elegimos Kabul Knights como nombre de nuestro movimiento porque queremos ayudar a las personas sin esperar nada a cambio, (...) ser la voz de los sin voz, los encargados de llevar el mensaje de la comunidad afgana a las otras naciones”, sentenció Azimi.
Este joven aseveró además que “la unidad de Afganistán” es otro de los temas principales dentro de su obra y que desean hacer comprender a todos los afganos que “la mejor opción” es que vivan todos juntos y que dejen atrás sus actuales rivalidades.
El proceso de repliegue de las tropas internacionales en Afganistán se prevé que concluya a finales de 2014 y para muchos afganos -según Azimi- esto conllevará el regreso de los talibanes y más años de guerra.
“Pero cuando sustituimos armas por instrumentos en nuestros dibujos queremos mostrar que si los talibanes vuelven, no lo harán con un espíritu bélico, sino tras una negociación pacífica, porque los instrumentos significan eso: divertimento y paz”, concluyó.
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